El casoplón de 600.000 euros de los Montero-Iglesias en Galapagar sirvió ayer para que políticos de pelajes ideológicos diversos explorasen todas las fórmulas posibles para devolver al líder de Podemos y a la portavoz parlamentaria todo aquello de "los de arriba y los de abajo", el "asalto a los cielos" o su versión sobre los fines sociales de la propiedad privada. Arrecia la crítica por incoherencia, desde la Junta General del Principado hasta el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por Podemos, mientras la formación morada mantiene un tenso perfil bajo.

Del aluvión de reproches por la inversión inmobiliaria de la pareja que forman Pablo Iglesias e Irene Montero, se retiró ayer, eso sí, la marca asturiana de Podemos, que prefirió callar. Optó por lo que el portavoz socialista en la Junta, Marcelino Marcos, interpretó como "un silencio cómplice", a su juicio también "como una manera de trasladar malestar ante un hecho que debería ser normal, pero que ha tenido trascendencia pública por ser ellos quienes son, los que han venido a asaltar los cielos", o los que en Asturias "decían lindezas dirigidas al presidente del Principado y a su patrimonio". Arrimando la polémica de Galapagar a la zona residencial de Gijón, el socialista no perdió la oportunidad de citar al secretario general de Podemos Asturias, Daniel Ripa, y sus referencias al "chalé de Somió" de Javier Fernandez: "Cada uno puede hacer con sus recursos lo que considere oportuno", afirma; "el problema viene cuando estas decisiones las toman personas que han prejuzgado a otras que tienen la misma legitimidad para hacer con su dinero lo que quieran".

Las palabras de Pablo Iglesias rebotan también cuando el secretario de organización de IU de Asturias, Alejandro Suárez, entiende que sin perjuicio del respeto a las decisiones del ámbito privado el asunto plantea dos cuestiones de calado político: "Quienes trajeron lo de los de arriba y los de abajo deben responder sobre cómo se puede defender a los de abajo viviendo muy arriba y sobre si es legítimo, ético y respetuoso vivir muy arriba cuando el cien por cien de tus ingresos proviene de la defensa de los de abajo". Menos locuaz, el coordinador federal de IU y diputado de Unidos Podemos Alberto Garzón, que se limitó a decir en Gijón que "no me incumbe". La diputada asturiana de Podemos Sofía Castañón se remitió a las explicaciones de los implicados.

La portavoz del PP en la Junta, Mercedes Fernández, sacó el tema con media sonrisa en el pleno de ayer, y a calzador durante una pregunta sobre el impuesto de sucesiones confundió Galapagar, en la Sierra de Guadarrama, con Somosaguas, zona residencial de lujo en Pozuelo, pero "lo mismo me da", dijo antes de referirse a los que "son ahora devotos de los fines sociales de la propiedad privada del artículo 33 de la Constitución". A la presidenta de Foro, Cristina Coto, no le sorprende. "Era cuestión de tiempo", afirma, "porque el populismo es eso, engaño. Iglesias y Montero ya han asaltado el cielo que prometen a sus votantes", remata.

"Decir una cosa para los demás y hacer otra" es también una definición de populismo a juicio del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, pero el panorama después de la publicación de la compra del chalet no fue ayer sólo crítica fuera y silencio más o menos elocuente dentro de Podemos, donde como mucho se escucharon ayer variantes del "cada uno hace con su dinero lo que quiere. Desde el interior de la organización, el alcalde de Cádiz, José María González, "Kichi", dio voz al temor a la factura política que pueda traer consigo el chalet y arremetió con dureza contra sus compañeros de partido. El código ético de Podemos, dijo ayer, "no es una formalidad", sino "el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones y supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo". Por eso, remata, "ni lo he pensado ni quiero dejar de vivir y criar a mis hijos en un piso de currante en el barrio gaditano de La Viña".

La asturiana Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, observa también pecados de "incoherencia" y afirma que Iglesias y Montero "han puesto tan alta esa superioridad moral con la que intentaban arrojar al resto de partidos que ahan sido presos de sus propias palabras".