Aunque multitudinaria, la megaoposición de celadores de hospital acogió ayer en Gijón a menos aspirantes de los previstos. Los 15.268 examinados se quedaron lejos de los 26.023 que se habían inscrito en un primer momento -supone el 58,7%- y de las previsiones de la consejería de Sanidad, que esperaba recibir a unos 20.000 usuarios. La prueba, formada por 79 preguntas de tipo test, dejó bastante buen sabor de boca -la mayoría de las cuestiones eran "accesibles si habías estudiado en serio"-, aunque las preguntas sobre informática y legislación descolocaron hasta a los mejor preparados. El gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Ramón Riera, avanzó que el nombre de los 399 seleccionados y su destino se anunciarán "en seis meses". Apenas hubo incidencias: tan sólo dos aspirantes sufrieron una indisposición.

El número de opositores fue cayendo conforme el proceso avanzaba. Cuando el Sespa anunció la convocatoria en verano se inscribieron unos 28.000 usuarios, pero dos mil no llegaron ni a formalizar su petición. Riera suponía ayer que muchos se apuntaron en varias comunidades autónomas -la tasa era barata: 5,66 euros- para poder presentarse a la que menos competidores tuviese. El día antes del examen, 17.500 personas habían descargado su acreditación para acceder al aula y, al final, sólo 15.268 -7.973 por la mañana y 7.295 por la tarde- se presentaron. Las cuatro sedes -dos en el campus de Viesques, una en la Laboral y otra, la más grande, en el recinto ferial- se abrieron a las 8.00 y a las 15.00, con dos horas de espera para entrar a las aulas y otra más para el inicio de la prueba. El primer turno casi acaba en susto: dos opositores se indispusieron casi a la vez en el recinto "Luis Adaro" y requirieron de la presencia de los servicios médicos que, por protocolo, estaban al lado de las aulas. Por la tarde no hubo incidencias.

En cuanto los revisores corrijan las pruebas de la que fue la mayor convocatoria pública de empleo en la región, dará comienzo la segunda parte de selección, la de concurso, en la que se valorará la experiencia laboral y formativa de cada aspirante que haya aprobado el examen. "Vamos a toparnos de golpe con muchos candidatos. Hasta dentro de al menos seis meses no sabremos quiénes son los afortunados", dijo el gerente del Sespa. Ramón Riera reconoció que las tasas de los inscritos sólo cubren unos 500.000 de los dos millones de euros destinados a la campaña de oposición -se incluyen otras dos, la de auxiliar de administrativo y la de técnico de cuidados, ambas en abril-. "Para el Sespa supone un esfuerzo pero es de justicia. Los examinadores no tienen la culpa de que las convocatorias hayan tardado tanto", expresó Riera.

El otro gran problema previsto estaba en los hospitales. Gran parte de los celadores del Sespa son interinos, así que la mayoría se pidieron el día libre para presentarse a la prueba, al igual que sus posibles sustitutos en las bolsas de empleo. La solución fue confiar en el personal fijo, que trabajó casi al completo -algunos incluso doblaron su turno- y en parte de los opositores del grupo de la mañana, a los que se les ofreció incorporarse a trabajar durante la tarde de forma voluntaria.