Obispo evangélico, cantante de gospel y exmisionero, el conservador Marcelo Crivella, alcalde de Río de Janeiro, está en el ojo del huracán, apenas dos meses después de asumir el cargo, por anteponer su religión a la tradición del Carnaval. Crivella se ha convertido en el primer alcalde de Río que no participa de la ceremonia inaugural del Carnaval durante su primer año en el cargo desde que se inauguró el Sambódromo, en 1984. Sin atreverse a anunciar abiertamente que rompería la tradición, Crivella se mantuvo en la indefinición hasta que a primeras horas de la noche, cuando ya comenzaban a concentrarse las escuelas de samba en el templo de Sapucai, su secretaria de Cultura tuvo que salir a entregar la llave de la ciudad al rey Momo.