Esteban López-Escobar (Valencia, 1941, pero «asturiano desde los seis meses»), culmina sus «Memorias» para LA NUEVA ESPAÑA con su actividad como catedrático de Opinión Pública recién jubilado en la Universidad de Navarra.

Relaciones exteriores.

«En 1972 comencé con la asignatura de Teoría de la Comunicación, hasta que el decano me propuso hacerme cargo de Opinión Pública y le dije que de acuerdo, pero no por un año o dos, sino hasta mi jubilación, por decirlo así. Y han sido cuatro décadas dedicadas a esta materia, que me llevaron también a abrir un frente de relaciones en el extranjero, porque pensé que en España todavía las cosas que se hacían eran embrionarias. En 1976 voy a un primer congreso de la Asociación Internacional para la Investigación en Medios de Comunicación (IAMCR), y allí empecé a encontrar a los autores que yo había leído y estudiado, como George Gerbner, decano mítico en la Universidad de Pensilvania, que después me invitó a un seminario sobre su teoría del cultivo, que aplicaba a las series televisivas de ficción, y fundamentalmente en los temas de la violencia. Más tarde tuve presencia en la Asociación Mundial de Investigadores de Opinión Pública (WAPOR), donde me presenté como candidato para el consejo, pero mi rival era extraordinario, un mito, Warren Mitofsky, el inventor de las encuestas a pie de urna para la CBS; pero me eligieron para ese consejo y después llegó un momento en el que Manuel Martín Algarra, mi sucesor en Teoría de la Comunicación en Pamplona, me animó a presentarme a la presidencia. Consultó con algunos de nuestros conocidos: Wolfgang Donsbach, de Dresde, que viene casi todos los años a Navarra, o Marshall McCombs y David Weaver, desarrolladores de la teoría de la «Agenda setting». Fui elegido dos años vicepresidente, dos presidente, y dos de postpresidente; pero hace unos años el médico me dijo que cerrara ventanas, como en el ordenador, y me vino bien concentrarme en menos cosas, entre ellas, el cincuentenario de la Facultad, en 2008».

Cuatro invitados.

«Cuando presentamos en Madrid el libro del cincuentenario de la Facultad quise que estuvieran determinadas personas. Antonio Fontán, que fue quien puso en marcha el Instituto de Periodismo. Él era entonces un catedrático de Filología que había entrado en las lides periodísticas fundando las revistas "La actualidad española" y "Nuestro tiempo", o como director del diario "Madrid". La familia Fontán también fue accionista de la SER. Segundo, una mujer de la primera promoción, Covadonga O'Shea, creadora de "Telva" y del Instituto de Estudios de la Moda en Madrid, una mujer de mucho talento. Tercero, Iñaki Gabilondo, al que yo conozco desde el curso 62-63. Y cuarto, un asturiano, Jesús Martínez de Rioja, ex director de "Expansión" e hijo del también periodista Eugenio de Rioja».

Sin melancolía.

«Me despedí en mi última clase con un poema que había escrito en 1979 al final de unas sesiones del American Seminar Studies. La última parte de ese poema, combinada con unos versos de Wordsworth, la utilizó Pedro J. Ramírez en el homenaje que me hizo la Universidad hace unas semanas. "Recordad a aquellos que estuvieron hora tras hora, día tras día, codo con codo, con vosotros; tesoros escondido aún por descubrir; aquellos que vinieron de tantas partes para estar con vosotros y pensar y reír; pero no os quedéis en el pasado; sentid la nostalgia del futuro e id adelante con la ayuda de Dios y la compañía de los hombres". Una vez una alumna me dijo: "Me encanta tu método porque ahora, cuando se encuentra uno con una persona de cierta edad, todo es melancolía, pero aquí no". Lo que me admira es que en esta Facultad, después de más de 50 años, sigue siendo una referencia muy buena en la profesión. Me ha llamado siempre la atención que entro en una redacción y me engancho cada dos por tres en abrazos».

El último lector.

«Hace un tiempo le mandé a Pedro J. Ramírez una información de "The Guardian" en la que decían que se habían planteado seriamente pasar a periódico sólo "on-line". Y Pedro J. me contestó que todo va a una velocidad tremenda, que asusta. Llevo años hablando (y para eso McLuhan me sirvió mucho) de la irreversibilidad tecnológica. Paseas por este campus y lo que ves es una chica con su móvil, un chico con su móvil, un paseante con su móvil y su perro... O con las tabletas. Y no digamos nada del ipad más pequeño. Los jóvenes han crecido en ese clima; sus padres les han regalado un móvil prácticamente desde que los destetaron. No tiene sentido pelear contra ello. Philip Meyer, profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte, autor de "Periodismo de precisión", y más recientemente de "The vanishing newspaper", aseguró que el último lector de periódico en papel desaparecerá en 2043. Lo dijo hace cinco o seis años y, la verdad, ¿qué sentido tiene talar seis hectáreas de bosque cada domingo para imprimir "The New York Times"?».

Libertad y flexibilidad.

«Hace 30 años yo decía, y ahora más, que hay dos instituciones que están preparadas para el futuro: la Universidad y las agencias de información, porque en último extremo son materia gris y no están cargando con una fabrica detrás. Hay en ambas libertad y flexibilidad, y las agencias de noticias, en el fondo, pasarán a ser servidores finales, no intermediarios. Antes era un periódico, una Embajada, un Gobierno, el que pagaba por sus servicios, pero todo eso va a cambiar. Es difícil ahora mismo pensar en el modelo de negocio de futuro en la comunicación y decir "ya está", y que vaya a durar medio siglo. De repente lees un informe que asegura que hay que conquistar al lector joven. Lo que hay que hacer es pensar, y no sólo en soluciones para mañana; pero lo que ocurre es que nadie sabía, y todavía no se sabe muy bien, cómo se gana dinero con este asunto de internet, pero creo que hay que olvidarse un poco de los grandes negocios y ser más modestos. Es decir, insistir en la dimensión de determinados servicios, y ahí tendrán su importancia las pequeñas y medianas empresas de comunicación. Recuerdo a aquel director americano que contaba cómo habían llegado unos nuevos gestores al periódico y no hablaron nada de contenidos, sólo de la pasta. Y este director se marchó».

En Harvard.

«En 2003, durante una estancia en la Kennedy School de Harvard, mantuve entrevistas con unos 20 responsables de televisión por cable y convencional, agencias de noticias, periódicos y revistas. La mayoría se mostraron optimistas con el futuro. Estuve con el director de "Newsweek", y me habló de que los semanarios no tendrían problemas. "Newsweek" ha cerrado su edición impresa. Hablé también con el subdirector del "USA Today", que me explicó cómo el 70 por ciento de los gastos de su periódico eran de producción material y distribución. Por eso vuelvo a que miras a tu alrededor y lo que tiene la gente en la mano son pantallas. Es absurdo intentar frenar ese desarrollo. El papel no desaparecerá, creo, pero será difícil tener grandes negocios enormemente rentables. El "on-line", el teléfono y las pequeñas pantallas nos han cambiado la vida y la comunicación. Nuestros hijos y nietos son intuitivamente nativos digitales».

Cambio demográfico.

«No he vivido directamente elecciones presidenciales de EE UU, pero entre pitos y flautas he estado en ese país unas 30 veces (en Harvard la más extensa, durante un semestre), y en veintitantos estados, y he seguido esas elecciones, sobre todo, las cuatro últimas, y he aprendido varias cosas, como no limitarme al "Washington Post" o a "The New York Times" y a sus encuestas, o a las de la CBS, sino acudir a ciertas bases de datos, demócratas o conservadoras, o a páginas web ("Realclearpolitics", "Drudge Report" -muy conservador-, "The American Presidency Project", etcétera). Mi teoría en opinión pública es: "No pienses sólo lo que estamos diciendo; piensa en qué está pasando para que digamos lo que estamos diciendo". Captar lo que bulle debajo. Además de ello, hay que seguir las finanzas de cada campaña y la inversión en publicidad o las estrategias para encontrar los puntos vulnerables del contrario. También hay que fijarse en hechos como el censo de EE UU de 2010, que reveló el cambio en la demografía del país: crecieron los habitantes de los estados republicanos, pero con votantes demócratas, por ejemplo los latinos que han votado a Obama».

Tesis y humor.

«Ahora, ya jubilado, quiero escribir mi tesis doctoral en comunicación, que si Dios me da salud, energía y entusiasmo quiero dedicar a la pseudocomunicación. He usado en clase "Otelo" de Shakespeare, porque en realidad es un gran ensayo sobre la pseudocomunicación. Generaciones de estudiantes han leído y discutido conmigo "Otelo" o "Un enemigo del pueblo", de Ibsen, gran tratado sobre la opinión pública. A veces, cuando hay temas que no están tratados con suficiente profundidad en monografías, hay que acudir a los artistas. La vida en el Opus Dei, desde 1957, me ha dado unidad de vida, una expresión que escuché por primera vez en un centro de la Obra. Es decir, una conexión entre todas las facetas de tu vida, en lugar de un desgarro: por aquí va mi fe, por allí mi profesión, o por allá otras cosas. De repente te das cuenta de que el meterte en la vida de Jesucristo te conduce a que todas las cosas de la vida sean oportunidades de encuentro con Dios. Y segundo punto: lo que yo ahora llamaría el "apostolado del buen humor". Mi encuentro con el fundador del Opus fue con una persona divertida, alegre y enormemente sobrenatural. Se estaba con él maravillosamente bien».