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La lista de perceptores, publicada en la web del Ministerio desde el pasado día 1

Los ganaderos asturianos cobrarán este año un total de 37,5 millones de euros correspondientes a las ayudas de pago único de la PAC (Política Agrícola Común), es decir, el importe básico de las subvenciones, que pierden un millón de euros anual respecto a las mismas partidas correspondientes al año 2013, que ascendieron a 38, 5 millones.

Hay menos dinero y también menos beneficiarios. En la región descienden a su mínimo histórico, con un total de 10.633 integrantes en la lista, 161 menos que el ejercicio anterior. Las cifras reflejan el progresivo declive de la actividad ganadera, a pesar del auge del campo como alternativa, en tiempos de crisis económica.

El sector agrario está preocupado, y no es para menos. Los recortes presupuestarios en las ayudas, comunes a la mayoría de las comunidades españolas, confirman los temores de la Administración regional y desdicen las promesas del anterior ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, quien, antes de dejar el cargo para ser eurodiputado y comisario europeo, aseguró que Asturias no padecería pérdidas.

Y el caso es que las restas en los subsidios no han hecho más que empezar. Las ayudas de 2014 que se cobran este año se inscriben en el nuevo presupuesto para el periodo 2014-2020, pero aún no aplican los nuevos requisitos de cálculo, lo que hace temer a los ganaderos que los recortes que se avecinan serán aún más drásticos.

Una de las razones es que el modelo de aplicación de la Política Agrícola Común 2014-2020 aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy no ha tenido en cuenta algunas de las peticiones realizadas desde Asturias para que los pagos vinculados a la producción, destinados a complementar las ayudas básicas, llegasen al tope permitido, el 15%, y que la ganadería de montaña tuviese un tratamiento específico como sector estratégico.

Finalmente, el Ministerio de Agricultura no ha tenido en cuenta las zonas que tienen limitaciones para la producción, como las áreas de montaña, cuando la PAC permitía un apoyo mayor en los pagos acoplados a este tipo de explotaciones. El Ministerio ofreció a todas las comunidades 93,5 millones para compensar la leche, 40 millones para cebos de terneros y 188 millones para vacas nodrizas. Asturias pidió en su día que no se repartiesen de manera plana y que tuviesen en cuenta las singularidades. No se consiguió. La consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, nunca ha compartido la propuesta de aplicación de la nueva PAC planteada por el Ejecutivo central, al entender que no da prioridad a los sectores productivos y a la creación de empleo en el medio rural, desaprovechando así la oportunidad de destinar fondos para la consolidación de un sector primario moderno y competitivo. Los datos avalan ahora el escepticismo del Ejecutivo regional.

Hasta ahora, el sector lácteo ha mantenido un nivel de ayudas superior al de la carne. En comarcas donde conviven ambas producciones, por ejemplo la franja costera o municipios suroccidentales como Tineo, se acentuarán las diferencias. Las subvenciones europeas son mucho más que un complemento a la renta de los ganaderos del Principado. En muchos casos superan el sesenta por ciento de los ingresos de las explotaciones asturianas.

A partir de este año, para el cálculo de las ayudas que se pagarán en 2016, el valor medio de la subvención por hectárea en cada comarca se conseguirá haciendo una media entre los receptores y las ayudas que perciben. Se asignarán más recursos a quienes estén por debajo de la media, hasta alcanzar en 2019 el sesenta por ciento del valor medio de la comarca, y se recortará a quienes superen ese promedio, hasta perder un máximo del 30 por ciento de los fondos al final del periodo. En su conjunto, la financiación de la PAC oscila entre 55.000 y 60.000 millones de euros al año, cantidad relativamente modesta y que está descendiendo en relación al PIB comunitario (0,54% a principios de los años noventa; 0,43% en 2004 y 0,33% en 2014). El coste de la PAC supone que cada ciudadano europeo contribuye a su financiación con 2 euros a la semana, aproximadamente el coste de un kilo de manzanas.

Si se tiene en cuenta que gracias a ese esfuerzo se garantiza un suministro de alimentos sanos y la vitalidad del medio rural, "no se puede concluir que la PAC sea cara", según fuentes del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). La reforma ha supuesto un cambio radical en el gasto. Se destinan menos fondos para subvencionar la exportación o intervenir en los mercados y más para ayudas directas al productor.

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