Primeros tratamientos para la degeneración macular seca: "Ofrecen muchas esperanzas"

El oftalmólogo Álvaro Fernández-Vega alerta sobre la patología de vítreo: "Hay que prestar atención a los cambios bruscos en las moscas volantes"

Una de las sesiones de ayer del curso que se celebra en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. | Irma Collín

Una de las sesiones de ayer del curso que se celebra en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. | Irma Collín / Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

La degeneración macular asociada a la edad, una patología del ojo de prevalencia creciente y principal causa de ceguera en personas mayores, por vez primera tiene tratamientos. "No mejoran la enfermedad, pero sí ralentizan su progresión de una forma significativa", explicó ayer en Oviedo Álvaro Fernández-Vega Sanz en el marco del VI Curso de Actualización de Retina y Vítreo que se celebra hasta hoy sábado en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. Las citadas terapias ofrecen "muchas esperanzas" para abordar la forma seca o atrófica de degeneración macular, que hasta muy recientemente carecía de solución, puntualizó el especialista ovetense.

Álvaro Fernández-Vega Sanz, en la biblioteca del Instituto. | Irma Collín

Álvaro Fernández-Vega Sanz, en la biblioteca del Instituto. | Irma Collín / Pablo Álvarez

La degeneración macular constituye una de las principales causas de pérdida del centro de la visión de las personas mayores de 60 años. Consiste en un envejecimiento de la retina que, en las fases más graves, provoca una pérdida de la visión central, mientras se conserva la visión lateral. "Es una enfermedad que no da ciegos totales pero sí da ciegos legales", indicó Álvaro Fernández-Vega Sanz.

Existen dos formas de la enfermedad: una seca o atrófica, ya mencionada, cuyo avance es "lento y progresivo". Y hay una segunda modalidad, denominada húmeda, que presenta un mecanismo de cicatrización que crea una red de vasos sanguíneos anormales detrás de la retina. Esa vascularización hace que la pérdida de visión no sea lenta, sino brusca. "Esa cicatrización destruye la retina muy rápido. Tenemos forma de tratarla, pero el paciente debe darse cuenta de que le está sucediendo", indicó el especialista ovetense. Entre los avances tecnológicos para el diagnóstico de estas patologías figura el angio OCT, dispositivo que "permite ver todo el proceso de vascularización de la retina sin necesidad de inyectar contrastes".

Álvaro Fernández-Vega Sanz analizó también la situación de la alta miopía, otra de las temáticas abordadas en el Curso de Actualización de Retina y Vítreo que se desarrolla en la capital del Principado. La alta miopía surge como consecuencia de que el globo ocular es más grande de lo normal. En la cuenca mediterránea y en Asia se registran las prevalencias de alta miopía más elevadas del mundo. "Inciden factores genéticos y ambientales, y lo cierto es que origina muchas cegueras legales", precisó el experto.

Si la miopía es muy alta, puede provocar alteraciones retinianas. Se estima que los miopes tienen casi veinte veces más riesgo de desprendimiento de retina que los no miopes. Asimismo, las personas con alta miopía "pueden sufrir alteraciones también al nivel de la mácula, la parte central de la retina, que es donde tenemos la visión más fina, la que utilizamos para leer, escribir o reconocer los rasgos de la cara de una persona". Los miopes pueden ver alterado el centro de la visión. Y también presentan "una propensión más alta a una de las enfermedades más graves, el glaucoma, que se produce por un aumento de la tensión dentro del ojo".

Como señales de alerta ante los problemas de retina y vítreo, Álvaro Fernández-Vega Sanz incidió en dos. Por una parte, el cambio brusco en las moscas volantes. "Todos vemos puntitos negros que son condensaciones del humor vítreo, del gel transparente que rellena el ojo por dentro, y ese cambio brusco puede hacernos suponer que el humor vítreo se ha separado de la pared del fondo del ojo y puede tirar de la retina y romperla". Un segundo síntoma de alarma se produce cuando se empiezan a ver distorsionadas o torcidas las líneas verticales u horizontales: verjas, azulejos... "Es señal de que puede haber un problema en la mácula, en el centro de la visión, y debemos acudir al oftalmólogo", aseveró el especialista del Instituto Fernández-Vega.

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