Ringo Starr desembarca a sus 77 años en Europa con una nueva gira con la que pondrá los pies en España por primera vez desde la histórica visita de “The Beatles” en 1965, algo que el batería no ha olvidado del todo pese a aquellos días de locura de juventud “en la mejor banda del planeta”.

“Me temo que en esos tiempos yo era un chiquillo y que estaba de gira. Me suena que fuimos a una corrida de toros y que me volví vegetariano ese día”, dijo el músico con tono de sorna en París, donde anoche arrancaba su “tour”. El británico comenzará su gira española el 26 de junio en Barcelona como parte del GuitarBcn 2018, en formato anfiteatro. Más multitudinario será su concierto en el WiZink Center madrileño del día 28, al que seguirán otras citas en el Coliseum de La Coruña el 29 y el 1 de julio en el palacio Euskalduna de Bilbao para cerrar un inexplicable lapso de 50 años sin actuaciones en el país.

“No sé por qué ha pasado eso, yo no me encargo de confeccionar los tours, pero sí que es raro. Son muchos los seguidores españoles que en todo este tiempo me encontraba y que me preguntaban cuándo iría. Bueno, pues voy ahora y estoy muy emocionado”, dijo. Será también su primera gira europea desde 2011. Más aún, la primera desde que respaldara el resultado de la votación del “Brexit”. “Yo no estaba ni en el país cuando sucedió, pero eso es la democracia. Mucha gente murió en el pasado para que pudiéramos tener derecho al voto, pero ahora hay otra mucha gente que se muestra disconforme con ese voto. No lo comparto. Lo que apoyo es a la gente que salió a votar y su decisión”, afirmó.

Nacido como Richard Starkey (Liverpool, 1940), el ex Beatle probablemente más discutido se ha pronunciado personalmente sobre la que considera su mayor contribución a la música.

“Toco de manera emocional. Tuve suerte de comprarme mi primera batería sin tener ni idea y eso me hizo diferente... Y además soy un ser humano encantador”, bromeó minutos después de confesar ante el resto de medios que, de poder elegir entre la gloria del solista o los platos, siempre elegiría lo segundo.

Y a la pregunta sobre si nunca en estas casi seis décadas de carrera ha acabado harto de la industria musical, contesta: “No formo parte de la industria musical. Soy un músico al que le encanta tocar y así ha sido siempre”. Lo demuestra con sus casi 78 años y recién publicado su decimonoveno disco de estudio en solitario, “Give more love” (2017), sin dar muestras de fatiga.

“Me siento bendecido por poder tocar aún y porque se hiciese realidad el sueño que tuve a los 13 años, que era ser músico, algo que conseguí a los 18, y en la mejor banda del planeta”, afirma sobre el cuarteto mítico que conformó junto a Paul McCartney y los fallecidos John Lennon y George Harrison.

No pudo dejar de sentir cierta tristeza en la reciente ceremonia en la que fue investido Caballero del Imperio Británico. “Recordé que la última vez que estuve allí en una situación similar éramos cuatro”, subrayó Starr, que en su último disco ha vuelto a colaborar con el otro Beatle superviviente.

Starr se enfrentó a un momento ligeramente peliagudo en la rueda de prensa cuando se le ha preguntado por la posición de Roger Waters, contrario a que los músicos actúen en Israel, país en el que él ofrecerá dos conciertos próximamente.

“Hay mucha gente en contra y a favor, pero yo no soy un político y lo que quiero es predicar paz y amor por todo el mundo”, señaló, con sus dedos índice y corazón en forma de “v”, reproduciendo el signo antibelicista por antonomasia.