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El domingo de Ramos más raro: la gente justa, nada de procesiones y bendición "espiritual" de la palma

Fieles con mascarilla y guardando la distancia en el segundo año consecutivo en el que los pasos no salen a la calle por la pandemia

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Día de Ramos atípico en toda Asturias

"Se omite la bendición de los Ramos. La Misa comenzará con la señal de la cruz y el saludo del ministro". Las reglas del arzobispado de Asturias ya estaban claras desde hacía varias semanas, pero hoy, en un soleado domingo de Ramos en Asturias, resultó chocante no ver ninguna procesión y volver a casa con las palmas sin bendecir. Las medidas que tocan llevar a cabo en este contexto de pandemia no sientan bien al arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, que criticó abiertamente durante la homilía las restricciones, que considera estrategias "políticas e incluso ideológicas".

Oviedo

“Nosotros, como ciudadanos que somos, asumimos con responsabilidad unas medidas que entendemos porque tenemos que colaborar para que no se cuele más de lo que se está colando esta malhadada pandemia, pero otras no responden a una estrategia sanitaria. Puede ser, al menos así pensamos algunos, que respondan a otro tipo de iniciativas que ya no son sanitarias sino políticas e incluso ideológicas”, sostiene el arzobispo. 

“La pandemia, además de llevarse vidas por delante, también viene con otras acciones puramente políticas discutibles y discutidas que tienen una incidencia grave en empresas, en negocios hosteleros y en muchas familias”, asegura Jesús Sanz Montes. “Sin dar ningún nombre ni ninguna sigla, habría que pensar si estamos construyendo un escenario nuevo tras la pandemia o estamos aprovechándonos de ella para otras cuestiones bien distintas. Eso es lo que he querido decir delicadamente en la homilía, sin hacer política, porque precisamente es lo que yo intento siempre”, recalca el arzobispo de Oviedo.  

Sanz Montes puso a los hosteleros como ejemplo de un sector damnificado por esas medidas que critica. “Un ejemplo muy concreto es el de la hostelería. Habría que mirar al sector como se mira dentro de un teatro o dentro de la misma iglesia. Claro que hay que imponer medidas, pero las adecuadas y razonables. Ahora, otro tipo de medidas que cercena completamente el sector, que puede afectar incluso a su libertad y que cierra un espacio a cal y canto habría que ver si son o no justas. Yo las cuestiono”, señala el máximo responsable de la Iglesia asturiana. Y va más allá. “En cuanto a la limitación de horarios pasa exactamente igual. Se está pagando un alto precio en las empresas y comercios y sobre todo en las familias, que son las que pagan el pato”, dice.

Gijón

En Gijón, el Domingo de Ramos pasó de puntillas. Con un sol radiante, un cielo sin una nube y un viento frío que no empañaba el resultado final, los devotos de la Semana Santa experimentaron esta mañana más rabia si cabe por tener que quedarse por segundo año consecutivo sin salir a la calle con sus pasos. Si la pandemia no existiera, hoy tendrían que haber inaugurado las celebraciones religiosas las procesiones de “La Borriquilla”, con arraigo en los templos de San Pedro, San Lorenzo, Somió y la parroquia de Los Carmelitas en el paseo de Begoña. También, los niños de la catequesis de San Pedro, que integran la cofradía del Niño del Remedio, deberían haber sacado la pequeña figura por las vías del centro y de Cimadevilla. Pero nada de eso pudo ser. 

Sin embargo, eso no quiso decir que los devotos no vivieran el pistoletazo de salida de la Semana Santa con pasión y devoción. Tampoco que no se hicieran pequeñas y recatadas celebraciones. Sin ir más lejos, en San Pedro la cofradía del Niño del Remedio rindió homenaje a su figura durante la misa que se celebró a partir de las 13.00 horas. La imagen del niño Jesús estaba bien protegida por las banderas de las tres cofradías gijonesas. A saber, la Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz, la Ilustre Hermandad de la Santa Misericordia y la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro. Además, el párroco de San Pedro, que en su sermón a vivir una Semana Santa centrándose en “lo espiritual", sí que bendijo los ramos durante la eucaristía. 

En el resto de parroquias en las cuales se celebró misa la imagen fue parecida a la de San Pedro. Es decir, fieles con mascarilla y distancia de seguridad y ambiente de celebración interna por segundo año consecutivo debido a la pandemia.

Avilés

El primer Domingo de Ramos a distancia fue el del año pasado, el del confinamiento más duro: aquellas bendiciones fueron solitarias o por vía postal. Las palmas y los ramos de esta mañana, sin embargo, entraron en los templos, pero no hubo hisopos, ni agua bendita. “La bendición del final del oficio será la única”, explicó ayer Carlos Mora, el hermano mayor de la cofradía de San Pedro, unos minutos antes de que Alfonso López Menéndez presidiera la misa de 12.30 horas, en un templo que esta semana es más museo que en otras ocasiones. La Semana Santa avilesina se queda a techo, pero la devoción con las distancias físicas, se mantiene tan inalterable como el momento último de la Pasión que se conmemora desde hace casi dos milenios. 

Lo que sucede es que no todos los feligreses conocían las nuevas “normas de obligado cumplimiento” que dictó hace unas semanas Jesús Sanz, el Arzobispo de Oviedo. “Que no hay bendición”, advirtió una mujer a otra a la entrada de San Nicolás. La advertida hizo un gesto que acompañó con una sonrisa: “Por si acaso”... Pero no hubo tal. Las reglas del Arzobispo lo dejaron claro: hay que evitar tumultos, agolpamientos... y de esos hay muchos todos los años, en la campa de la iglesia de los Padres, que es de donde sale la procesión de la Borriquilla, la primera de todas en la Semana Santa avilesina, este año de mucho mayor recogimiento.

Cangas de Onís, vacío J. M. C.

Cangas de Onís, vacío

"No hay nada, de nada", aseveró pasado el mediodía de hoy, Domingo de Ramos, Felipe Llerandi, uno de los habituales vendedores que asisten con sus productos de la huerta al mercado semanal de Cangas de Onís, conocida tradicionalmente por los vecinos cangueses como "la plaza". Además, como era de esperar, tampoco hubo bendición de ramos ni palmeras en los soportales de la iglesia parroquial de Santa María. Y es que se registró escasa afluencia de visitantes, pese al buen tiempo reinante -sol reluciente y agradable temperaruta-, en la vieja capital del Reino de Asturias.

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