Hace años fueron las heladerías las que se pusieron de moda; le siguieron las yogurterías; casi al tiempo despegaron las tiendas de zumos y batidos y ahora puede que no tardando llegue a Asturias el "tirón" de los cereales saboreados en público. Al menos en las principales capitales españolas hace meses que compiten en el sector hostelero las cafeterías-tienda donde lo que hay que decidir es con qué tipo o marca de cereales -pueden ser cientos y procedentes de todas las partes del mundo- llenas tu tazón, y qué bebida lo acompaña.

La novedad de esos negocios, aglutinados aunque sea erróneamente bajo el paraguas de la comida sana, no hace sino insistir en una senda por la que hace tiempo que transitan los españoles -importada de otros países, principalmente EE UU- y es la entrada en las alacenas de las cocinas patrias de variedades y más variedades de cereales con colores, formas, texturas y añadidos casi inverosímiles. Todos pensados para competir en el desayuno con lo más clásico: las galletas.

Ya son pocos los que dudan de la importancia del desayuno -dicen muchos que la comida más importante del día-. Una ingesta con la que se "rompe el ayuno de la noche y se reponen los niveles de glucosa" que el cuerpo necesita para activarse. "Con el desayuno propiciamos que se inicie un ritmo metabólico más acorde con nuestros horarios de comidas y de sueño. Funcionamos mejor, tenemos mejor rendimiento y gastamos más energía. Salimos de esa especie de hibernación que se produce en las horas de descanso. Las hormonas del estrés y la insulina son muy sensibles a la rutina alimenticia. Desayunar correctamente evita el coger peso y ayuda a adelgazar en caso de necesitarlo", sostiene la nutricionista Laura Pire.

Y si primero los cereales se asociaron a las comidas de los niños y los deportistas, ya hace tiempo que la línea se desdibujó y el objetivo comercial de los cereales es toda la población: la infantil, la juvenil, la que hace dieta, la que no, la deportista, la sedentaria...

Entrados al juego, cómo se empieza mejor el día ¿desayunando cereales o galletas?

El doctor Jesús Bernardo no se esconde: "Cereales por encima de todo. Las galletas por lo general tienen más calorías, más azúcares refinados, mientras que en el caso de los cereales, aunque es cierto que los hay de muchos tipos y algunos son auténticas bombas, podemos encontrarlos más acordes a lo que necesitamos". Esa es su tesis: la de valorar qué es lo que necesitamos. "Todo dependerá de la persona. De si está en su peso, o no. Si es deportista o sedentario, si es un niño que necesita estar despierto y activo en el colegio...". Y pone un ejemplo: "Para un deportista unos cereales que lleven contenidos en hidratos de carbono de absorción rápida, tipo muesli con frutos secos, pueden ser buena alternativa. Para alguien sedentario pueden ser una alternativa que engorde muchísimo".

Para la nutricionista Laura Pire "lo importante es la procedencia del cereal que construye las galletas o los copos de desayuno. Cuanto más parecidos al cereal original, sin refinar, mejor". Es decir que "unas galletas de centeno con aceite de oliva y azúcares saludables como la panela o el azúcar moreno auténtico son más saludables que unos cereales de 'caja' de colorines y muñequitos que tienen un 30% de cereal y encima refinado. Es una cuestión de pureza y calidad", sostiene, al tiempo que se apresura a matizar que en el debate galletas-cereales sólo estamos hablando de formas de comercialización distintas ya que "todo son cereales, como el pan fresco, de molde, bizcocho integral, tortilla de maíz o pan ácimo tipo pita, cereales solubles para mezclar con leche... es como quienes hablan del pan normal o el de cereales, como si el trigo no lo fuera". Pire se decanta también por los cereales frente a las galletas, pero por una cuestión: "porque es más fácil conseguir cereales auténticos que unas galletas de gran calidad, aunque también las hay. Digamos que en la variedad está el gusto". Aunque las urgencias vitales llevan a esta nutricionista a comprender que "a veces es un buen recurso tirar de unos 60 gramos de galletas, porque es más fácil y rápido que prepararse esos cereales".

Los expertos coinciden en que en este debate lo importante es tener claro que los cereales comercializados para su consumo fácil pueden pecar, con mucha facilidad, de llevar cantidades excesivas de azúcar que los convierten en auténticas chucherías, con el inconveniente de tener un halo saludable que confunde.

Y siempre hay alternativas. Shafikah Khalil Perea, licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos que ejerce de asesora en nutrición, reseña que "el típico desayuno de zumo con cereales, galletas y leche", con el que han crecido muchas generaciones "se ha visto que está generando problemas de sobrepeso y obesidad porque todos esos productos son muy industriales. Entre galletas y cereales no me quedaría con ninguna de las dos alternativas. Estamos hablando de dos productos refinados. Puedes desayunar un huevo, lentejas, humus, copos de avena, pan integral... las galletas son tan bollería como un cruasán. Son productos que contienen harinas refinadas, azúcares y grasas. Incluirlas todos los días en el desayuno no es lo más adecuado", sostiene. Y, además, "el zumo, los cereales o las galletas nos producen un mayor pico de glucemia y mayor vaciado gástrico que hará que comamos más cosas. Así que entre zumo o fruta, lo mejor es fruta; y cuando consideremos cereales, el humus es muy fácil de hacer con garbanzos y crema de sésamo y es mucho más provechoso".