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Nueva catedrática de Medicina Preventiva de la Universidad de Oviedo

Adonina Tardón: "Al evaluar el cierre de las térmicas hay que tener en cuenta el ahorro sanitario"

"Las mujeres son mayoría en los estudios universitarios de salud, pero este aumento no tendrá efecto en la obtención de cátedras hasta dentro de 10 años"

Adonina Tardón García. LNE

Adonina Tardón García acaba de obtener una plaza de catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo. Casada y madre de tres hijos, es la primera mujer que alcanza este rango en una disciplina científica de proyección creciente. Estudió Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, se doctoró en la Universidad de Oviedo y realizó estancias en el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (Lyon, Francia) y en el Instituto Nacional del Cáncer, en Washington (EE UU). A lo largo de cuatro décadas como profesora universitaria ha formado parte de 25 proyectos de investigación, y ha participado en 255 artículos científicos y en 17 libros. Su índice "h" es 41 (parámetro que mide la calidad profesional de los científicos y que se basa en sus publicaciones).

- ¡Por fin catedrática! ¿Era un sueño recurrente?

-No creo que fuera un sueño. Era más bien una consecuencia de mi trabajo. Llegar a ser catedrática es producto de horas de trabajo y dedicación. Para nada fruto de la casualidad o de la imaginación.

- Las mujeres son mayoría en la profesión médica, pero aún pocas alcanzan cátedras de Medicina. ¿Por qué?

-Las mujeres son mayoría en las universidades: el 67 por ciento de los estudiantes de salud en España en el curso 2015-2016. Y también entre los residentes MIR de ciencias de la salud. Un catedrático necesita al menos 30 años de trabajo. Por ello, el aumento de la incorporación de la mujer tendrá su efecto en cátedras en unos 10 años.

- ¿Cuándo y por qué decidió dedicarse a la medicina preventiva?

-Mi decisión fue vocacional gracias a que, en los últimos años de carrera, tuve el privilegio de hacer el curso de diplomado en Sanidad en la Escuela Nacional de Sanidad, en la Universidad Complutense. Ahí fue donde me enamoré de la salud pública y la epidemiología.

- ¿Quiénes han marcado su carrera?

-Mi carrera la ha marcado, en primer lugar, mi familia. Mis padres, que me ofrecieron ir a la Universidad, son los responsables de toda mi vida profesional. Hicieron el esfuerzo, no fácil entonces para la clase obrera, de pagar mi formación. Y también mis hijos y mi marido, que han sufrido mis ausencias con buena cara y dándome en todo momento su apoyo incondicional.

- ¿Y desde el punto de vista científico?

-Tengo una deuda especial con Fernando Ruiz- Falcó López, director de la Escuela Nacional de Sanidad, y con Enrique Nájera, primer director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad en los años 80. En la Universidad de Oviedo, Antonio Cueto me abrió los brazos al área de Medicina Preventiva y Salud Pública, y fue corresponsable de la etapa más gratificante y productiva de mi vida profesional. Por último, he tenido la suerte de ser secretaría científica durante 16 años del Instituto Universitario de Oncología del Principado (IUOPA), con Carlos Suárez y Aurora Astudillo como directores. Todos ellos y muchos más han sido un ejemplo de amor a la profesión y a la salud.

- ¿Cómo suele explicar a sus amigos a qué se dedica su especialidad?

-Pues esto ha sufrido un cambio espectacular en los últimos 40 años. Antiguamente, se asociaba médico con curar. Pero, a partir de los años 80, tras la definición del concepto de promoción de la salud, ya las personas empiezan a creer en que "es mejor prevenir que curar", y todo el mundo entiende y se interesa por la medicina preventiva y la promoción de la salud.

- ¿Cómo han evolucionado la medicina preventiva y la salud pública en los 40 años que lleva dedicándose a ellas?

-Ha sido una auténtica revolución. Se han creado los programas de prevención precoz de cáncer de mama o de colon, los programas de vacunación infantil y del adulto, el programa de vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles, los registros poblacionales y hospitalarios de cáncer, los observatorios de salud, la encuesta nacional de salud, los programas del plan Nacional sobre Drogas, los programas de prevención de riesgos laborales... De hecho, la Sociedad Española de Epidemiología es la sociedad científica que más ha crecido en España en los últimos veinte años.

- ¿Cuáles son actualmente las mayores fuentes de riesgo para la salud pública?

-Sabemos que un 84 por ciento de la enfermedad que padecemos se asocia al estilo de vida del individuo. Esto quiere decir que son los factores ambientales y los hábitos los que más inciden en el desarrollo de los problemas de salud. Por eso es tan importante la educación en salud: para que sean los individuos los que regulen su propio riesgo. Es decisivo que, desde la escuela, los niños crezcan conociendo los beneficios de una dieta saludable o del ejercicio físico en el desarrollo de la salud del adulto.

- Usted ha estudiado muy a fondo los daños de la contaminación sobre la salud humana, y en particular sobre las mujeres embarazadas.

-Hoy día sabemos, entre otras cosas, que la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de infección respiratoria en el primer año de vida, y de asma en los niños. Asimismo, la exposición a NO2 disminuye el crecimiento del feto y el desarrollo al nacer e influye en el desarrollo cognitivo.

- ¿Cómo afectaría el cierre de las centrales térmicas de carbón a la salud de la población de su entorno?

-Estas plantas, precisamente al quemar carbón, emiten, además del CO2 (dióxido de carbono) asociado al cambio climático, NO2 (dióxido de nitrógeno), SO2 (dióxido de azufre) y partículas al medio ambiente. En consecuencia, además del análisis negativo de estas medidas en el empleo, es muy importante valorar la transición energética a energías más limpias, la disminución de problemas en salud de la población y la disminución del gasto sanitario que se deriva de la atención a estas patologías en la población.

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