Encuestas sí pero a la vez encuestas no. Los partidos asturianos no saben a qué carta quedarse con eso de los estudios demoscópicos, tal es la incertidumbre que rodea a la política regional (a sólo un año de las elecciones autonómicas y municipales) a la vez que crece la desconfianza sobre los sondeos. Todo cambia con tanta rapidez que a los partidos, sean los más tradicionales o los de nuevo cuño, les resulta muy complicado saber cómo responder a los retos que se les plantean. Por eso no les queda otro remedio que intentar conocer lo que piensan los ciudadanos cada cierto tiempo y para ello no tienen otra opción más válida que aceptar el amparo de las encuestas.

La demoscopia en España no pasa por sus mejores momentos, pero así y todo no se la puede dar de lado. Una cosa es que las empresas del ramo acierten más o menos en sus predicciones y otra, que es la que debería ser tenida en cuenta por los partidos y sus dirigentes, es que sus estudios marquen posibles comportamientos, tendencias. Por ejemplo, que Ciudadanos va a crecer considerablemente en los próximos comicios nadie lo pone en duda. O que el PP va a perder apoyos. Otra cosa es que, ahora, a doce meses de las autonómicas y municipales, se pueda concretar con fiabilidad cuál va a ser el incremento o el descenso del número de votos de ambas formaciones.

Las diversas formaciones políticas deberían ser comedidas a la hora de sacar conclusiones sobre los estudios demoscópicos, sean estos públicos o para el consumo interno. Dice la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, que con los datos de que dispone si las elecciones municipales se celebrasen ahora su partido sería el más votado en Gijón. Puede, pero qué más da, y además, qué gana con esta aseveración la líder de los populares asturianos. Nada. Es sólo una boutade carente de sentido político.

Pero el mismo nerviosismo que muestra Mercedes Fernández con su predicción sobre Gijón lo manifiesta también el secretario regional del PSOE, Adrián Barbón, que después de ensalzar recientemente algunos sondeos favorables, más o menos, a su partido llega a hacer pública, esta semana, una clasificación de las mejores y las peores empresas encuestadoras del país. Que se equivoquen o no las sociedades demoscópicas es su problema. Como se ha venido viendo en España repetidamente, los ciudadanos a la hora de votar no tienen para nada en cuenta los sondeos electorales. Que a Barbón le gustaría que su partido despegara en las encuestas ahora, tras la llegada de Pedro Sánchez, pues sí, muy bien, pero por cuestionar a alguna de ellas no van a cambiar las cosas. El examen final lo tienen unos y otros, políticos y empresas, en lo que salga de las urnas en 2019.

Por supuesto, analicen los políticos las encuestas, sí, pero no las saquen de quicio.