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Asturama

La ley antipolilla siembra dudas

Productores, almacenistas y vendedores de patata lamentan la demora del decreto de la plaga y esperan con incertidumbre el desarrollo que ha de hacer el Principado

Antonio Díaz vende patatas a Dolores Noceda, ayer, en el mercado de Tapia. Luisma Murias

La patata que vende Samuel Rodríguez es francesa, o de Villalba (Lugo), o de Sevilla; la de Pilar Rodríguez viene de Francia, "tengo el papel por si vienen los del Seprona". Las que Dolores Noceda acaba de comprarle a Antonio Díaz también son "gabachas". Como casi todas, como siempre. Pero en el puesto que atienden Montse González y Mónica Rodríguez, donde sólo se vende la producción autóctona de la finca ecológica El Cabillón, hoy no hay patata... Samuel, en otras circunstancias, también podría ofrecer las de su cosecha, pero hoy no... Es un lunes de mercado casi normal en la plaza del Campogrande de Tapia. El decreto del Ministerio de Agricultura que instaura el programa de control y erradicación de la "polilla guatemalteca", la plaga declarada en las plantaciones de parte del occidente asturiano, entró ayer en vigor sembrando todavía incertidumbres, con productores, almacenistas y comercializadores lamentando que la regulación no haya llegado antes y alrededor de la patata una tensa expectativa fronteriza con alguna confusión.

La letra de la norma ya vigente, aprobada en el Consejo de Ministros del viernes y en vigor desde ayer, prohíbe plantar y pone en cuarentena los tubérculos en la "zona infestada", pero los límites de ésta aún deben ser perfilados de forma oficial. El Ministerio deja la delimitación en manos del Principado, al que obliga a concretar "sin demora" sus fronteras: si entiende por ésta todo el territorio de los siete concejos donde ha detectado polilla y que a principios de febrero incluyó entre las "zonas afectadas" -San Tirso de Abres, Vegadeo, Castropol, Taramundi, Navia, Valdés y Cudillero- y si las "zonas tampón" que ha de definir son las que ha considerado "de especial vigilancia", los municipios limítrofes de Tapia, El Franco, Coaña y Villayón.

De momento, Enrique Rodríguez, productor con plantación en Armental (Navia), tiene la patata de siembra comprada y sin plantar. "Porque todavía no es el tiempo", aclara, pero también a la espera de que la demarcación oficial le confirme definitivamente si puede. Fuentes del Gobierno regional calculan que la resolución estará lista a comienzos de la próxima semana y que inicialmente será similar a lo ya demarcado, pero que puede incluir "alguna matización" en alguno de los concejos concernidos, siempre sin perder de vista la necesidad de no prohibir, aducen, "más allá de lo que sea necesario".

Aunque la norma esté ya en el BOE y vigente, no obstante, el paso que falta aconseja prudencia a algunos de los directamente influidos, y evidentemente es menos gravosos el caso de Rodríguez, que no vive específicamente de la patata, que tiene también lechuga, pimiento, judías o calabaza, que el de otros agricultores del entorno que sí se dedican casi en exclusiva al tubérculo y tienen ya unas cuantas hectáreas plantadas. Él ha adquirido menos simiente este año que otros, "75 o cien kilos" que en otro tiempo habrían sido seiscientos o setecientos, y "si no tuviera la semilla comprada, igual ya no la compraría", confiesa el agricultor naviego, que aún confía en que no se incluya todo su concejo en la demarcación prohibida para la siembra y movimiento de patata y lamenta que el decreto que llegó ayer "sale muy tarde".

El "control" y la "erradicación" que pretende la norma habrían sido más eficaces si se hubiesen aplicado mucho antes de estos comienzos de marzo, dice, cuando muchos tienen ya la semilla comprada y hasta las tierras plantadas y ahí, de momento, no hay promesa de indemnización que cure la incertidumbre. En El Cabillón, en Tapia, la patata ha sido sustituida por otros cultivos. Samuel Rodríguez es de Lorenzana (Lugo), en la zona gallega afectada también por las restricciones, y en su puesto de fruta y verdura en el mercado semanal tapiego suele vender tubérculo de su propia cosecha. Este año no, pero guarda por si la indemnización la factura de trescientos euros de la compra de la semilla que tiene en casa... "Llega muy tarde", coincide. "Tendrían que haber avisado el año pasado..."

La trampa de feromona sexual para polilla guatemalteca es físicamente un cartón con forma de pirámide y superficie adherente que atrae al lepidóptero y cuelga de una viga en el almacén de Óscar Álvarez en Jarrio (Coaña), junto a una montaña de sacos de patatas. Dice el Real Decreto que se exige su presencia en las dependencias de almacenamiento de tubérculos tanto de la zona "infestada" como de la "tampón", que además deben tener bien selladas -con "mallas tupidas"- las ventanas y en las puertas sistemas "eficaces" que eviten la entrada de la plaga. Álvarez, que en esta época del año no tiene patata local, asegura que su nave de factura reciente, sin claridad ni huecos, cumple el requisito sin problemas y que en todo caso "quien puede tener más son los productores". También que la Administración debería haber reaccionado más rápido y que quedan dudas. La mayor, "qué se va a hacer con todo lo que hay sembrado".

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