El culebrón entre el exsecretario general del PP en Asturias, Luis Venta Cueli, y el actual diputado popular en la Junta del Principado, Pablo González, a cuenta de un anónimo amenazante llegó por fin a juicio tras diez meses de acusaciones y reproches enmarcadas en la división interna que sufrió el partido con el relevo de Mercedes Fernández por Teresa Mallada de cara a las elecciones regionales. Luis Venta, que afronta el pago de 540 euros por un delito leve de amenazas, aseguró ayer ante la jueza que se limitó a reenviar por correo ordinario un anónimo que le llegó a su despacho y que iba dirigido al entonces portavoz municipal del PP de Gijón, Pablo González, tal y como hacía en otras ocasiones ante cartas de este tipo. Este último, en cambio, incidió en su pretensión de responsabilizar a su compañero de partido de remitirle esa misiva de contenido "agresivo" y con "clara intención amenazante".

Para Luis Venta, defendido por el abogado Javier Díaz Dapena, todo responde "a una motivación política" -fue suspendido por el partido de todos sus cargos orgánicos- contra su persona de la que responsabiliza a Pablo González. "Hacer en el juzgado un debate que debería tener lugar en la arena política es pervertir el procedimiento", señaló el letrado tras el juicio en el que "solo se ha acreditado que él reenvió lo que le enviaron". "Ni el denunciante le atribuye la autoría al anónimo al señor Venta", incidió el letrado, que solicitó la absolución al entender que "no hay ninguna prueba" que acredite que Luis Venta "es el autor del anónimo".

El acusado señaló que ese anónimo que llegó a su despacho -en él se acusaba a Pablo González de "mafia empresarial", entre otros temas- decidió enviárselo al interesado por correo junto con una nota explicativa. "Lo hice por correos porque tenía que hacer allí una gestión personal, pero ni me escondí ni me puse un pasamontañas", argumentó Venta. No obstante, González asegura que en el sobre solo se encontraba el anónimo y un plano, pero ni rastro de la tarjeta explicativa que decía su compañero de partido, al que acusó de haber querido amedrentarle con esa acción.

Ambas partes llevaron a la vista oral un testigo que avalaba sus respectivas versiones. Ahora será la magistrada quien resuelva sobre este caso que escenifica la brecha abierta en el PP de Asturias.