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Regreso al aula a los 50

Una venezolana especializada en gerencia prepara la ESO en Llanes, incapaz de certificar sus estudios: "Tengo que reiniciarme"

María José Fernández, en un aula del centro de adultos de La Arquera, en Llanes. EVA SAN ROMÁN

Tiene 50 años, una carrera de Derecho y posgrados de Gerencia y Derecho Laboral. El último trabajo de la venezolana María José Fernández Díaz en su país fue como gerente de servicios generales en la empresa Fertilizantes Nitrogenados de Venezuela, FertiNitro, una petroquímica cuya nacionalización la obligó, "de un día para otro", a hacer las maletas y venir a España. Era el mes de marzo del año 2018. Vino con su hijo José Andrés García, que ahora tiene 8 años, y con la intención de empezar de nuevo. Aunque ni por asomo pensaba que de entrada iba a retroceder tantos años. Porque su próximo objetivo es obtener el título de la ESO, que prepara en el centro de adultos del Oriente.

Sus títulos, los que corroboran su formación, los que avalan "que he estudiado durante toda mi vida para lograr avanzar profesionalmente", no han salido de Venezuela. "Es imposible tramitarlos", se lamenta, y sin ellos "no hay categoría, no hay nada, y no puedo aspirar a ningún puesto especializado, tal como me dijeron en la oficina de empleo cuando fui a inscribirme para buscar trabajo". A efectos oficiales en España, María José Fernández no tiene estudios. "Intenté que mi familia allá me tramitara la documentación para apostillar mis estudios, pero en unos casos algunos gestores pedían cantidades indecentes de dólares, y en otros las colas son tan largas que sería algo imposible de conseguir", describe la venezolana.

Mientras se obraba aquel milagro, tenía que trabajar y quería hacerlo al menos como personal administrativo, pero la realidad fue distinta. "Mi empleo fue, primero, comercial de seguros y, después, personal de limpieza de un hotel en unas condiciones francamente lamentables", apunta Fernández, que se llegó a replantear todo por la frustración: "No me importa limpiar, entiéndeme, pero no he dedicado mi vida a formarme para esto; nunca me he rendido, pero tampoco me he conformado".

Así que decidió seguir el consejo de un amigo venezolano y acudir al centro de adultos CEPA Oriente-Costa, ubicado en La Arquera (Llanes). Cuando llegó a informarse, cuenta, faltaban dos meses para los exámenes de libre acceso. María Sierra, la secretaria del centro, le explicó que allí se daban clases presenciales y a distancia para obtener el título de la ESO, y también se imparten cursos de preparación para las pruebas de acceso a ciclos formativos y de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Así que se matriculó para obtener los primeros estudios. Era noviembre y el examen sería en enero. Debería superar tres exámenes, correspondientes a los tres ámbitos de conocimiento (científico-tecnológico, comunicación y social). "Acudí a clases de apoyo, sobre todo de matemáticas, porque me costaba más", asume. Pero llegó a tiempo, a base de "echar horas de estudio". Fue una de las 77 alumnas que optaron al título la pasada semana. El resto venían de Cantabria y Castilla y León. Aún no le han dado los resultados, pero la sensación "es buena".

Este año "tocará de nuevo trabajar de limpieza si nadie, de todas las empresas a las que he llevado el currículo, me llama para otro puesto", admite, pero "si obtengo el título de la ESO mi idea es matricularme en el instituto para cursar un ciclo formativo de Administración y Finanzas, o Bachiller, aún no lo he decidido". El objetivo "es volver a trabajar de lo mío, y si para ello hay que reiniciar la vida de estudiante, se reinicia". Mientras eso sucede, por las tardes estudia francés para ampliar su formación académica, que ya cuenta con un curso de liderazgo de la Universidad de Alcalá de Henares.

María José siempre pensó en volver a España, a Llanes, cuando su vida profesional ya estuviera finiquitada. La idea era seguir como siempre, desde su infancia, viniendo en vacaciones a la tierra de sus padres. Porque su padre, José María Fernández Corrales, era de Nueva, y su madre, María Luz Díaz de Fernández es de Río Caliente. Ellos emigraron a Venezuela en busca de un futuro mejor cuando tenían 20 años. Ahora, es su hija la que regresa buscando exactamente lo mismo. Ellos lograron hacer su vida, con más o menos comodidades. Ella intentará, al menos, retomar las riendas de la suya.

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