Es la tarde del martes 22 de junio. Hace unas horas, en algún punto de vacunación de la región, un paciente anónimo, sin saberlo, ha recibido la vacuna número un millón de Asturias. Un cifra simbólica de la que muchos creen ser protagonistas y una cifra con la que no se ha parado nada. Porque Asturias sigue vacunando de forma febril.
Oviedo: En en el cubo 1 del área de Docencia del complejo sanitario del HUCA la cola durante la tarde ha seguido siendo larga. El turno de la tarde es de tres a diez.
Y en esto llega a vacunarse Arturo Martínez Cernuda. Trabaja en una empresa de pinturas. Le pone la primera dosis, de Pfizer.
–Me daba igual una marca que otra. Tenía ganas de vacunarme a ver si acaba todo esto de una vez. En mi familia, gracias a Dios, no se contagió nadie. Tuvimos mucha precaución. Ahora tenemos muchas ganas de ir de vacaciones con los críos. A ver si disfrutan del verano, que también ellos lo están pasando mal.
Arturo Martínez aprueba el que se relaje la obligación de la mascarilla, pero apuesta por la prudencia:
–La gente está muy cansada y tenemos ganas de volver a lo de antes. Yo en principio no me fío mucho. Veo bien que no sea obligatoria en exteriores, si no hay mucha gente, pero yo seguiré usándola hasta que vea la cosa más tranquila.
Dicen las sanitarias que ejercer con maestría la acción de inocular vacunas que “los pacientes vienen con muchas ganas de vacunarse, con muchas ganas de colaborar para que termine esto. Siguen viniendo con preguntas, pero ahora con menos. Hay más concienciación. No obstante, hay gente que protesta: unos quieren Pfizer, otros Moderna...”
Avilés: María Jesús García, que es de Piedras Blancas “aunque” vive en Avilés “desde hace años” es otra de las que ha podido ser el brazo “un millón” de la vacuna asturiana. Sale del polideportivo de Los Canapés un poco después de las cuatro y cuarto. “Hoy ha sido la segunda dosis. De Pfizer”, aclara al periodista que espera bajo la marquesina que se asoma al barrio de Versalles. “Casi he tardado más haciendo la cola que con el pinchazo”, bromea la castrillonense que, sin dudarlo, ha sido de las que siempre ha esperado la vacuna como agua de mayo. “Y ahora viene lo de poder quitarnos la mascarilla por la calle”, celebra.
A ella la llamó “el robot. Estaba todo bien. Así que hace veintiún días me acerqué hasta aquí la primera vez”, cuenta. Ahora ya tiene la dosis completa. “Por razones de trabajo, me muevo mucho por Castilla-La Mancha. Como está organizado aquí en Asturias es inmejorable”, añade. “Atienden muy bien, con rapidez, son los mejores. Hay que felicitarles”, concluye.
Mieres: Ismael García puede ser otro paciente un millón. Tiene 51 años y recibió su segunda dosis de Pfinzer siendo el último del día en el centro de vacunación masiva de Mieres. “Voy a dar por hecho que la vacuna un millón es la mía”, apuntaba con buen humor tras haber quedado, en principio, inmunizado. “La primera inyección me dejó un poco dolorido el brazo, pero por lo demás todo perfecto”. En su caso, la experiencia con el covid-19 ha sido un tanto contradictoria: “Mi madre tiene 96 años y lo pasó asintomática”. Sin embargo, uno de sus hermanos mayores sufrió los efectos más descarnados del virus: “Estuvo bastante fastidiado y al final tuvieron incluso que intubarlo, pero lo superó”. Ismael García, residente en Mieres pero natural del concejo de Aller. Valora positiva el funcionamiento del dispositivo de vacunación instalado en el recinto ferial de Santullano, en funcionamiento cada día desde las ocho y media de la mañana hasta más o menos las dos de la tarde. De ser necesario, el centro logístico tiene capacidad para suministrar 1.500 vacunas.
Gijón: Las colas volvieron a hacerse muy presentes en las inmediaciones del estadio de El Molinón. Pero ni la espera puede con la sonrisa de oreja a oreja que muestra Liliana Sánchez, una gijonesa nacida en 1983 que está a punto de dar a luz a Daniel, su hijo. La mujer, embarazada de 35 semanas, celebró la vacuna un millón sin estridencias. "Está claro que en estado de buena esperanza, algo de reparo te da, pero consulté con especialistas y me dijeron que no había ningún problema", explicó una mujer a la que le administraron Pzifer. Sánchez, acudió acompañada por una amiga, Leticia González, también de 38 años. "La llegada de la vacuna se hizo de rogar, pero ahora la cosa va rápida y se agradece. Hace nada de tiempo vacunaron a mi marido, que nació en 1973", señala.
Y mientras en los puntos de vacunación se siguen sumando brazos, el Consejero de Salud y miembros destacados de su equipo pasan por el Acuartelamiento de Cabo Noval como muestra de agradecimiento debida. Pablo Fernández Muñiz fue recibido por el coronel jefe del Regimiento de Infantería nº3 y comandante militar de Asturias, Alfonso Pardo de Santayana Galbis, y otros altos mandos. Acompañado también por el Director General de Salud Pública, Rafael Cofiño y por la responsable del equipo de rastreadores, María José Villanueva, Muñiz cumplió con una visita de agradecimiento a los equipos militares que han estado participado activamente en la llamada Operación Baluarte, que propició la incorporación de soldados a los grupos de rastreadores de casos covid. Fernandez agradeció la “labor desarrollada en este año y medio de difícil gestión ante una emergencia mundial” y no pudo dejar de destacar que el personal del Ejército realizó su labor en Asturias “con un total entendimiento con los rastreadores civiles y el equipo supervisor”.