J. B.

El robo de una partitura puede crear el mismo estado de ansiedad que el robo de mucho dinero, seguramente más ansiedad. Le pasó a Aarón Zapico, miembro de "Forma Antiqva", cuando le tocaron en suerte unos "expertos" en mangar cosas. Ladrones finos que se cuelan con sus maletas y bolsos en el hall de los hoteles y arrasan con los equipajes de los que abandonan el hotel. Al grupo le birlaron un par de mochilas. Los cacos se llevaron un botín de una flauta travesera y, lo más importante, la partitura general, justo la misma que tocaron anteayer en el concierto de Oviedo: "Estábamos desayunando en el hotel en Sevilla, con las maletas en el punto de mira. Luego nos explicó la Policía que los ladrones entran con maletas a recepciones y lugares similares y roban los equipajes de la gente que está esperando para irse. Nos robaron dos mochilas. Fueron muy habilidosos. En la mochila de mi compañero había una flauta travesera y partituras. Y en la mía, la partitura de director, la partitura general, además de otros objetos personales".

Cuenta Aarón que por recomendación de la Policía buscaron por contenedores y lugares próximos al hotel por si la habían tirado. Pero nada hizo posible la aparición de la partitura general.

Así que la ansiedad llegó cuando se desplazaron al auditorio de Madrid para tocar la obra "desaparecida". El auditorio estaba lleno: "En la partitura general estaba todo y hubo que tocar en Madrid con toda la tensión de trabajar con una que no era la mía. Era la del 'Oratorio' de José Lidón, dos horas de música. Tocamos medio a ciegas con una partitura que no era la mía, sin mis anotaciones", relata. Tensión al margen, lo que más daño hizo a Zapico fue lo robado: "Tu trabajo, las horas que dedicas a ello; también te roban el aspecto emocional, te roban arte", argumenta.