El socialista Luis Fernández Garay, jubilado de la mar y hasta ahora concejal de Medio Ambiente, se convirtió ayer en el cuarto alcalde de Cudillero en lo que va de mandato y en el tercero desde que, hace ahora un año, Francisco González pusiera fin a dos décadas al frente del Consistorio pixueto para hacer carrera como diputado regional, cargo del que ha dimitido por sus problemas con la justicia; pero la investidura de Garay en un bronco Pleno en el que no faltaron duras descalificaciones entre los concejales -ni tampoco increpaciones por parte del público, mayoritariamente socialista, a los portavoces de la oposición y a trabajadores de los medios de comunicación- no garantiza el final del particular culebrón político en el que está inmerso Cudillero. PP y Foro, que suman 5 concejales, frente a los 8 que marcan la mayoría absoluta, estudian recurrir el nombramiento de Fernández Garay.

La oposición sostiene que la renuncia a ser candidato que el entonces edil, como el resto del Grupo Socialista, presentó hace cuatro meses para dejar vía libre a la designación de Ignacio Fernández como regidor, tumbada posteriormente por el Tribunal Constitucional, sigue todavía vigente. Por tanto, la investidura de ayer sería ilegal. El flamante alcalde, por su parte, reconoció que el cambio de postura fue «complicado», pero que lo hizo por un «ejercicio de responsabilidad» y debido a que «las cosas han cambiado por la sentencia del Tribunal Constitucional».

La visión de Foro y PP difiere sustancialmente de la expuesta por la secretaria de habilitación nacional designada por el Principado para interpretar el fallo del Constitucional, ya que la titular de Cudillero se encuentra de baja médica. La letrada leyó al inicio del Pleno un informe en el que sostiene que la renuncia de todos los ediles del PSOE a ser candidatos a la Alcaldía en favor de Ignacio Fernández se formalizó por registro y sin que se sometiera a la necesaria consideración del Pleno. Además, afirmó que la jurisprudencia establece que estas renuncias no son definitivas.

A partir de ahí, la edil socialista Nuria Álvarez, alcaldesa en funciones, preguntó al resto de concejales de su grupo si alguno daba marcha atrás en la renuncia. Sólo Fernández Garay, que ocupaba el número 6 de la lista municipal para los comicios de mayo de 2011, contestó afirmativamente, quedando, así, autorizada su candidatura. También la presentaron el forista Juan Garragal y la popular Carmen Pérez, cuyas intervenciones fueron interrumpidas continuamente por parte del público. Finalmente, una vez decidido que la votación se realizara a mano alzada, Garay fue elegido alcalde, con los votos de 7 de los 8 concejales del PSOE, ya que una edil no acudió a la sesión por estar de baja médica. Foristas y populares votaron en contra del aspirante socialista y, a continuación, apoyaron a sus respectivos candidatos.

Tras prometer el cargo y recibir de Nuria Álvarez un bastón de mando que ya ha pasado por cuatro manos en un par de años, animado por los aplausos de sus compañeros y de la mayor parte del público, Garay tomó la palabra para ofrecer un breve discurso. Visiblemente nervioso, se arrancó con un agradecimiento a Ignacio Fernández, de quien ha sido uno de los más directos colaboradores, por los «meses de trabajo intenso, soportando vejaciones e insultos». El flamante regidor prometió «trabajo para acabar la legislatura» y «espera» que «esta nueva etapa no sea tan sucia», para lo que, según aclaró posteriormente, sólo debe cambiar la oposición. El secretario de organización de la FSA, Jesús Gutiérrez, que siguió el Pleno en primera fila de las sillas del público, sentado al lado de Francisco González, también culpó de la crispación a Foro y PP. Además, el «número dos» de Javier Fernández en el partido dijo que la elección de Garay permite que el concejo pixueto «recupere la normalidad democrática», que, en sus palabras, «si no ha existido no es por culpa del PSOE»

La pacificación y normalización política de Cudillero no parece sencilla de lograr, a la vista de lo acontecido en el Pleno de ayer, en el que el propio Garay insultó gravemente a la portavoz del PP y luego reconoció que había «perdido los papeles». Las intervenciones de Carmen Pérez también alcanzaron una notable agresividad verbal, mientras que el casquista Garragal se mostró mucho más moderado.

La portavoz del PP afeó a González y a Gutiérrez que siendo «quienes provocaron el incendio vengan hoy disfrazados de bomberos». Luego, increpada por el público, añadió que el informe que permitió la elección de Garay fue realizado «a la carta y a última hora» y comparó a Ignacio Fernández «con una hiena» por reírse de una parte de su intervención. Pérez hizo votos para que la «dignidad política vuelva a Cudillero».

Terminado el Pleno, en el que la Plataforma Por la Democracia en Cuideiru apenas se dejó notar, la tensión se trasladó al exterior. Francisco González estuvo a punto de llegar a las manos, e Ignacio Fernández se despidió con una «peineta».