La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Lugares entre Barru y Niembru

El río Calabres y la ría sobre la que se asoman la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y el cementerio son rincones a descubrir de estos pueblos llaniscos

El "cementerio de las viejas barcas", en primer término, y al fondo, la torre de un viejo panteón en el camposanto de la iglesia. ANA PAZ PAREDES

La belleza del concejo de Llanes, en el oriente asturiano, es inagotable. Se puede visitar varias veces el mismo lugar y siempre hay algo que sorprende. Eso sucede cuando se vuelve una y otra vez a recorrer la carreterina que une las localidades de Niembru y Barru, en el concejo de Llanes. En un determinado momento, el inevitable protagonismo lo tiene la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, que, con su cementerio, se asoma a la hermosa ría que comparten ambos pueblos, en medio de la ensenada que unos llaman de Niembro y otros El Bau, dependiendo de quién lo interprete, bien desde Niembru, bien desde Barru.

Tanto en marea baja como alta, este rincón enamora de inmediato. No en vano, aquí llegaron a rodarse escenas de una serie televisiva y dos películas: "La señora" y los filmes "Epílogo", de Gonzalo Suárez, y "El abuelo", de José Luis Garci.

Quien ve por primera vez este lugar se enamora de inmediato de la belleza que transmite, sobremanera cuando la marea está casi baja y la arena saca a flote algunos esqueletos de viejas barcas o pone a reposar, durante unas horas, las que siguen en activo. Ahora bien, una vez disfrutada esta perspectiva, bueno es seguir a pie hasta la zona de la carretera sobre el puente, antaño llamado La Puente, donde termina o empieza Niembru, y termina o empieza Barru. En ese pequeño tramo de metros que separan ambos carteles informativos, hay unos cuantos tesoros paisajísticos que, tal vez la contemplación por primera vez de todo lo anterior, origina que no nos percatemos de ello.

Por eso a veces es bueno volver la vista atrás y descubrir, por ejemplo, lo que queda de uno de los tres molinos que allí había, a orillas del río Calabres, que en la ría desemboca, y del que sólo queda en pie como casa rehabilitada el llamado molín de abajo, un molino posiblemente de maquila, como tantos en Asturias, habiendo desaparecido ya el de arriba y el del medio. Un poco más adelante, en dirección a la iglesia y en tan pequeño trecho, el viajero descubre también en frente una pequeña capilla de ánimas, El Santín, donde los creyentes rezan allí por las almas del purgatorio. Dentro, un Cristo crucificado, la Virgen María y San Roque. Allí se puede leer el siguiente mensaje: "Vive siempre como amigo / de aquel que ha de ser tu juez / pues sólo tienes un alma / y mueres sólo una vez". Ambos pertenecen a Niembru.

Es fácil encontrar en la zona a peregrinos que van hacia Santiago, pues el Camino tiene su señalización a pocos pasos de esta capilla, internándose por una arboleda hacia la izquierda. Conviene visitar la iglesia que mandó construir quien llegó a ser arquitecto de José Bonaparte, Silvestre Pérez, y cuya primera piedra se puso en 1794, además de su camposanto -tanto iglesia como cementerio están en Barru-. Pero antes de cruzar la carretera bueno es detener la mirada y, sobre todo cuando es fotográfica, en el curioso conjunto que las bajamares permiten descubrir a un tiempo: el "cementerio de las viejas barcas" en primer término y, al fondo, asomándose, la torre del gran panteón del cementerio local.

Compartir el artículo

stats