Emoción y espectáculo vuelven a ir de la mano en el nuevo filme de J. A. Bayona, "Un monstruo viene a verme", que conmovió en su presentación, fuera de concurso, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y que, según su director, aborda "el miedo que da enfrentarse a la verdad".

"La verdad puede ser muy dura de escuchar", dijo sobre esta cinta, un drama fantástico que adapta la novela homónima de Patrick Ness, acerca de un niño que recurre a su imaginación para afrontar la enfermedad terminal de su madre.

En San Sebastián, Bayona estuvo acompañado por la actriz neoyorquina Sigourney Weaver, que anoche recogió en una gala el premio "Donostia" por su trayectoria y que protagoniza la película, en su primer papel de abuela, junto con Felicity Jones, Liam Neeson (el monstruo) y el niño Lewis MacDougall.

Ambos fueron recibidos con fuertes aplausos en una sala de prensa a rebosar tras la proyección de la mañana.

"Aparte de los motivos obvios, pensé en Sigourney para esta película después de verla en un telefilme como bruja de Blancanieves, que es justo lo que buscábamos para esta historia, aunque luego el personaje tiene otras dobleces", explicó el director de "Lo imposible".

"Un monstruo viene a verme" tiene muchas capas de lectura, una de ellas la reivindicación de la fantasía para entender el mundo real. "La fantasía, las historias, la literatura o el cine son invenciones que nos cuentan la vida de manera más verdadera. La realidad a veces es una sucesión de hechos sin sentido y lo que hacen las historias es tratar de buscarle un sentido", dijo.

La cinta también supone otra vuelta de tuerca en la breve pero fulgurante filmografía de Bayona al tema de las relaciones entre madre e hijo, después de "El orfanato" y "Lo imposible", la segunda película española más taquillera de la historia.

"Es una consecuencia natural del mundo en que vivimos", considera. "Para los mediterráneos la familia es lo más importante y en el centro de la familia está la madre. Aparte, nuestra generación ha estado sobreprotegida por esas madres".

Su altura (mide 1,83) y el papel que le cambió la vida, la teniente Ripley de "Alien" (1979), han marcado la trayectoria de Sigourney Weaver con personajes de mujeres fuertes e independientes, pero incluso ellas tienen "momentos vulnerables", dijo ayer. "Uno de los motivos por los que los directores no piensan en mí para las típicas historias de amor es que soy muy alta", dijo la actriz.