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Asturias exporta talentos

Obegero: “Deberíamos sacar pecho e invertir en industria creativa y sostenible”

“Lo que más echo de menos es la amabilidad, la honestidad y la falta de agenda de la gente”, afirma el diseñador de moda tapiego

Arturo Obegero.

ARTURO OBEGERO (PARÍS). El diseñador de moda Arturo Obegero (Tapia de Casariego, 1993), de familia surfera, desfila con paso firme por la escena de la moda parisina. Tras graduarse en Goymar, Escuela Superior de Moda y Diseño de La Coruña, concluyó su formación en Central Saint Martins de Londres en 2018. Después de trabajar en Lanvin, Obegero creó una firma y un perfume propios, Azabache. Que huele a mar.

Arturo Obegero

Pensar menos y actuar más. Lo aconseja el diseñador de moda Arturo Obegero a quien desee luchar por sus sueños fuera de España: “Muchas veces seguir tu impulso es lo mejor. Evidentemente tienes que tomarte tu tiempo e ir con un plan, pero desafortunadamente malgastamos nuestro tiempo dándole vueltas y vueltas a quiénes somos, al qué queremos hacer con nuestra vida, si estamos o no haciendo una buena elección.... Y al final del día, todos estos pensamientos lo único que hacen es crearte inseguridades, limitarte y ralentizarte en tu camino”.

Arrincona el “síndrome del impostor” a un lado “y si de verdad tienes pasión por lo que haces y crees que estás preparado para irte al extranjero y sacar adelante tu propio proyecto, vete a por todas, no esperes, ¿y si funciona?, genial, ¿y si no?, pues por lo menos no te quedas con la espinita dentro. También tienes que mentalizarte y ser consciente de la gran cantidad de sacrificios y duro trabajo que te vas a encontrar a diario”.

Celebró su cumpleaños hace poco. Buen momento para soplar velas hacia el pasado. Se da cuenta “de lo afortunado que soy de venir de un pueblo como Tapia. Mi infancia fue idílica. El crecer en un pueblo tan pequeño, a pesar de lo que pueda parecer, te da una libertad increíble. Prácticamente te crías en la playa, en el prao, te pasas el día de aventuras por las rocas con tus amistades jugando a polis y cacos por el muelle… y encima rodeado de los paisajes más increíbles, no lo hubiera cambiado por nada del mundo”.

Puntadas de memoria: “Cuando bajábamos al pedrero a buscar rocas y cristales para luego montar un tenderete, o que venía siendo una caja vacía de botellas de Coca-Cola a la que le dábamos la vuelta. Y vender nuestros productos en la explanada delante de las terrazas. Quizás ese fue el origen de todo. Entre mis olores favoritos, el de salitre, a mar, un elemento que de hecho forma parte de Azabache, el primer perfume que creamos con la marca”.

“Tristemente”, apunta, “a Asturias siempre nos tienen un poco olvidados, tanto a nivel político, como en temas de transporte, de salidas laborales... Deberíamos sacar más pecho, promocionar e invertir en negocios e industrias creativas y sostenibles que atraigan todo lo que nos falta para alcanzar nuestro potencial. Un error que no debemos cometer otra vez es el permitir que destruyan nuestros pueblos por pura codicia, como están intentado hacer en mi pueblo con la mina. El oro está ante nuestros ojos, en la superficie. Somos conocidos por nuestra increíble naturaleza, gastronomía, artesanía... Empujemos eso, es nuestra cultura, lo que nos hace únicos y lo que nos va a hacer subsistir a largo plazo”.

Le marcó mudarse a Londres para estudiar en la Central Saint Martins: “Recuerdo el momento en el que me seleccionaron, mi madre y yo gritando en el jardín de emoción. Unos años de mucho trabajo y descubrimiento personal y creativo. De un pueblo como Tapia a una de las universidades y ciudades más cosmopolitas del mundo. Rodeado de gente increíblemente creativa, lo que te empujaba más a sacar lo mejor de ti. En la Universidad me sentía un poco como Harry Potter en Hogwarts, pero la versión tapiega. Viví en Londres durante casi 4 años y fueron mis mejores años, me llevé experiencias y amistades de por vida”.

Le encantaría regresar a Asturias “y montar mi estudio en Tapia. Ya tengo pensando el edificio donde lo instalaría, pero es muy complicado, apenas hay industria, apoyo a la moda, atelier donde fabricar, oferta de materiales... Pero es algo que me encantaría y que lo tengo siempre en mente. Lo que sí intento, ya que no puedo estar allí, es involucrar y representar a Asturias en mi trabajo, sea colaborando con la increíble Asociación Azabachera de Villaviciosa, o referenciando nuestro folclore en mis colecciones”.

Echa de menos casi todo: “Mi familia, amistades, la comida, la naturaleza, la tranquilidad. Sin embargo, lo que más echo de menos es la amabilidad, honestidad y la falta de agenda de la gente, algo que en el mundo de la moda a veces es complicado encontrar. No hay nada que me emocione más que unas gaitas tocando el himno de Asturias, un coro cantando la salve marinera o la locura de los voladores el día del Carmen. El pasado septiembre pude finalmente volver a casa después de mucho trabajo, y de todo lo pasado por el covid, y cuando las gaitas de la Banda de Tapia comenzaron a tocar el himno, ¡me ahogaba y todo!”.

Es duro salir adelante por “la falta de recursos económicos, logísticos o la falta de contactos, algo primordial en la moda, ya que tristemente el nepotismo está a la orden del día. Mucha gente piensa que por vivir en París, por trabajar en la moda y por salir en las revistas me baño en billetes. Es todo lo contrario. Sacar adelante una marca de moda es muy complicado y requiere tiempo, paciencia y mucha inversión económica. De momento mi ‘atelier parisino’ siguen siendo 5 metros cuadrados a las afueras de París, y yo con mi máquina de coser casera”.

Los que conocen Asturias “siempre me hablan de ella con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, nos podríamos vender y comunicar mucho mejor. Asturias tiene un potencial increíble, pero muchas veces nos quedamos en el olvido. Nos afecta la falta de medios de transporte actualizados o una mayor oferta, estamos bastante incomunicados”.

¿Ejemplos? “Podemos observar a nuestros vecinos, los gallegos o los vascos siempre se saben sacar las castañas del fuego. Lo que nos falta son políticos y gente más comprometidos e involucrados. Me parece primordial el respeto por la naturaleza y nuestro medio ambiente, sobre todo en una tierra tan maravillosa como la nuestra. Somos muy afortunados de estar rodeados de tanta belleza, aconsejaría dejar el paraíso natural lo más natural posible, e invertir en sectores sostenibles que creen empleos de calidad a largo plazo. Demasiadas veces los políticos y las grandes empresas actúan por pura avaricia, y somos los jóvenes los que vamos a sufrir las consecuencias”.

Lecciones de la pandemia que hay que recordar: “Que la empatía es más importante que nunca y que tenemos que cuidar los unos de los otros. No podemos dejar que la ignorancia y el egoísmo de unos pocos nos afecte al resto y sobre todo a los más vulnerables. Y, lo más importante, el valorar la increíble sanidad y los fantásticos profesionales que tenemos en Asturias”.

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