Los asturianos se despiertan hoy en verano -entró ayer poco antes de la medianoche- y con gran hambre de esa tan mentada nueva normalidad en las últimas fechas que no es otra cosa que pasar página del estado de alarma y volver a vivir como antes, aunque con algunas restricciones. En las playas se pudieron ver ayer las consecuencias de la pandemia del coronavirus y sus imposiciones para evitar nuevos contagios. De Oriente a Occidente los bañistas fueron en general cuidadosos con el respeto a la normativa de aforos y la distancia de seguridad: entre personas, toallas, tumbonas y demás parafernalia deberá haber un mínimo de 1,5 metros. Los ayuntamientos podrán poner límites.

La jornada soleada y calurosa animó a muchos a desplazarse a la costa, si bien en las playas no hubo grandes problemas y los barullos se pudieron controlar. Fue el caso de Aguilar, en Muros, un arenal con bandera azul y que en una jornada de agosto de buen tiempo ha llegado a concentrar 10.000 personas. Pese a la marea alta en una hora punta como fueron las cinco de la tarde, no hubo problemas, tal y como señaló la alcaldesa, Carmen Arango.

La playa de San Lorenzo estrena verano y nueva normalidad hasta la bandera

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En el concejo no abrirán oficialmente la temporada hasta el 1 de julio. Arango cree que si todo el mundo pone de su parte no habrá de qué preocuparse. "Yo confío en el sentido común y en la responsabilidad de cada usuario. Si todo va bien, iremos andando el camino entre todos. Seguro que podremos acelerar el paso. La precaución es por la salud y el bien de todos", señaló. Por el Occidente, la afluencia de los bañistas a las playas fue asumible.

También en Gijón, donde ya se limita el aforo con controladores en los accesos y se han prohibido en ciertos horarios actividades deportivas.

En la costa oriental hubo más gente. La afluencia fue notable en arenales como Rodiles (Villaviciosa), La Isla (Colunga), Barru, Palombina y Borizu, en Llanes. Aunque no se produjeron incidencias destacadas -más allá del enfado de los que sufrieron la subida de precios del parking de la playa de Colunga o los atascos a la salida de Rodiles-, sí que en algunos casos resultaba imposible mantener la distancia de seguridad en algunas playas y chiringuitos.

Toallas y sillas llenaban la playa de Rodiles cuando el reloj aún no marcaba las once de la mañana. Las dimensiones del arenal facilitaban que se mantuvieran las distancias y que se cumpliera con los límites de aforo. Aún en plena desescalada, la gran playa de Villaviciosa vivió un sábado muy normal.

La afluencia fue también importante en Colunga. A La Isla acudieron centenares de personas que se encontraron con una sorpresa de mal gusto. La subida del precio del parking de tres a seis euros. Algo que no agradó a nadie, aunque a buen seguro contribuirá a limitar las visitas.

Más al Este, en la localidad de Celoriu, en Llanes, las playas estuvieron a rebosar. De hecho, resultaba completamente imposible mantener las distancias en Palombina, Borizu y Barru. No hubo incidentes, ni la Policía se personó por el lugar a desalojar. Fueron los propios bañistas los que poco a poco buscaron acomodo. Les fue bien a los hosteleros, que tenían las terrazas de los chiringuitos a rebosar.

Allí la jornada de playa se alargó hasta bien entrada la tarde, cuando los rayos de sol ya no tenían la intensidad como para lucir fenotipo sobre la arena.

Otra prueba de fuego espera hoy mismo al litoral asturiano, pues el primer día de verano y sin estado de alarma -pueden venir visitantes de otras provincias- se presenta de lo más apetecible para irse a la playa.

Los termómetros superarán en general los 20 grados: la máxima está prevista en 25 para el interior, en Oviedo y Cangas del Narcea, y la costa, en Navia.

El cielo se espera en general despejado, si bien habrá que tener cuidado en la montaña. Los que opten por alejarse de la costa y perderse por las cumbres igual se encuentran por la tarde con nubes y alguna llovizna.