"Mira a ver si tengo el 'gordu', que la sellé en Posada". Aquella mujer, cabraliega, se lo decía en broma a la titular de la administración de loterías de Cangas de Onís, Eva Ordóñez. Pero acertó: 545.434,81 euros, exactamente, había traído entre manos durante una semana sin saberlo. Suyo era el premio del boleto sellado el pasado día 23 en Posada de Llanes y del que nadie sabía nada. Ni siquiera su propietaria. Mejor dicho, sus propietarios, porque los ganadores son tres. La protagonista de esta historia y sus dos hermanos, vecinos de Cabrales, que gracias a seis números impares, 3, 9, 11, 35, 43 y 45, se embolsarán "un pastón", menos el 20 por ciento que se queda el Ministerio de Hacienda, claro. La primera reacción de la feliz ganadora, llorar nerviosa. De alegría, por supuesto.

El asunto comenzó como sigue: una mujer de Cabrales va a Cangas de Onís, como todas las semanas, entre otras cosas, a sellar unos boletos de primitiva que juega a medias con una hermana y un hermano. Lleva los que selló la semana anterior en Posada de Llanes, porque casualmente aquel día tenía cita con el médico en el centro de salud local. Sólo unos segundos antes otro apostante recordaba que aún no había aparecido el agraciado con el medio millón de Posada de Llanes. La cabraliega entra en la administración tan tranquila, a eso de las nueve y media de la mañana, y entrega los papeles a la lotera.

Primer boleto: premio. "¡Anda mira, tienes 66 euros!, le dice la titular del local. "¡Qué bien! Pues mira a ver si en la otra tengo el gordu que la eché en Posada". Y la máquina dicta sentencia: "Premio mayor, llevar a Delegación". La lotera no da crédito. Acierta a apartar de la cabeza aquella "sorpresa enorme" y le avanza a la clienta su buena suerte. La cabraliega, no es para menos, se agita y la lotera llama a su marido por teléfono: "Ven, porque aquí hay algo gordo".

El hombre llega en unos minutos y la lotera se lleva a la cabraliega a la oficina para así evitar el trasiego de gente. La sienta en una silla. La feliz ganadora, muy nerviosa, pregunta varias veces: "pero, entonces, ¿cuánto es?". Se echa a llorar. "Tranquila, tranquila, que no pasa nada", intenta calmarla Eva Ordóñez. "Pero cuánto es?, vuelve a preguntar. La lotera le dice la cantidad que ha ganado y sigue intentando calmarla. Está en "shock", pero se tranquiliza poco a poco, e incluso contará a algunas personas presentes en la administración su buena suerte.

Al rato sale con la dueña del establecimiento, hacia el banco. "No podía dejarla ir sola con todo ese dinero en la mano", señalaría horas más tarde Eva González. En la oficina bancaria dejó la lotera a la afortunada apostante, que, a continuación, se marchó a su pueblo, donde con toda seguridad compartiría la alegría con sus socios y hermanos y con sus vecinos y amigos.

En Cangas y en Cabrales empieza a oírse a media mañana el rumor de que ha aparecido la persona "del premiu gordu". Versiones, mil. La intriga de los últimos días por la ausencia de noticias del destino del dinero da paso al interés por conocer la identidad de los suertudos jugadores. También llegan los ecos a Posada de Llanes, donde se había sellado el boleto agraciado, de tres apuestas, en la administración que regenta Gloria Blanco.

Pero, ¿y la lotera canguesa, Eva Ordóñez? Pues estaba ayer "muy contenta, como si hubiera ganado el premio ella misma. "Una ilusión tremenda, porque mi trabajo es dar premios. De hecho aquí casi todos los meses damos algún premio de 2.000 o 3.000 euros, pero nunca habíamos comprobado un boleto con semejante cantidad", añadió la titular de la única administración de loterías de Cangas de Onís.

Los tres hermanos cabraliegos acertaron los seis números de la combinación de la primitiva, y sólo fallaron el reintegro. Lo acertó alguien en Burgos. Y se llevó por ello más de 46 millones.