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Me quedo en el pueblo

Los hermanos Grana, cuatro generaciones trabajando la madera maciza y rehabilitando hórreos y paneras

“Estamos perdiendo auténticas joyas, habría que buscarles nuevas finalidades ”, afirman estos profesionales especializados en la construcción y rehabilitación de este tipo de bienes muebles

Miembros de la familia Grana delante del hórreo que están rehabilitando en su taller en Cornellana.

Entrar en el taller de los hermanos Grana, en Cornellana (Salas), cuarta generación de carpinteros y ebanistas especializados en la construcción y rehabilitación de hórreos y paneras, es como entrar en una especie de UCI donde se curan las heridas de algunos de estos bienes muebles que forman parte de la historia de muchos pueblos asturianos. La suya es un ejemplo de quedarse en el pueblo por generaciones y realizando, además, el mismo oficio de quien en su día lo inició: Joaquín de la Grana, tal como recuerda su bisnieto, Joaquín Grana Martínez.

Manuel García Grana, trabajando en la rehabilitación de un hórreo. Ana Paz Paredes

Mi bisabuelo Joaquín y mi abuelo José de la Grana, eran carpinteros, oficio que continuó mi padre. En 1954, se traspasó la ebanistería Carbajal en Cornellana y a raíz de esa operación mi padre se hizo su propio taller. Allí, con él aprendí el oficio y, en 1975, ya empecé a trabajar a diario hasta hoy. Siempre estuvimos cuatro hermanos con él: Celestino, especialista en talla y dibujo, que además estudió Bellas Artes en Oviedo, y que se jubiló hace tres años; ahora estoy yo, junto con Geli y e Isabel.

Isabel Grana Martínez realizando un trabajo de rehabilitación en una contraventana. Ana Paz Paredes

Estas últimas están más centradas en la restauración de mobiliario, aunque Geli también talla la madera. El equipo lo forman también mi sobrino Manuel García Grana y mi cuñado Manuel José García”.

A lo largo de estos años, como afirma el propio Joaquín Grana, y además de haber heredado la clientela paterna, se han ido ganando la suya propia tanto como expertos en la restauración y construcción de hórreos y paneras, como por la construcción de diversos tipos de muebles macizos de castaño, suelos, escaleras, puertas y todo tipo de mobiliario, sin olvidar arcas, arcones y cajas talladas.

Cajas y arcones tallados, otros de los trabajos de los hermanos Grana. Ana Paz Paredes

Al preguntarle a Joaquín Grana cuántos hórreos y paneras habrán puesto en pie en Asturias y fuera de la región, le resulta imposible hacer un cálculo cercano. “En los años 70, llevamos una panera para Santander, fue el primer trabajo en el que participé con mi padre, de aquella tenía 13 años, y ahora 63. En 50 años resulta imposible acercarte a un número exacto, pero fueron muchos, señala este hombre enamorado de su oficio quien recuerda que, también a ellos, les afectó la crisis económica de 2008. “La crisis afectó mucho a la construcción y nos dio un parón tremendo, lo que pasa es que seguimos adelante porque nos fuimos adecuando al momento que tocaba vivir y por ser una empresa familiar”, afirma.

Manuel José García Suárez trabajando en el taller. Ana Paz Paredes

Para Joaquín Grana, el deterioro que viven actualmente hórreos y paneras en Asturias “es un crimen, se están viniendo abajo auténticas joyas con muchos siglos, con tallas y pinturas importantísimas. Si se ha perdido su utilidad lo que hay que hacer es buscarle otra para que sigan en pie y en buen estado. Pero claro, esto sigue siendo un tema complejo, la legislación está como está. Hay que habilitar los mecanismos necesarios para que este mueble se siga valorando”, dice.

Geli Grana trabaja en la restauración de una contraventana. Ana Paz Paredes

Grana cree que se puede vivir en el medio rural y del medio rural porque, “en esta vida todo se puede, tienes que querer y tener empeño. Para los que ya estábamos en el medio rural y en el oficio que se haga, es mucho más fácil continuarlo, pero para el que llega nuevo lo tienen más complicado, sin duda. Partir de cero es otra cosa”, señala mientras última el trabajo del día, en este caso la restauración de un hórreo que se irá para Pravia. “Es un hórreo viejo en el que se aprovecha al cien por cien las paredes. Recuperamos parte del corredor y el resto es casi todo nuevo, el tejado, el suelo, los trabes, todo en madera de castaño”, explica.

Joaquín Grana Martínez entre varios pegollos en el exterior de su taller en Cornellana. Ana Paz Paredes

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