Los dos candidatos a Rector de la Universidad, bajo la lupa de sus partidarios: lo que dicen de ellos

Villaverde es cercano y dinámico, destaca la decana de Economía y Empresa

Cueva Lovelle representa el entusiasmo y la tenacidad, resalta José Alba, profesor de Economía Aplicada

Ignacio Villaverde (izquierda) y Juan Manuel Cueva Lovelle.

Ignacio Villaverde (izquierda) y Juan Manuel Cueva Lovelle. / LNE

José Alba Alonso

La Universidad de Oviedo decidirá el día 25 de abril, en las elecciones al Rectorado, entre Ignacio Villaverde y Juan Manuel Cueva Lovelle, que esta semana han iniciado la campaña para tales comicios. Bajo estas líneas, dos docentes de la institución académica, partidarios de cada uno de los candidatos, trazan sus perfiles y explican por qué, a su juicio, merecen el voto.

Ignacio Villaverde, cercano y dinámico

Por Carmen Benavides, decana de la facultad de Economia y Empresa

El jueves pasado por la tarde arrancaba la campaña al Rectorado del candidato Ignacio Villaverde y al patio del Edificio Histórico iban llegando profesores, estudiantes y personal de administración, gestión y servicios de distintos centros de nuestra Universidad. 

Muchos compañeros de Derecho recordaban que habían estudiado ahí, en esas aulas con bancos tan incómodos. Ignacio Villaverde estudió Derecho y empezó su carrera académica en ese Edificio Histórico. A él volvió años después como rector, consciente de que la Universidad requería un cambio y la comunidad universitaria había confiado en él para llevarlo a cabo. El profesor Villaverde ya había ocupado cargos diferentes dentro de la Universidad y la conocía muy bien; estoy segura de que hoy la conoce al detalle. 

Echando la vista atrás, desde que Ignacio se puso al timón de la Universidad de Oviedo se aprecian avances significativos y prometedores que me gustaría poner de manifiesto. 

Hoy tenemos una universidad moderna, dinámica e innovadora, abierta al mundo y deseosa de que el mundo entre en ella. Con la sensación de que sabe lo que quiere y hacia dónde va. Fijar este rumbo exige tomar decisiones que no siempre son fáciles, ni gustan a todo el mundo, e Ignacio Villaverde ha tenido la valentía de hacerlo cuando ha creído que los objetivos eran buenos para nuestra institución. 

Esta forma de actuar le ha permitido impulsar muchos proyectos en diferentes ámbitos, siempre con el fin último de mejorar el impacto de la Universidad en su entorno más inmediato: nuestra región. Ignacio, que en muchas ocasiones ha comentado que pertenece a la primera generación de su familia que ha realizado estudios universitarios, valora enormemente las oportunidades que una universidad pública puede ofrecer a la sociedad. Y somos una universidad pública, que financian los asturianos, que debe devolver a la sociedad lo que esta le da. De ahí su apuesta por el desarrollo regional y por el papel de nuestra institución como agente dinamizador.

Ignacio Villaverde tiene muy claro que una universidad útil para Asturias tiene que ser una universidad internacionalizada, pues una universidad moderna no puede estar aislada del mundo. Esto significa que la interacción con otras comunidades universitarias y la movilidad, tanto de estudiantes como de profesores, en ambas direcciones es un activo de alto valor para nuestra región. Y no ha ahorrado kilómetros para establecer contactos, buscar destinos, firmar convenios y, en definitiva, tejer redes que refuercen nuestras relaciones con buenas universidades, que nos hagan crecer y nos den visibilidad. 

También ha dinamizado la oferta académica de la Universidad con la puesta en marcha de nuevas titulaciones demandadas en el mercado, esforzándose en mejorar el atractivo y competitividad de dicha oferta, ofreciendo a la sociedad lo que esta necesita.

¿Y cuántas veces hemos oído que Asturias necesita emprendedores? Hoy el emprendimiento se respira en todos los campus asturianos, está en el ambiente, a través de la realización de concursos, desayunos, talleres… No cabe duda de que el empeño por potenciar la cultura emprendedora en la universidad también refleja el talante del candidato, siempre abierto a iniciativas que muevan a la Universidad y favorezcan a la región. 

Creo que Ignacio Villaverde ha mostrado a lo largo de su mandato ser un rector dinámico, innovador y abierto al mundo, consciente de que nada de lo que sucede en el mundo es ajeno a la universidad y de que, por eso mismo, la Universidad siempre tiene desafíos que abordar y retos que cumplir. El pasado jueves, en el Aula Magna del Edificio Histórico, ante muchos compañeros y compañeras, Ignacio Villaverde pidió a la comunidad universitaria que el día 25 de abril renueve su confianza en él, ofreciéndole así la posibilidad de culminar proyectos ya iniciados y de emprender otros nuevos, con el fin de poder llevar a la Universidad de Oviedo a la meta propuesta. 

Quien se presenta a rector no solo adquiere un gran compromiso con todos los miembros de la comunidad universitaria, también adquiere un enorme compromiso público con el conjunto de la sociedad asturiana. Sé que Ignacio Villaverde es bien consciente de ello y espero que consiga el respaldo necesario para dirigir nuestro futuro. 

Juan Manuel Cueva Lovelle, entusiasmo y tenacidad

Por José Alba Alonso, profesor titular de Economía Aplicada

Quienes vivimos la Universidad, seamos estudiantes, PTGAS o profesores, no podemos ignorar lo que hay detrás de un curriculum inmenso, denso, internacional y ejemplo de cooperación en campos diversos. Pero no escribo estas líneas para repetir lo que cualquiera puede ver sobre la brillante carrera de Juan Manuel Cueva Lovelle directamente en internet. Trataré de hacer ver otros aspectos también importantes que no son perfectamente cuantificables.

Tuve la suerte de llegar como profesor a una universidad que albergaba un gran proyecto y donde profesores como Emilio Murcia propiciaban un marco para la cooperación transdisciplinar en torno al territorio y los recursos naturales. Y ocurrió que Juan Manuel y yo nos embarcamos casi al mismo tiempo en esa universidad que anhelaba contribuir al progreso de Asturias.

El trabajo desarrollado sobre Somiedo a mediados de los ochenta me permitió conocer mejor a Juanma mediante compañeros como Pepe Rivero y Miguel Ángel Martínez, quienes formaban parte de un equipo en el que cooperaban especialistas de muy distintas ramas. No pasaría mucho tiempo hasta que comenzásemos a trabajar sobre aspectos socioeconómicos de algunos espacios naturales protegidos. Desde entonces, puedo afirmar que la capacidad de Juan Manuel Cueva Lovelle para aplicar la informática en múltiples campos es algo que me maravilla.

Sé de los muchos proyectos que ha dirigido Juan Manuel sin querer hacerse notar, en los muchos en los que ha colaborado discretamente y cómo han servido para mejorar las dotaciones existentes con equipos modernos que sobrepasaban presupuestos bastante menguados. Ha sacado euros de debajo de las piedras, logrando contribuir decisivamente a la formación de muchísimos especialistas. Y ha influido con gran éxito en conseguir una empleabilidad magnifica en las titulaciones de Ingeniería Informática.

Conozco bien un apartado muy significativo de la biografía de este candidato a rector: durante ocho años dirigió la Escuela de Ingeniería Informática de Oviedo y otros tantos el departamento correspondiente radicado en Gijón. Pero, además, ha logrado que el Máster en Ingeniería Web, del que se responsabilizó desde un principio, figure a la cabeza de las clasificaciones más prestigiosas, contando con un amplio conjunto de profesores que se formaron en torno a catedráticos como él. Su capacidad de trabajo, la elección de los temas a profundizar, el espíritu de innovación que le mueve y la realización final de los proyectos quedan patentes en todo lo conseguido bajo su dirección. Como universitario, sé lo mucho que supone ser elegido para impartir la lección inaugural de un curso en la Universidad. Y pocos pueden hablar desde el atril habiendo sido investidos Doctor Honoris Causa por una universidad extranjera, como es el caso de Juanma. Su labor en Iberoamérica ha logrado gran proyección. Incluso hay algún rector que se ha doctorado en la Universidad asturiana bajo la dirección del profesor Cueva Lovelle. A Estados Unidos también llega su labor. El mismo Bill Gates preguntó, estando en Asturias, por la investigadora que tenía un proyecto con Microsoft. Era Marián Díaz Fondón, del equipo de Juan Manuel. Y nadie más en Europa podía presumir de algo así.

A su pasión por la investigación se suman sus colaboraciones en cuestiones sociales, como la consulta de proyectos y estudios de gran importancia en procedimientos de evaluación del impacto ambiental, por ejemplo. Porque Juanma tiene un gran aprecio y respeto por la cultura asturiana y por la transferencia del talento a la esfera social y económica en Asturias. Es algo recurrente en su forma de pensar: aplicar el conocimiento para conocer la realidad y para mejorar el bienestar social general.

Juan Manuel Cueva Lovelle atravesó tiempos difíciles. Su salud se quebró por un tiempo. Y ahí comprobamos más aún la persona fuerte que es. Salió de aquel bache con ánimo renovado y retomó tanto la docencia como la investigación con el entusiasmo de siempre. Juanma afronta este nuevo reto poniendo el corazón y pensando siempre en la necesidad de aunar esfuerzos de distintas ramas del conocimiento para mejorar la sociedad asturiana que nos ha dado el privilegio de trabajar por ella. Y nada mejor que hacerlo como rector de la Universidad donde lleva 39 años demostrando que es muy "testerón", muy capaz, muy dispuesto al trabajo en equipo. Y que siempre logra lo que se propone.

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