Tiene 17 años y desde los seis meses lleva cuidando de su débil corazón. Un corazón que exige pasar por quirófano de vez en cuando, que pide tratamientos y solicita medicaciones pero que no le ha quitado a Myriam Thalía Gabarri Cuevas la ilusión ni la fuerza por estudiar y llegar a la meta. Ella quiere ser maestra, "porque me encantan los niños". Ayer Gabarri fue una de las estudiantes que recibió el premio al esfuerzo personal que le concedió el Principado de Asturias por su arrojo y tesón, siempre contracorriente.

Gabarri que tomó la palabra para dar un discurso en representación de todos los estudiantes que fueron premiados por su esfuerzo, explicó, con una voz que casi susurraba y que intentaba no emocionarse que " no es fácil llevar al día mis estudios, por mi salidas al hospital y a los centros de salud" y dio las gracias a todos los que le han acompañado en este camino. A los profes, a los compañeros que le pasan los deberes por un mensaje cuando le pilla hospitalizada, y "a mi familia, por toda su ayuda y cuidados". Gabarri sabe que terminar el bachiller tiene un valor inmenso en su carrera como estudiante y también en su camino de vida. Un camino que apunta maneras, porque como ella dijo "yo no me puedo rendir ahora". Una maestra en ciernes.