Teresa CEMBRANOS

La llegada de los bolardos a la zona peatonal de Avilés supuso todo un revulsivo. Aunque hace ahora dos años surgieron algunas voces críticas, la iniciativa ha sido todo «un éxito», según el concejal de Servicios Urbanos, Luis Ramón Fernández Huerga. Una de las principales consecuencias de que las calles más céntricas de la ciudad tengan el tráfico restringido es que se han reducido de manera notable las actuaciones para solventar problemas en los viales provocados por el tránsito de vehículos.

«Las obras para subsanar los desperfectos que se pueden producir en las baldosas de las calles se redujeron en el último período ya que no pasa mucho tráfico pesado, como sucedía antes. No obstante, dentro del casco histórico también hay obras, como en Rivero, y pasan los camiones, aunque el descenso es considerable», comentó el edil socialista.

Fernández Huerga explicó que el objetivo al instalar el sistema de control de acceso al casco histórico era conseguir reducir el número de coches por el centro por seguridad, ganar un espacio más peatonal y, sobre todo, la conservación del casco antiguo y, todo ello, sin perjudicar la actividad comercial y lúdica.

«Al principio siempre que se modifica algo y se establece una restricción hay quejas, pero, pasados dos años, podemos asegurar que ha sido todo un éxito. Hemos conseguido más tranquilidad y seguridad y se ha potenciado el comercio. Ha sido la guinda para que el casco histórico sea un lugar de esparcimiento, de paseo», comentó el concejal de Servicios Urbanos.

Luis Ramón Fernández Huerga expuso, además, que durante todo este tiempo el sistema de los bolardos «no ha fallado nunca». «En un primer momento hubo algunos problemas con las ambulancias y con los bomberos a pesar de que podían acudir a las calles utilizando tanto las puertas de entrada como de salida una vez se avise a la Policía Local», apuntó el edil.

Desde que se implantó ese nuevo servicio (en julio de 2008), el Ayuntamiento de Avilés ya ha entregado más de 3.600 tarjetas para poder acceder a la zona acotada tanto a residentes (1.566) como a comerciantes (419), propietarios de garajes (469), servicios especiales, como ambulancias y bomberos (1.152) y a dueños de segundas viviendas (48). No obstante, en ese número también están incluidas las tarjetas que se han dado por perdidas o que se han deteriorado (unas 200). Durante los pasados meses, el Ayuntamiento remitió cartas a los ciudadanos informando de que esos distintivos se tenían que renovar durante abril y mayo.

Los usuarios de la tarjeta tienen permiso para estacionar un máximo de 20 minutos para carga y descarga, excepto los propietarios de garajes, que se supone que no pueden dejar el coche en la calle. Además los proveedores tienen habilitadas unas zonas específicas de carga y descarga, y no pueden entrar en la zona peatonal los vehículos de más de 8 toneladas.

El sistema de control de acceso a la zona peatonal tiene 11 puertas de entrada y 14 de salida. El objetivo es reducir los tramos de circulación de los vehículos al mínimo, por lo que se establecen direcciones únicas.