Corao (Cangas de Onís),

M. J. IGLESIAS

Pablo Pérez Jambrina y su mujer, Marta Alonso, dieron un giro radical a sus vidas hace un año y medio cuando dejaron un negocio de hostelería en Arriondas para instalarse en Corao, Cangas de Onís, y hacerse agricultores. El balance de estos dos «neorrurales» asturianos no puede ser mejor, incluso han ampliado el negocio, algo llamativo en tiempos de crisis. En verano recogerán las primeras cosechas de arándanos y fresas que ya tienen apalabradas y vendidas. El negocio va viento en popa.

Los primeros 500 kilos de arándanos, plantados en diciembre de 2010, a unos siete u ocho euros el kilo, se venderán en España. Cuentan con una superficie total de 14.000 metros cuadrados. En el futuro, a medida que las recolecciones vayan aumentando, empezarán a exportar.

Cada kilo de fresa -que no fresón- cultivada en 1.300 metros cuadrados, alcanzará los 4 euros, un precio alto que, según Pérez, responde a una fruta de alta gama.

El único problema con los arándanos son los inicios, en los que es necesaria un poco de paciencia hasta que comienzan a producir en un plazo de dos años. Ambos cultivos son ecológicos. El sistema permite emplear poco abono, lo que ralentiza la llegada de los frutos. Al matrimonio no le importa. «Lo importante es lograr una buena calidad», señala Pérez.

También se muestra convencido de que los consumidores cada vez solicitan más productos locales. «No se trata de meter en una tienda tarrinas, esto algo más selecto», señala. En junio colocará túneles en la finca, para proteger el cultivo de las rociadas de agosto. De lo contrario la recolección se complica.

Pablo Pérez explica que las fresas cuentan con una demanda creciente, aderezada por el hecho de que se recolectarán cuando dejan de producir los invernaderos de Palos de la Frontera y Lepe (Huelva), donde se concentran las mayores plantaciones de España. «Las fresas tienen muy buena salida. La gente quiere diversificar, está un poco cansada del típico fresón que no tiene tanto sabor», indica.

La planta de fresas procede de viveros de la zona de Huelva y es más fuerte que la que se cultiva en el Sur -donde las plantaciones son hidropónicas, sin tierra- para que aguante las condiciones de los terrenos asturianos. La alianza con una empresa cántabra ha permitido crear los cauces idóneos de comercialización.