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Nuria Varela Menéndez | Directora general de Igualdad y del Instituto Asturiano de la Mujer

“La violencia contra las mujeres sigue en aumento, así que hay que cambiar de estrategia”

“En Asturias tenemos la brecha salarial más alta de toda España; el 90% de los cuidados los hacen ellas y es un trabajo que no se reconoce”

Nuria Varela, directora del Instituto Asturiano de la Mujer: “La violencia contra las mujeres sigue en aumento, así que hay que cambiar de estrategia”

Nuria Varela, directora del Instituto Asturiano de la Mujer: “La violencia contra las mujeres sigue en aumento, así que hay que cambiar de estrategia” Amor Domínguez

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Nuria Varela, directora del Instituto Asturiano de la Mujer: “La violencia contra las mujeres sigue en aumento, así que hay que cambiar de estrategia” Elena Fernández-Pello

Corresponsabilidad es la palabra que más se repite en el discurso de Nuria Varela Menéndez (Turón, Mieres, 1967), directora general de Igualdad y del Instituto Asturiano de la Mujer. Periodista y escritora, dirigió el Gabinete del Ministerio de Igualdad creado por José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 y es profesora asociada de la Universidad Complutense. Antes de que acabe este año presentará el III Plan Estratégico de Igualdad del Principado.

–25-N y brecha salarial, ¿qué tienen que ver?

–Es 25-N contra la violencia económica. Tenemos una situación económica de desigualdad estructural profunda. En las relaciones de violencia de género en pareja siempre hay violencia económica. A veces hay violencia física, otras no; a veces hay violencia psicológica, otras no; pero siempre hay violencia económica, y la vemos en mujeres con pocos recursos, con muchos, en profesionales. Y además, cuando una mujer sale de una relación de violencia en pareja siempre sale sin nada, incluso con deudas. La violencia económica es una constante, pero como el bien superior es la vida, lo económico acaba quedando en segundo plano, y es muy importante luego, cuando las mujeres quieren retomar las riendas de su vida.

–¿Qué entienden por violencia económica?

–Todas aquellas prácticas que impactan negativamente en la situación de las mujeres. Es una situación estructural. En Asturias tenemos la brecha salarial más alta de toda España, la tasa de menos actividad económica. El 90 por ciento de todos los cuidados en Asturias los hacen las mujeres, no solo menores, también mayores y dependientes. Son trabajos que ni se reconocen ni se pagan y que están lastrando la vida económica de las mujeres. En los últimos 10 años, una media de 2.500 mujeres al año ha dejado su empleo para dedicarse al cuidado.

–¿Por qué en Asturias la brecha salarial entre géneros es tan grande?

–Lo que vemos en la administración, que tiene su reflejo en ámbito privado aunque la diferencia es muy grande –el 14,5 por ciento entre los funcionarios y en la empresa privada en el 29,3–, es que el 90 por ciento de los permisos para cuidar los piden las mujeres: excedencias, reducciones de jornada con las que reduces tu salario. En el ámbito privado se conjuga eso y la baja tasa de actividad, la principal causa de inactividad entre las mujeres –y lo dicen el 33 por ciento– es el trabajo en el hogar. En España cuanto más sube la edad mayor brecha, pero en Asturias no, en Asturias la brecha más grande está en la edad de crianza, entre los 35 y los 44 años, que es donde está la mayor diferencia en la tasa de actividad entre hombres y mujeres. Además, de cada 10 mujeres en puestos de dirección en medianas y grandes empresas en Asturias, 2,7 son mujeres. Cuidados, techo de cristal y la tradición laboral asturiana, muy marcada por nuestra historia. Los sectores de mejores salarios están muy masculinizados, como la minería, la siderurgia, la industria. Las mujeres se concentran en las actividades peor pagadas. Y hay otro dato importante: la brecha en las pensiones casi se duplica. La media de los hombres es de 21.619, la mas alta de España; la brecha con las mujeres es del 40,88 Las diferencias estructurales en el ámbito laboral acompañan a las mujeres toda la vida. Y además, los hombres españoles ganan más que la media nacional y sin embargo las mujeres están por debajo de la media.

“Las empresas no han entendido la importancia social de la corresponsablidad”

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–¿Entonces..?

–El grueso de la desigualdad esta en los cuidados, es una obviedad. En Asturias no hay corresponsabilidad y tenemos que ir a una sociedad donde hombres y mujeres se hagan cargo de los cuidados.

–¿Cómo se consigue?

–Requiere un cambio de cultura, y es una cuestión que nos interpela a todos. Este año, por primera vez, se ha constituido una mesa de igualdad para la concertación social; buscamos la colaboración de la Escuela de Emprendedoras en proyectos piloto, y en la escuela a través del programa “Coeducastur” trasladamos a los niños esa idea de corresponsabilidad. Las mujeres del siglo XXI quieren tener vidas completas, pero las empresas no han entendido la importancia social de la corresponsabilidad. En Asturias, la brecha salarial y la baja tasa de actividad de las mujeres tienen como consecuencia una bajísima natalidad.

–¿En que punto de desarrollo está el plan de igualdad del Principado?

–Aquí hay cierta confusión general. Por un lado está el Plan Estratégico de Igualdad y por otro el Plan de Igualdad de la Administración Pública del Principado. La tramitación de este último está previsto que culmine este año, para empezar con él en enero de 2021, con un desarrollo de dos años y en tres bloques: la administración general, los docentes y el Servicio de Salud. El III Plan Estratégico de Igualdad del Principado se presentará a finales de año y tendrá varias líneas prioritarias: la formación, la violencia de género, la transformación política, social y económica.

–¿Cómo están evolucionando las estadísticas de violencia de género?

–La última macroencuesta nos habla de que la prevalencia se mantiene. Una de cada cuatro mujeres ha sido víctima de violencia alguna vez en su vida, el tres por ciento de las mujeres han sufrido violencia sexual. Son cifras muy altas. Siguen aumentando el número de denuncias y se confirma la tendencia al alza de las ordenes de protección.

Si las medidas que se están tomando contra la violencia de género no están funcionando, ¿no habrá que ir pensando en cambiarlas?

–Hay que cambiar la estrategia. Tenemos entre manos un estudio sobre el sistema de detección, hay que reforzar la respuesta judicial y hay otra clave, que es la coeducación.

El Gobierno regional es abolicionista con la prostitución, el cuerpo de una mujer no se vende

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–Asturias contará desde esta semana con un nuevo servicio: el centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales. ¿No existían ya recursos para atajar ese problema?

–Como este no, solo existe otro centro similar en Madrid. Queremos dar una respuesta inmediata, accesible y rotunda contra a violencia sexual. Se denuncia muy poco, solo un 8 por ciento de los casos y la mayoría de las víctimas son jóvenes que tienen que cargar con las secuelas de esas agresiones sin recibir atención. Parece que la vida de una mujer no cuesta nada, que se puede violar a una mujer y no pasa nada. Eso es consecuencia de una cultura de la desigualdad que hay que combatir evitando la victimización y yendo más al origen que al final del problemas. Es imposible acabar con las violencia física si no se acaba antes con el sustrato de desigualdad que la sustenta, y hay que evitar que esa cultura se traslade de generación en generación.

–¿Cuál es la posición del Instituto Asturiano de la Mujer respecto a la prostitución?

–El Gobierno asturiano es abolicionista. Los cuerpos de las mujeres no se venden. Lo que necesitamos es un marco legal para poder actuar. En Asturias hay prostíbulos con licencias de bares, hoteles, hasta de tablaos flamencos. Así no podemos cerrarlos. Y mucha prostitución se ejerce en pisos. Un buen modelo a seguir es el de la ley sueca, que protege a las mujeres, pero castiga al explotador y al consumidor.

–¿Cuál ha sido el impacto de la epidemia de covid-19 en la violencia de género?

–La pandemia ha tenido un doble impacto en las mujeres, empeorando su situación económica y aumentando su carga de cuidados. La violencia de género es un continuo, y en ese sentido no ha habido un patrón de incremento de casos. Durante el confinamiento tuvimos primero un periodo de silencio, luego explosiones puntuales, en uno solo fin de semana recibimos en los centros de acogida del Principado ocho mujeres, que son muchas con la población que tiene la región, pero en general no ha habido un aumento de las agresiones. Lo que sí subió fue el número de llamadas y consultas, por el temor de quedar atrapadas en situaciones que se agudizaban y la preocupación de no tener salidas. De enero a octubre de este año han sido atendidas 458 personas, mujeres y niños, y ha habido 358 ingresos en centros; en todo el año pasado hubo 446 ingresos. Hay una nota positiva y es que han aumentado las denuncias de familiares y vecinos de las víctimas. Eso fue algo en lo que insistimos mucho al inicio de la pandemia, en la necesidad de cuidar a las mujeres, de no dejarlas solas.

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