Situaciones cotidianas como entrar en un aseo público para hacer sus necesidades se convierten diariamente en una odisea para las personas con una ostomía, ya que, actualmente, no cuentan con las condiciones óptimas de higiene para poder cambiarse y desechar la bolsa, así como para realizar la limpieza de la zona antes de colocar el nuevo dispositivo. En España, se estima que más de 80.000 personas son portadoras de una bolsa de ostomía. Esta cifra aumenta un 5% anualmente. En Asturias, la cifra ronda los 3.500 pacientes con ostomías. En contra de lo que muchos piensan, no sólo llevan bolsa las personas mayores: niños y jóvenes también viven con una bolsa adosada a su cuerpo, y en algunos casos dos.

En toda España sólo hay 30 baños adaptados para este colectivo. Casi la totalidad se encuentran en hospitales gallegos; en Asturias ningún centro sanitario cuenta con esta infraestructura. "Pedimos un cuarto de baño que reúna las condiciones higiénicas necesarias para cambiat la bolsa, vaciarla y enjuagarla", explica María Ronderos vecina de San Claudio (Oviedo). A esta paciente la enfermedad de Crohn la obligó a abandonar su profesión de periodista. "No podemos llevar una vida normal. Estás muy condicionada. Para salir a la calle tienes que saber, de mano, dónde hay cuartos de baño, dónde no; los que te dejan utilizar y los que no. Duermes con un ojo abierto y otro cerrado, pendiente de la bolsa. Compaginar estas situaciones con una actividad laboral es imposible en una mayoría de los casos", explica.

El hospital Montecelo de Pontevedra fue el primero en contar con un aseo adaptado para ostomizados. Se trata de un mueble elaborado con materiales de última generación y concebido de tal manera que alberga un inodoro, una cisterna para vaciar lo que en él se vierta, y un grifo de ducha extraíble con agua caliente regulable, adaptada para poder ser utilizada con una sola mano mientras se sostiene la bolsa con la otra.