Ana P. PAREDES

«Aquí lo que hay que tener es inquietud por sentir, por conocer, por disfrutar y no tener miedo a equivocarse. Existe mucho esnobismo con esto de las catas. Aquí venimos a aprender a sentir, a probar diversos vinos de España y a compartir con los demás la experiencia, nada más». Así comenzaba ayer el enólogo Ricardo Cantera la cata que, organizada por «Enomórate», tuvo lugar en la vinoteca Merlot, en Avilés, a donde acudieron entre otros, y para iniciarse en el conocimiento del vino, Maite Nicolás y Miguel Castaño, residentes en la ciudad sueca de Luleä; Beatriz Rodríguez, Roberto Díaz y Carmen González. También participaron Nuria Ventureira y Santiago Medina, propietarios de la vinatería.

Hasta diez vinos fueron los que integraron la cata, comenzando por un cava brut nature y, al tiempo, la historia de cómo y quien inventó el champagne «que fue por casualidad en el siglo XVII y gracias al monje benedictino Dom Pierre Pérignon y la segunda fermentación con la que obtuvo el vino espumoso», Cantera ofrecía historia al tiempo que aprendizaje: «Hay puristas que dicen que el cava hay que beberlo en copa de flauta. Yo, personalmente, me gusta tomarlo en una copa más ancha»,

A lo largo de casi tres horas y nueve vinos más (Albariño, clarete de Rioja, Bierzo o tinto de crianza de Almería, por citar algunos de ellos) los participantes se mostraron satisfechos de reconocer, en los caldos, toques balsámicos, o de queso azul, o de vainilla o el recuerdo amable del pan recien hecho. También supieron, por ejemplo, qué diferencia un clarete de un rosa de lágrima y cómo se realiza el vino tinto de maceración carbónica. «Lo que importa es disfrutar», repetía Cantera. Y disfrutaron.