El goteo demográfico de Asturias es imparable. Avilés comienza este nuevo año con menos de 83.000 vecinos, siguiendo la tónica de descenso de población que registra el conjunto del Principado. Sin embargo, resulta llamativo que los concejos más pequeños de la comarca avilesina resistan mejor e incluso ganen población. Quizás acabemos viendo un poco de la vuelta al campo. Un amigo siempre decía cuando comentaba la pérdida de población de Asturias que mejor, que al menos habría más sitio para aparcar. Los inmigrantes lograron hace unos años aliviar algo nuestro endémico envejecimiento: no sólo eso, sino que también adelantaron la cada vez más tardía edad de maternidad. Pero ese colectivo comienza a regresar a sus países porque aquí las cosas están parecidas. El primer bebé de la comarca avilesina, fíjense, ha sido un hijo de colombianos y la madre tiene 23 años. Sin esa renovadora savia demográfica, los asturianos vamos camino de una lenta extinción programada. Seremos pocos, pero jubilados. Eso sí, sin pensión.