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Los ladrones aprovechan el confinamiento para asaltar una farmacia y una cafetería

Un caco huye tras poner un cuchillo en la espalda a una boticaria de El Berrón l En Mieres intentan robar en una cafetería rompiendo la luna

Los ladrones aprovechan el confinamiento para asaltar una farmacia y una cafeteríaANDRÉS ILLESCAS

Los cacos no entienden de estados de alerta. Ayer domingo se produjeron dos asaltos en Asturias aprovechando el cierre de locales a causa del decreto del Gobierno para evitar la propagación del coronavirus. Uno tuvo lugar de madrugada en una cafetería de Mieres y el otro a plena luz del día en una farmacia de El Berrón.

En el establecimiento de la localidad sierense, un hombre entró tapado con una braga y le puso un cuchillo de grandes dimensiones en la espalda a la boticaria que estaba despachando. Le pidió "el dinero", pero acabó huyendo sin botín al alertar la mujer a sus compañeros de trabajo de la situación.

Eran las once de la mañana. En la localidad solo permanecía abierta la farmacia, las tiendas de alimentación y los kioscos. Ese contexto de poca gente por la calle, en la segunda jornada de cuarentena por el coronavirus, trató de aprovecharlo un sujeto que acudió a la botica armado con un cuchillo grande, "como de montaña".

Según cuenta la trabajadora que sufrió el suceso, en el local había dos hombres. Atendió primero al otro y, cuando iba a pagar, "el chico con la cara tapada pasó detrás del mostrador, me puso el cuchillo en la espalda y me pidió el dinero".

Su reacción fue llamar al jefe del establecimiento, que se encontraba en la trastienda. "Al oírlo, dudó y se acabó yendo del lugar. Debía de creer que no había nadie más", apunta la trabajadora, que dice haber pasado "un susto morrocotudo".

El sujeto huyó en su vehículo, al que pudieron sacarle una fotografía. La investigación está muy avanzada, según fuentes de la Policía Nacional consultadas por este periódico.

La cafetería Jovellanos, situada en la calle Aller, frente al parque de Mieres, sufrió otro intento de robo poco después de las seis y media la mañana. Un delincuente intentó romper la luna del establecimiento arrojando una alcantarilla contra el cristal. Al estar reforzado, aguantó inicialmente el golpe. En el momento en que el asaltante intentaba hacer ceder la luna, un vecino salió del portal y lo ahuyentó. Salió corriendo.

"Nos sentimos desprotegidos. A esa hora, un domingo normal habría algo de actividad por la calle", explicó a este diario el dueño del establecimiento. "Cuando llamamos al seguro nos comunicaron que no tenían cristaleros de guardia, por lo que nos hemos tenido que buscar la vida para encontrar una empresa que nos arregle el cristal". Este hostelero estaba ayer muy molesto. "Un mes así va a resultar muy duro. Estaremos sin ingresos, asumiendo gastos y encima con el temor a que nos roben".

El delincuente actuó solo y a pie. Cogió la tapa de una alcantarilla que se encontraba a unos 100 metros del local y se acercó con ella a la cafetería. La arrojó con fuerza, pero apenas logró hacer una agujero del tamaño de una balón de fútbol. Cuando intentaba volver a forzar la luna fue cuando apareció el vecino que llamó a la Policía. El caco escapó corriendo y no pudo ser detenido.

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