Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos recogió ayer los atributos que le distinguen como nuevo miembro de número de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia de su presidente, Leopoldo Tolivar. La entrega tuvo lugar tras un discurso de ingreso que, bajo el título "El momento del Estamento", diseccionó con habilidad de un forense los entresijos de la profesión a la que ha dedicado más de medio siglo de su vida, la de jurista. Habló de pasado y presente y marcó un reto para el futuro, ser capaz de mantener su "carisma" mediante el ejercicio de la independencia y la capacidad de llevar el alma de la justicia a la galaxia del big data sobre la que advirtió, "no son datos, somos nosotros".

Como si de un relato de los que abundan en su obra literaria, el que fuera presidente del Principado durante dos legislaturas, entre 1983 y 1991, empezó con una confidencia en clave familiar, no exenta de cierta ironía sobre la coyuntura política de la semana. " A mi padre, Pedro de Silva Sierra , le debo la elección de la profesión que no era realmente la que en mi adolescencia había elegido. Pero el poder de persuasión que entonces tenían los padres, sin necesidad del pin parental, trataron de convencerme de que este era el camino que debía seguir. Lo acepté y nunca me arrepentí de no haberme rebelado contra aquel designio paterno", confesó un De Silva que atribuyó también a su padre, profesional de la abogacía fallecido hace ya más de una década, "unas pautas que he intentado seguir, aunque no con la exactitud que él lo hizo, en materia de decencia profesional y respeto a unos pocos pero claros valores que es necesario no perder cuando se ejerce esta profesión".

De Silva, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, definió al "estamento jurídico" como "un dragón con mucho cuerpo, grandes espolones, apéndices, córneos y muchísimas escamas", que de menor a mayor comprenderían desde "los letrados sin horario del Consejo de Estado" al cuarto de millón de abogados ejercientes y no ejercientes contabilizados en España, pasando por los miles de jueces o inspectores de Hacienda.

El nuevo miembro de número de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia lanzó una tesis que, de mano advirtió , podía ser refutada, consistente en señalar una tendencia conservadora como dominante en el corpus jurídico. "Situar a este estamento en el centro derecha se acerca bastante a la realidad", sostuvo Pedro de Silva, que lanzó una pregunta al auditorio que seguía su intervención y donde se encontraban el magistrado José Ignacio Pérez Villamil; el abogado y exmagistrado Agustín Azparren; el exeurodiputado Antonio Masip; el economista Germán Ojeda y el exconcejal ovetense Roberto Sánchez Ramos, entre otros. "¿Afecta esa consideración ideológica a la creación legislativa?", reflexionó.

No se resistió De Silva a esbozar las perspectivas de futuro que aguardan al estamento jurídico, que abordó en la parte final de su intervención, que tuvo como escenario el salón de actos del Colegio de Abogados de Oviedo. Señaló como riesgos el desorden, "la entropía" que entraña la multitud de normas existentes, su "inabarcabilidad" y planteó la preservación de "la independencia como condición indispensable para "mantener el tipo" y su "carisma" ante la sociedad. "La independencia es un derecho del operador jurídico pero también una obligación de no dejarse llevar por sus propias querencias", afirmó De Silva, cuya trayectoria glosó de modo sucinto Tolivar. El expresidente del Principado acabó con un aviso a navegantes: "Se expanden inmensos territorios donde el derecho está ausente. El mundo del derecho ahora se ceba en los bancos, que están ya fuera de combate, mientras no logra poner el foco en la nueva galaxia de poder, que tras haberse hecho con el control de nuestro cuerpo de consumidores, se va haciendo con toda la información sobre nosotros, aspirando al control de nuestra mente, robándonos así el alma".