E. CAMPO

«Podéis marchar, que ya la cuido yo». A quien había que cuidar era a la estatua de Afrodita, que desde ayer vuelve a ocupar su pedestal en el parque del Muelle. Un grupo de jubilados se prestó, ocurrente, a velar por la seguridad de la diosa, dando el relevo a los operarios municipales que trabajaron durante toda la mañana para dejar la estatua perfectamente colocada enfrente de Colón. Allí estaba también Luis Saro, responsable, junto a Beatriz García, del trabajo de restauración que permite que la diosa vuelva a ocupar su lugar después de que vándalos la derribaran del pedestal y le robaran la cabeza.

Una espiga de acero y silicona dejaron la escultura sólidamente instalada, según explicó Saro. Hacía ya casi un año que Afrodita esperaba en los almacenes de la Escuela Superior de Arte, y, finalmente, ayer se pudo colocar en el parque. La estatua forma parte de un conjunto de nueve, realizadas en fundición de hierro y emplazadas originalmente en el antiguo paseo del Bombé. Los modelos originales pertenecen al escultor Albert Ernest Carrier-Bleuse, y la empresa responsable de las piezas fue la Fundición de Val D'Osne, que las entregó en 1876.

La odisea de Venus comenzó la noche de un fin de semana, hace aproximadamente año y medio. Unos vándalos derribaron la estatua y se quedaron con la cabeza como trofeo. Como nunca se recuperó, el grupo de restauradores elaboró un molde a partir de otra de las esculturas, la alegoría del Verano, y después modeló los rasgos a partir de documentos gráficos. A partir de ahí, se hizo la reproducción final, en resina de epoxi y fibra de vidrio, con lo que se diferencia materialmente del original, pero no se nota a simple vista.

Además de la pérdida de la cabeza, la estatua presentaba también incisiones, golpes y rozaduras que hubo que reparar. Por otra parte, los restauradores aprovecharon para retirar las capas de pintura que tapaban el negro original del hierro, que, en comparación, se hace mucho más evidente en el resto de las esculturas, deslucidas ahora por el regreso de Afrodita, cuya presencia hace girar la cabeza a más de uno.