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JOSÉ MIGUEL VIÑAS | Físico y divulgador meteorológico

"Asturias pasará de semanas sin lluvias a tormentas de horas"

"Las estaciones se entremezclarán y el verano se acortará, con episodios habituales de más de 40 grados; es una evidencia científica probada con datos"

José Miguel Viñas, la pasada semana, en Asturias. TANIA CASCUDO

- ¿El cambio climático es ya un hecho probado?

-Por supuesto. Y se trata de una cuestión que afecta a toda la Tierra. Lo que antes te encontrabas era evidente, sobre todo en el Ártico o Siberia. Pero cada vez más, en latitudes medias empiezan a aparecer muchos indicadores: temperaturas subiendo, glaciares retrocediendo a gran velocidad o el tiempo empezando a comportarse de forma distinta. Es una realidad, una evidencia científica demostrada con datos. En las zonas rurales, sobre todo, no hay quien no lo vea como algo indudable.

El físico y divulgador madrileño José Miguel Viñas ha pasado unos días en Asturias, donde suele veranear. Por toda la región ha impartido charlas sobre su expedición a la Antártida y sus conocimientos sobre meteorología.

- Entonces, ¿cómo afectarán estos cambios al Principado?

-Las previsiones climáticas apuntan a que los episodios de lluvias intensas con tormentas serán más frecuentes. La cantidad de agua caída no va a variar, pero su reparto sí, tendremos semanas en las que apenas llueva y luego concentraciones de grandes tormentas en cuestión de horas. Algo que sólo se apreciaba en la zona del Mediterráneo es cada vez más común en el Norte. Así, las estaciones se entremezclarán y el verano se acortará.

- ¿Las cada vez más cálidas temperaturas del Cantábrico son otro indicador?

-Así es. El aire responde mucho más rápido a las variaciones, por lo que el agua superficial, en contacto con la atmósfera, sube de temperatura. Eso está relacionado con que se produzcan tormentas más fuertes o temporales en el mar (como las dos mangas marinas de este verano en Asturias). Además ya está afectando a los peces; que sea un año malo de capturas tiene que ver con que los bancos se mueven en busca de corrientes frías.

- ¿Y la presencia creciente de especies invasoras?

-Ésa es otra de la cosas que se observan. Si empiezan a cambiarlas condiciones, especies que antes no tendrían posibilidad de sobrevivir lo consiguen, porque además aquí no tienen depredadores. La avispa asiática, por ejemplo, se encuentra con inviernos más suaves y se adapta fácil.

- ¿Qué panorama tendremos, pues, los asturianos de aquí a final de siglo?

-Las personas, animales y plantas experimentaremos problemas de adaptación, sobre todo si los cambios siguen así de rápido. Nosotros estamos en una zona frontera; en la zona norte de Europa las transformaciones extremas se están manifestando con virulencia, pero en realidad las consecuencias de ello se hacen notar aquí. Aun así, siempre habrá una frontera geográfica, pues aunque de forma cada vez más frecuente habrá episodios de casi 40 grados en Asturias, la diferencia con el Sur siempre va a estar presente.

- ¿Que este verano haya sido atípico es otro síntoma?

-Es cierto que ha sido un estío raro en toda España, con la principal singularidad de la ola de calor en Escandinavia, en la que se dieron temperaturas propias del Sur. Además, en el mes de julio el verano no se ha manifestado, no ha habido olas de calor tempranas y sí numerosos episodios meteorológicos inusuales. Sin embargo, hay que tener cuidado. Que un verano se comporte de forma rara no tiene por qué ser a causa del cambio climático. Lo esencial son las tendencias: olas de calor en Siberia, incendios en Estados Unidos... Eso ya no se puede explicar sin recurrir al cambio climático.

- ¿Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más habituales?

-Sí, ya hay estudios que certifican eso. Es verdad que ahora vemos cualquier fenómeno al momento y la sensación puede ser que los hay por todos lados. Pero cuando analizas los datos objetivos, como la intensidad de las tormentas, huracanes, ciclones sequías... pruebas que hay más actividad.

- Ha propuesto que se adopten otros indicadores más allá de los habituales para evaluar el impacto del cambio climático.

-Por ejemplo, los espejismos. Si cada vez tenemos mas días cálidos fuera del verano, cada vez es más probable ver espejismos en las carreteras, y eso merece reflexión. U otros datos, piense, por ejemplo, en las estadísticas sobre consumo de cerveza. Si cada vez hay jornadas más calurosas, eso tiene que verse reflejado en las ventas de la bebida. Analizando el comportamiento a nivel estacional, seguro que aparece reflejada una tendencia de cambio.

- ¿El cambio climático es por tanto algo reversible?

-Hay una serie de inercias en el sistema que hacen que no se pueda frenar en seco. Pero cuanto más tardemos en cerrar el grifo de las emisiones, peor será la adaptación al nuevo escenario. Hemos perdido años y años, hace tiempo que teníamos que haber empezado la ahora famosa transición ecológica.

- ¿Cada vez resultará más difícil hacer predicciones?

-Sí. Tenemos capacidad de predecir, pero introducir en los modelos todos los factores es muy complicado. Se han logrado grandes retos y logros, y, aun así, sigue siendo un desafío lanzar avisos naranjas o rojos a largo plazo.

- Este año ha participado en la campaña antártica española, ¿en qué ha consistido?

-De febrero a marzo acudí como divulgador tras solicitarlo al Comité Polar, que lo vio interesante. La campaña la forman una serie de proyectos científicos que todos los años van a investigar a la base española en la Antártida: personal de meteorología, geofísicos, estudiosos del campo magnético, glaciólogos, matemáticos, geólogos o biólogos marinos. Desde allí contaba el día a día de la base y de sus integrantes a través de un blog gratuito.

- ¿Qué ha supuesto entonces para usted la Antártida?

-Algo muy especial, no se parece a ningún otro viaje. La mejor definición es que se trata de un mundo aparte dentro de nuestro mundo. Percibes muy claramente, cuando te adentras en su territorio, la falta de vida. No es como una zona de alta montaña, sino que todo se reduce a la nada.

- ¿Cómo eran las condiciones en la base?

-Era verano de allí, por lo que había más horas de luz y no demasiado frío (en torno a cero grados). Lo que pasa es que era una zona muy expuesta a los vientos, con islas muy abiertas al mar, por lo que la sensación era mayor. Sin embargo, ves tanto hielo que en absoluto eres consciente de que se está perdiendo, no percibes que el impacto sea grande.

- ¿Es cierto que allí detectaron partículas contaminantes proveniente de otras partes del mundo?

-Impresiona comprobar cómo la contaminación a escala global ha llegado hasta allí. Los científicos tomaron muestras del suelo, del hielo y el agua para ver la influencia externa sobre estas zonas vírgenes. Al analizarlas detectaron partículas que no se han podido generar ahí, ya que son sustancias relativamente modernas, como plásticos. Y aunque actualmente el nivel de contaminación allí no es preocupante, el hecho de detectarlas pone en alerta y debería ser una llamada a los que niegan el cambio climático.

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