El Seprona acorrala a los cazadores furtivos: 337 detenidos e investigados en 2020

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), con el apoyo del Servicio Cinológico, localizó durante el año pasado más de 1.200 métodos de caza prohibidos y cerca de 180 animales envenenados. Durante las inspecciones también se hallaron explosivos, armas de fuego, silenciadores y droga, tal y como ha informado el propio cuerpo.

La lucha contra el furtivismo es uno de los principales objetivos del Seprona, por generar “múltiples efectos, desde importantes pérdidas económicas hasta desequilibrios en los ecosistemas”.

En el marco de las operaciones “Red Dot” y “Antitox IX”, se ha detenido e investigado durante el pasado año a un total de 337 personas en relación con delitos de caza y contra la fauna y la flora. Tras más de 900 inspecciones durante todo el año 2020 en fincas cinegéticas, explotaciones ganaderas y establecimientos fitosanitarios, los agentes detectaron más de 2.600 infracciones administrativas y 320 delitos. Entre los cadáveres de los animales destacó un lince ibérico, encontrado en el fondo de un pozo y en cuya necropsia aparecieron restos de veneno en su organismo. Milanos negros, milanos reales y busardos ratoneros figuran entre otros animales muertos.

Respecto de los delitos relacionados con el furtivismo, se consiguió identificar a los autores de abatimientos de especies en peligro de extinción y se retiraron numerosas cabezas destinadas a convertirse en trofeos de caza mayor. “En España ha venido siendo tradicional el uso del veneno y medios no selectivos de captura para luchar contra los animales cuya presencia puede causar efectos negativos. Se trata de una de las mayores amenazas para la biodiversidad, por su carácter masivo y no selectivo”, explican en el servicio.

Entre algunas operaciones destacadas figura una en Ciudad Real, donde en una casa abandonada se localizaron varias cabezas de ciervos decapitados y cabezas de venados en sacos. La investigación derivó en una inspección en un local de taxidermia, en el que se encontraron más cabezas de animales con restos de sangre. En Madrid, en una operación contra la caza furtiva de liebre con galgo se detectó la existencia de una perrera clandestina.