Los asturianos que estrenan el AVE a Madrid: de la familia con un bebé de ocho meses a los diez jubilados que van a León a comer cocido

"Ni te enteras", comentan los 200 viajeros acostumbrados a la "agonía" de la vieja rampa de Pajares

Las historias de los asturianos que estrenaron la Variante:  del maquinista asturiano que estreno el AVE de Sevilla a los amigos que van a León a comer pote

Irma Collín/ Amor Domínguez

Chus Neira

Chus Neira

Hasta el invierno del norte llega antes a Madrid desde que abrieron la variente. Ayer al mediodía, poco después de la llegada a la estación de Chamartín del Alvia 4270, la lluvia, el viento y el frío remachaban el reclamo publicitario que acompaña la alta velocidad: "Asturias, más cerca que nunca". La primera máquina en salir del Principado por el nuevo trazado, tres horas y veinte para ganar la capital del país desde la del Principado, había salido a las 6.28 de Gijón y a las 7.50 y nueve segundos asomaba el morro ya por Pola de Gordón después de superar el túnel en un suspiro, con una velocidad punta de 186 kilómetros por hora y un viaje desde las profundidades de la tierra, mil metros por debajo de la Cordillera.

Los 211 viajeros que emprendieron el viaje desde la región vivieron la nueva experiencia con regocijo, satisfacción, indeferencia y hasta nostalgia. En el último grupo estaban los ferroviarios, hombres curtidos en otros trayectos pioneros, algunos ya jubilados, concitados en la despedida de la vieja rampa y el bautismo de la variante. Ahí estaba Ignacio Eiriz, de Avilés, que en 1992 llevó el primer AVE de Sevilla, hoy contento de ver a su región ingresar en la alta velocidad y con cierta añoranza de aquel traqueteo y aquellas curvas de 1865. También su colega Ricardo Durán, que estrenó en 2008 la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona, o Alberto García y Eduardo Perucha, todos vinculados a los viajes de larga distancia de Renfe, haciéndose fotos de familia con el jefe de maquinistas de Oviedo, Manuel Campomanes. La satisfacción la tenían escrita, junto al billete, los que viajan por trabajo a Madrid y ayer aprovecharon para probar las nuevas comodidades horarias. Ese primer tren se quedó cinco minutos por encima de las previsiones iniciales, pero ese lapso que puede ser una eternidad para la recordada Amanda de Jara no supuso ninguna pega a la velocidad, comodidad y hasta diligencia que trae consigo la variante.

Apeados ya en el andén 16 de Chamartín, Juan Carlos Feal, Iris Chaves y Sonia Camino, tres asturianos de una empresa de telecomunicaciones que ayer tenían jornada laboral en Madrid, fueron unánimes en su veredicto. El recorrido por la variante mejora todas las opciones. "Es muy cómodo, hay muy poco ruido, más rápido, puedes levantarte y tomar un café, hablar, comparado con el avión es una pasada", exponía Feal. Sus compañeras le daban la razón. Este tren llega "más o menos" a la misma hora que la conexión aérea y "te da menos pereza". Parecidos argumentos se repetían aquí y allá. Arancha Mendibil, visitadora médica, había sido la primera en pasar el control de equipajes en la estación de Uría, en Oviedo, y se decía feliz de ahorrarse el vuelo o la noche de hotel del día antes en la capital.

Ainhoa Diéguez y David Jaraba trabajan en una consultora tecnológica y casi ni se daban cuenta de que en ese momento la máquina estaba atravesando el túnel a 180 kilómetros por hora. Poco se ve al otro lado de las ventanillas, pero los instantes de hormigón y acero dejaban entrever un túnel a estrenar. Como quien saca el coche del concesionario. Y si su balance era muy bueno, pesaba también el contraste con el pasado: "Antes hasta León era una agonía", evocaba Jaraba. "Veías que pasaban las horas y no llegabas. Llegar a León era como abrir la ventana y decirte que ya había pasado lo peor". El regocijo lo llevaban incorporado los grupos de entusiastas, gente que había decidido celebrar el momento histórico por unas u otras razones. Era el caso, eufórico, como si un corazón de ferroviario le latiera por dentro, de Juan Luis Heredia Moldes, joven arquitecto y tan aficionado a los trenes que cuando puede inaugurar una línea de alta velocidad, allí va. Lo hizo en Orense, el miércoles despidió la rampa y ayer estaba a primera hora de la mañana subiéndose al Alvia 4270, con su madre, Dalia,y su hermana Sara. Bulliciosos en la estación del Norte de Uría, "Los mayorinos", grupo de montaña de jubilados, contaban hasta con un antiguo empleado de Renfe y llevaban tiempo madurando el plan: madrugar para salir de Oviedo a las 6.56, bajarse en León, dar una vuelta, comer un pote maragato en la plaza Mayor y vuelta a casa.

Así fue el primer viaje de los asturianos que estrenan la alta velocidad a Madrid

Ángel González

Amador Moradiellos, Carlos Calvo, Fernando Rodríguez, Florentino Casal, Carlos Medina, Miguel Ángel Fidalgo, Fruela Medina, José Alfonso Morais y Francisco Campaña se bajaron revoltosos en León después de haber fiscalizado las velocidades en el túnel. Se iba muy bien pero, "parece que le cuesta". En ese sentido, ascendente hacia la meseta, la máquina no superó los 186 kilómetros por hora. A la vuelta, con la inercia, llega hasta 201 kilómetros. Pero en ninguno de los casos, ni hacia Madrid ni hacia Gijón, se superarán esos límites. La infraestructura tiene de momento la velocidad limitada porque hay un tiempo de "maduración" de los materiales. Y porque los nuevos trenes rápidos, los Abril, no llegarán hasta el próximo año.

Cuando aparezcan, Renfe aumentará las máquinas, dos más al día, y el número de vagones, y el gobierno asturiano ya está trabajando en ese nuevo ecosistema. Lo decía el Consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo, que viajó en el primer tren por cuestiones institucionales pero también laborales. Iba a Madrid, precisamente, para tratar con Renfe de cómo se podrán gestionar todos esos billetes, cómo hacer promoción de Asturias, cómo lograr llenar, de lunes a viernes, todos esos vagones.

Calvo, que viajaba con el viceconsejero de Infraestructuras, Jorge García y que coincidió en el tren con otro compañero en el ejecutivo de Barbón, Borja Sánchez, recalcó ante los periodistas que cubrieron el trayecto la importancia de "la nueva realidad de la infraestructura" e hizo un llamamiento a todos los ciudadanos "para reconectar la idea de futuro para Asturias". Con esa idea de que la variante sea una plataforma para "intercambio de nuevas ideas", el equipo del gobierno regional, acompañados por el delegando de Renfe en Asturias, Mariano Santiso, tenían previsto iniciar ya ayer esas reuniones en la capital con el ente ferroviari para avanzar en las posibilidades de la nueva red. La sensación de la alta velocidad, esa especie de succión que experimenta el tren al meterse en el túnel, el fundido en negro del traqueteo y el movimiento uniformemente acelerado sorprendieron a algunos pero no a los más pequeños. Los bebés Hugo Escaso, con ocho meses, y Matías Celard, con 22, de Candás y de Avilés, respectivamente, iban más pendientes de las cámaras de los periodistas que de la velocidad abismal ahí fuera.

O entreteniéndose con un vídeo del móvil puesto en bucle. Los padres de Hugo, Ángel Escaso y Marina Álvarez, y los de Matías, Elena Fresnedo y Daniel Celard, coincidían en planes. Habían juntado unos días libres y aprovechaban para escaparse a la capital y ver las luces de Navidad. En otros casos, como el de Isabel Cifuentes, acompañada por nieto e hija, la escapada por la variante acortaba el distanciamiento familiar, camino de encontrarse con su otra hija que vive en Madrid.

A lo largo del día 2.000 viajeros se desplazaron en los cuatro trenes que, en un sentido y otro, circularon por la variante en el primer día de puesta en servicio de la infraestructura, y si es cierto que ahora Asturias está más cerca que nunca, seguro también la variante ha hecho más cierto aquel otro refrán publicitario: de Madrid, al cielo. Aunque amenace tormenta.

Así se construyó la Variante de Pajares: dos décadas de trabajo para una de las mayores obras de ingeniería del mundo

Agencia ATLAS

Renfe ha vendido casi 70.000 billetes para los nuevos servicios de alta velocidad a Asturias. La mayoría, unos 60.000 han sido reservados para viajar desde mañana hasta el 15 de enero. Los billetes promocionales se podrán adquirir para viajar hasta el 15 de febrero. Estarán a la venta en las estaciones, en la aplicación de compra de Renfe, en el teléfono 912 320 320, en las máquinas autoventa, en la web renfe.com y en agencias de viajes.

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