Esperanza Aguirre, que pasa unos días de descanso en su casona familiar de Pravia, recorrió ayer el tradicional mercadillo semanal en la villa, acompañada de una amiga. La exlíder del PP madrileño se paró en varios puestos de ropa y de calzado, así como de productos asturianos. Pero la antigua "lideresa" apenas hizo unas pocas compras.

Al percatarse de la presencia de LA NUEVA ESPAÑA, Aguirre hizo gala de su humor y se mostró accesible, sin poner ninguna pega a ser fotografiada. "Es una pena no haberlo sabido para haberme puesto mas arreglada", afirmó. Más reacia se mostró Aguirre a comentar la convulsa situación política que atraviesan el país y su propio partido. "Lo siento, tengo el periscopio bajado", afirmó, antes de seguir su paseo por el mercadillo. Al mediodía, la expresidenta de la Comunidad de Madrid retornó a su casa, ubicada en el centro de la villa.

Fuentes del partido en Pravia aseguraron que la expolítica del PP "se encuentra en Pravia desde el pasado lunes", y que su tiempo lo dedica "principalmente a jugar al golf en el campo de la Llorea, en Gijón, y también suele irse a comer con amigos de toda la vida por la zona". Estas mismas fuentes relatan que "el miércoles, estuvo cenando callos con su marido y unos amigos" en un conocido restaurante de la villa.

Algunas de las personas que ayer saludaron a Aguirre durante su breve paseo por el mercado constataron lo bien que le sienta el retiro a la expolítica. "Está mucho más guapa y de mucho mejor aspecto que cuando estaba en política", aseguraba una de las tenderas donde la popular había estado revolviendo trapos.