Alcalde de Illas, acaba de ser nombrado secretario federal de IU para asuntos de pequeños municipios

La Callezuela (Illas),

Francisco L. JIMÉNEZ

Jarrea sobre Illas mientras Alberto Tirador (La Laguna, Illas,1957) responde a las preguntas que le plantea LA NUEVA ESPAÑA sentado en una de las sillas de su despacho reservadas para las visitas; nada de formalismos, el regidor parece preferir la cercanía con sus interlocutores antes que parapetarse en la oficialidad de la amplia mesa de la Alcaldía. Afuera es el único sitio donde caen chuzos de punta porque dentro del Ayuntamiento de uno de los municipios más pequeños de Asturias (1.038 habitantes en 2012) la sensación que transmite su alcalde es la de que todo va bien, bastante mejor que en concejos con muchos más posibles económicos y, paradójicamente, con más problemas financieros, de prestación de servicios y de equilibrio presupuestario.

-En término municipales y con la que está cayendo, ¿el tamaño importa?

-Posiblemente los ayuntamientos pequeños hayamos sido capaces de adaptarnos mejor a la crisis; sí, yo creo que tenemos una ventaja relativa. Cuando las cosas iban mejor que ahora en España, y aunque seguro que habrá excepciones, los pequeños municipios no nos metimos en proyectos faraónicos que hipotecasen nuestro futuro. Muy al contrario, con el acceso a determinadas ayudas públicas afrontamos pequeñas pero importantísimas inversiones que para un concejo grande pueden no significar nada pero que a la escala de Illas son todo un logro. Fruto de eso es que la mayoríoa de los pequeños municipios tenemos hoy unas cuentas saneadas y una aceptable dotación de infraestructuras. Siempre he dicho que a los pequeños municipios nos cunde más el dinero, y eso es así porque trabajamosa otra escala y eso acaba por hacerte más eficiente.

-Es un buen argumento para oponerse, por ejemplo, a la pretendida fusión de concejos...

-Pues sí, el mayor tamaño, lamentablemente, parece ser sinónimo de elevación del gasto y de desmesura en la gestión municipal. En Illas estoy convencido de que los vecinos se opondrían a la fusión con Avilés, no tanto ya por motivos localistas como porque hay desconfianza de que ese hipotético ayuntamiento conjunto pudiese prestar los servicios de que ahora dispone Illas con la misma cercanía, eficiencia y calidad. De hecho, ocurre a la inversa: hay localidades de otros concejos próximas a nuestro límite territorial en donde lo que les gustaría a sus vecinos es pertenecer a Illas. Puede paracer presuntuoso, pero creo que los pequeños concejos tenemos, proporcionalmente, mejores servicios que los grandes.

-Y todo eso con un presupuesto anual de, ¿cuántos euros?

-Sobre un millón.

(El Ayuntamiento de Avilés, por hacer una comparanza, gestionó el año pasado un presupuesto de 60 millones; considerando que la población de Avilés es 83 veces la de Illas, los illenses tienen un mejor ratio de renta municipal per capita que los avilesinos).

-Ya que sale el tema del dinero público, ¿también llegan los ecos de la corrupción política a los pequeños concejos?

-Uf, ese es un tema que llevo fatal. Hay un compañero de partido, Vila, que cuenta chistes buenísimos y uno de los que ahora causan furor ilustra este asunto de la degradación a laque nos vemos expuestos los políticos por culpa de los cuatro que meten la mano donde no deben.

-Pues cuente, cuente...

-Es uno que dice que la maestra está en la escuela preguntando a los niños a qué se dedican sus familiares y uno le responde que su padre es un cabrón con pintas, malvado y ladrón. La maestra, escandalizada, le pide explicaciones al niño de por qué dice esas cosas y el crío le responde con voz de susurro: «Verá señorita, es que me da vergüenza decir que es concejal».

-O sea, que entiende el cabreo generalizado de los ciudadanos con el estamento político.

-Pues claro que lo entiendo, yo soy el primero de los indignados. Y lo que más me molesta es que vamos todos a parar a la misma cesta de manzanas podres. A mi me parece realmente lamentable la falta de reacción de los partidos, aunque quizás sea una consecuencia lógica de que, en términos ciudadanos, la verdad es que tampoco la respuesta a la corrupción es todo lo contundente que debiera, aún veo cierta tolerancia con esas prácticas.

-Hablemos de Alberto Tirador, recién nombrado secretario federal de IU para los asuntos de pequeños municipios. ¿Se pone techo en su carrera política?

-A ver, que no tengo ninguna ambición; este nombramiento,que acepto gustoso, se produjo sin proponermelo y tampoco es para tanto. Vas dejando unas cosas y coges otras, no hay más vueltas que darle. Mi verdadera vocación, lo que me llena y lo que absorbe la mayor parte de mi tiempo es la alcaldía de Illas. La secretaría federal surge ahora y lo afronto como un reto ilusionante, como una colaboración con la organización política en la que milito, pero no miro más arriba porque no tengo mayor ambición en ese sentido.

-¿Y qué le aporta la alcaldía que tanto la valora?

-Tengo una deuda de gratitud impagable con Illas. El resultado electoral de 2011 (ocho concejales de nueve posibles para IU -el otro se lo llevó el PP- y el 73,66 por ciento de los sufragios) me obliga mucho; ha sido tan grande la confianza depositada en mí y en mi equipo de concejales que todos los días me recuerdo que debo estar a la altura. Aparte, siento un legítimo orgullo personal de ser el alcalde de mi pueblo.

-¿Y los resultados del trabajo diario van acompañando o tiene frustraciones?

-No me quejo. Planteamos una serie de objetivos y ya se sabe cómo es esto: unos se cumplen y otros no. Nos alegramos por los primeros e insistimos en los segundos tratando de ver la manera de materializarlos.

-¿Le resulta ingrato decir que no a los vecinos más a menudo que antes? Me refiero a que debido a la crisis los ayuntamientos tienen menos recursos para acometer obras.

-No se crea, no digo «no» más veces que antes. Y eso es porque la gente está muy sensibilizada y es consciente de la realidad económica. Los vecinos vienen por aquí a plantear sus necesidades, es cierto, pero casi todos llegan con la coletilla esa de «alcalde, ya sé que está la cosa achuchada, pero a ver si pudiéramos...» Afortunadamente, y como ya dije antes, en Illas hay muchas infraestrucuras realizadas de cuando las cosas iban mejor; eso que tenemos ganado.

-Tengo una imagen suya grabada en la cabeza, se trata de una foto publicada en el periódico hace unos años; estaban usted, algunos vecinos y un empleado municipal despejando un argayu; usted en concreto con la motosierra en la mano. ¿Sigue bajando al «barro» cuando es menester?

-Pues claro, ¡a ver si no! La pasada Navidad, sin ir más lejos, hubo problemas eléctricos en La Peral y allí que estuvimos el electricista y yo en Nochebuena y Nochevieja tratando de reparar la avería. El municipalismo a esta escala es así, yo y otros muchos alcaldes, al menos, lo entendemos así.

-¿Illas es tan de izquierdas como dice el resultado electoral? Y antes de que responda le recuerdo que en este concejo tuvo mayoría absoluta la derecha.

-Quiero pensar que los vecinos han visto cambios positivos y obran en consecuencia. Yo no sé si son de derechas o de izquierdas, pero estoy seguro de que no son idiotas y cuando votan lo hacen con conocimiento. Hoy te ponen y mañana te quitan.

-¿Cree que las personas que están en contacto con la gente están por encima de las siglas de los partidos?

-Desde luego, lo que creo es que los políticos que estamos a pie de calle somos los que tenemos que generar confianza entre la gente. Y cuando eso no ocurre, entonces lo que somos es un lastre para nuestros partidos.

-La última: ¿cuál es en estos momentos el punto débil de los pequeños municipios como Illas?

-La ausencia de un marco competencial claro y la falta de recursos económicos que cubran esas competencias. Quiero creer que el PP va a arreglar esto, pero mucho me temo que los tiros van por otro lado.