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Los problemas estructurales de una vía de comunicación

La Autovía Minera acumula 24 argayos en su trazado desde su apertura

Los expertos atribuyen el alto número de deslizamientos a la inestabilidad del suelo, las elevadas lluvias y los taludes demasiado verticales

La Autovía Minera (AS-I) ha sufrido 24 argayos de cierta entidad desde que fue abierta al tráfico hace 16 años y la mayor parte de ellos se han concentrado en el alto de La Madera, entre Gijón y Siero, y en una ladera de la rotonda de Frieres, cerca del enlace de Riaño (Langreo).

Este último talud, que ya ocasionó "grandes problemas" en el pasado, continúa "moviéndose", presenta "numerosas grietas" y es en estos momentos el punto con más riesgo de desprendimientos de tierra en la vía que va de Mieres a Gijón, según apunta María José Domínguez, doctora en Geología por la Universidad de Oviedo, especialista en el estudio de argayos y responsable de una base de datos sobre deslizamientos del terreno en la región.

A la hora de encontrar las razones que explican la alta concentración de argayos a lo largo del trayecto de la Autovía Minera, Domínguez se refiere a la conjunción de varios factores. "La vía atraviesa zonas con unas rocas y suelos que son poco cohesivos y, por tanto, muy propensos a desestabilizarse, en zonas en las que se registran lluvias que rondan los 900 milímetros anuales y en terrenos en los que se han excavado taludes con fuertes pendientes", apunta la geóloga para explicar esa "mezcla perfecta" que desencadena la inestabilidad: "Precipitaciones que caen sobre un terreno complicado en el que se han abierto unos taludes mejorables".

María José Domínguez sostiene que en la construcción de autovías siempre es preferible "evitar los terrenos inestables", pero en el caso de que no sea posible pasar por otro sitio, incide en que la mejor forma de evitar desprendimientos como los de la Autovía Minera es construir los taludes con una pendiente y una geometría general "correctamente adaptada para garantizar que la ladera no se mueva".

En este mismo sentido, Daniel Arias, investigador principal del grupo de Geología aplicada a la Ingeniería de la Universidad, advierte de que la única manera de acabar con los deslizamientos en la AS-I es actuar sobre los taludes, para reducir su inclinación. Se trata de actuaciones viables desde el punto de vista técnico, pero económicamente caras, tanto por el coste de la ejecución de bermas y escolleras como por la necesidad de ampliar las expropiaciones de terrenos adyacentes a la vía.

El Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, a cuyo frente está Carlos López Fernández, mantiene una intensa actividad investigadora sobre argayos y, muy especialmente, para conocer en profundidad la relación exacta entre la lluvia y los deslizamientos del terreno. Se trata, entre otras cosas, de determinar qué nivel de precipitaciones -durante cuántos días y con qué intensidad- es necesario para que se produzcan los primeros desplazamientos.

"Estamos recopilando todos los datos sobre cualquier inestabilidad del terreno que haya ocurrido en Asturias de 1980 a la actualidad", apunta María José Domínguez, que cuenta con la hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA como una de las principales fuentes de información, junto a las aportaciones ciudadanas en la web del proyecto, a la que se puede acceder desde la página de la Facultad de Geología, y en una aplicación gratuita para teléfonos Android.

Los geólogos de la Universidad han detectado la presencia de deslizamientos en la Autovía Minera desde muy poco después de su inauguración, básicamente causados por "fallos" en el proyecto o en la ejecución que se repiten ahora en el mantenimiento, asegura Carlos López, que también apunta directamente a la combinación de un terreno complicado con la mala disposición de algunos taludes como causa de la proliferación de argayos en esta vía.

El incidente más grave se registró en 2008, cuando un enorme desprendimiento en una embocadura del túnel de La Zoreda, entre Mieres y Langreo, mantuvo parcialmente inutilizado el tubo en sentido a Gijón durante casi un año.

Los últimos deslizamientos peligrosos se han localizado en el concejo de Siero, concretamente en el viaducto de La Riega, cerca de Bendición, y en el túnel de Picaplana, en la parroquia de Anes. Los técnicos de la Consejería de Infraestructuras han comprobado que los graves problemas de estabilidad localizados en estos puntos en 2014 se fueron agravando con el paso de los meses, hasta generar una situación "peligrosa y compleja" que ha obligado al Gobierno del Principado a contratar obras de contención del terreno, con expropiaciones por el trámite de urgencia. La AS-I acumula en Siero y Gijón una intensidad media diaria de tráfico de 24.180 vehículos.

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