Gijón, R. G. / A. R. / R. V. / P. T.

Sólo una tragedia como la ocurrida podía apagar el vitalismo de "las Medio". "No puede ser que les haya pasado a ellas", se repetía ayer entre los círculos más cercanos a medida que se iba conociendo el suceso. Porque es así, con ese concepto de matriarcado, como se iba transmitiendo por todos los rincones de Gijón la desolación por un drama que sacudía a la familia Medio Bozmediano.

En el centro, como pilar de ese matriarcado y también del desastre, estaba María José, Majo para todos los amigos. Enfermera de profesión, separada por dos veces y persona optimista e inquieta de vocación, que era una piña con sus tres hijas -las tres fruto de su primer matrimonio-: María, Almudena y Lola. Una piña a la que se habían sumado en feliz compañía sus yernos, Ignacio -Nacho- Fuentes, Luis Fidalgo y Luis Fuentes, y sus cinco nietos: Santiago, Carmen, Manuela y los dos supervivientes.

Y precisamente porque siempre parecía poco el tiempo que tenían para disfrutar de ese núcleo familiar, María José cumplía, desde hace tiempo, la tradición de hacer por Reyes a la familia un regalo muy especial: un fin de semana para pasarlo juntos, celebrando efemérides. Para ello elegía algún punto de España a medio camino entre Gijón y Madrid, ya que en la capital estaba establecida desde hace años la hija menor.

Así que, tras cuadrar las fechas que les venían bien a todos, el viernes fueron llegando escalonadamente a la casa rural Ribera de Arlanza, en la localidad burgalesa de Tordómar, para pasar su fiesta familiar. Ni siquiera importaba ya que María José estuviera aún algo limitada por una rotura de calcáneo, lo que la mantenía de baja laboral desde hace algunos meses. De lo ilusionada que estaba con esa salida había informado, precisamente Majo, a las amigas con las que se citó el jueves en un restaurante de Oviedo. Porque María José, como sus hijas, siempre tenía algo que celebrar con alguno de los muchos grupos entre los que las cuatro repartían su tiempo.

Pero la fiesta fue demasiado corta. A primera hora de la mañana de ayer, agentes de la Guardia Civil se personaban en Deva. Una parroquia de la zona rural gijonesa muy vinculada a la familia. Allí residen el hermano de María José, el ingeniero agrónomo Faustino Medio; su hermana Francisca -Pancha- Medio, y también allí está el negocio familiar, La Ermita de Deva, el primer hotel rural abierto en Gijón, impulsado por Luisa, la hermana mayor de Majo -con la que la fallecida vivía en el centro de la ciudad- y que, en la actualidad, regenta su hija Mara.

El Ayuntamiento de la mayor ciudad asturiana decretó ayer tres días de luto oficial por el devastador suceso y El Molinón guardó un minuto de silencio por la familia y por un matriarcado, el de las Medio, que ayer quedó truncado.