La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Me quedo en el pueblo

Hay que comer más queso

Natalia Lobeto dejó en 2017 su trabajo relacionado con la gestión de residuos para ponerse al frente de la quesería familiar en Caso

Natalia Lobeto Álvarez posa tras los gorollos de queso casín en su quesería en El Campu.

Natalia Lobeto Álvarez, productora de queso casín en El Campu desde 2017, cuando se puso al frente de la quesería familiar liderada por su madre, Marigel Álvarez, tras la jubilación de esta, cree que no solo el queso que elabora, sino en general todos los quesos asturianos son de una calidad excepcional y merecen, como tal, ser así reconocidos. La cuestión, a su entender, es que su consumo sigue siendo bajo en España respecto a otros países europeos, e incluso en la propia Asturias. “Aquí tenemos productos agroalimentarios buenísimos, y uno de ellos son los quesos; lo que pasa es que, incluso en Asturias, su consumo sigue siendo bajo. Hay que comer más queso. Tenemos que ganarnos a los niños y aumentar su exportación, porque a nuestro producto le queda todo el mundo por conquistar. Tenemos que aprender a mostrarnos mejor, porque la demanda va a existir siempre”, afirma ella.

Tiene Natalia a la mejor maestra quesera del concejo, su madre, Marigel Álvarez, auténtica recuperadora de un queso, el casín, que ella mantuvo vivo incluso cuando desaparecieron prácticamente todos los elaboradores de la zona, algo que afortunadamente cambió en los últimos años. “Mi madre fue la primera persona que comercializó el quesu casín y lo dio a conocer en toda Asturias, porque entonces no se conocía e incluso hoy no se conoce lo suficiente. El primer año en la quesería fue de transición, aprendiendo con ella el oficio. Siempre que tengo un problema ella está ahí, y los conoce todos porque los vivió todos. Yo soy una hija afortunada, tengo esa suerte, la de ser la hija de Marigel, porque si alguien sabe de queso casín, esa es ella. Ponerse al frente de la quesería es un orgullo enorme, conlleva una carga emocional muy importante”, dice con satisfacción.

“Es una pena que se pierdan los negocios en el mundo rural por no tener una continuidad”

Natalia Lobeto

decoration

Natalia es un ejemplo de quien se preparó y trabajó en un oficio completamente ajeno al que hace actualmente y que lo dejó para volver al pueblo. Estudió Económicas y durante varios años trabajó en una empresa de medio ambiente; concretamente, en gestión de residuos hospitalarios. “Cuando acabé la carrera, marché a trabajar a Valladolid. Cuando mis padres pusieron en marcha el proyecto del hotel, pedí una excedencia de tres meses para echarles una mano y luego me reincorporé a mi trabajo. Trabajé en otras empresas ya en Asturias y en 2015, tras separarme, me surgió la oportunidad de irme a Madrid y fue cuando mi madre me dijo que no me marchase y me ofreció la oportunidad de quedarme al frente de la quesería. Vivía en Gijón, desde donde me trasladaba cada día a la quesería, hasta que finalmente, desde este año, ya vivo en El Campu junto con mi hija, de 10 años”, afirma esta mujer que elabora a la semana entre 350 y 400 piezas de quesu casín Redes.

Ella, que jamás pensó que se pondría al frente de la quesería familiar, anima a la gente a emprender en la zona rural. “Yo quiero animar a todas las personas que están como yo, que son una segunda o una tercera generación y que igual tienen una carrera universitaria u otro trabajo y se están replanteando continuarlo y acaban de dar el paso, a que lo hagan, y además sería una manera de repoblar la zona rural. Es una pena que se pierdan estos negocios, tienes quien te los enseñe y además vives en el campo, con una buena calidad de vida y mucho menos estrés. Sí es cierto que hay que mejorar cosas como la conexión a internet, sobre todo porque aumenta el teletrabajo como otra opción laboral en el medio rural, y aún más ahora con el tema de la pandemia, pero hay muchísimas ventajas”, concluye.

Compartir el artículo

stats