La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dos de cada tres recintos deportivos de la comarca ya disponen de desfibriladores

La muerte del futbolista Hugo Suárez hace un año hizo ver la conveniencia de generalizar estos aparatos, pero se cuestiona si se están utilizando correctamente

Con motivo del aniversario de la muerte en un campo de fútbol de Hugo Suárez, jugador del Llaranes, a las 18.00 horas de esta tarde se le recordará en el campo del Palacio de Trasona.

La muerte por fallo cardiaco hace ahora un año del jugador del Llaranes C. F. Hugo Suárez mientras disputaba un partido de fútbol en el campo avilesino de Miranda puso de manifiesto una cruda realidad: la carencia de desfibriladores en varios recintos deportivos de la comarca y, peor aún, la ausencia de protocolos precisos para utilizar estas máquinas en los casos en los que sí se dispone de ellas. Es imposible saber si la vida de Hugo Suárez se habría podido salvar con la ayuda de un desfibrilador, pero lo cierto es que el campo del Miranda disponía de él y un cúmulo de circunstancias impidió usarlo. Un año más tarde, los familiares del eterno "7" del Llaranes persisten en su lucha por conseguir que la trágica muerte de Hugo Suárez no haya sido en vano; para ello aspiran a que la generalización de los desfibriladores, así como la existencia de protocolos claros sobre su uso, sea una realidad.

Los desfibriladores son aparatos electrónicos que restablecen el ritmo cardiaco mediante una descarga eléctrica de alto voltaje y su presencia cada día resulta más habitual en las instalaciones deportivas de la comarca de Avilés: ya lo hay en 16 de los 25 edificios municipales destinados a la práctica deportiva. El aparato no les es desconocido a los representantes de los clubes e incluso en muchas de las instalaciones se ha mejorado su ubicación para que esté al alcance de todos. La muerte de Hugo Suárez hace un año ha removido conciencias pero todavía queda camino pro andar.

Los ayuntamientos de la comarca y la Federación Asturiana de Fútbol se han encargado en este último año de mejorar la dotación de estos aparatos. Sin embargo, el escenario sigue siendo imperfecto: la Federación otorga por sorteo a clubes concretos los desfibriladores que va comprando preocupándose de que, al menos, todas las instalaciones tengan uno; el problema está en que es cada club el que se responsabiliza del uso, no los responsables del recinto deportivo. Y este hecho genera la paradoja de que en un campo de fútbol de uso compartido puede haber desfibrilador, pero no todos los equipos tienen acceso al mismo.

Eso es lo que ocurre, por ejemplo, en La Toba, donde el club que tiene el aparato en propiedad es el Versalles. "No tendríamos problema en ceder nuestro desfibrilador, pero yo creo que cada instalación debe tener el suyo. Y además, creo que hay más clubes en esta instalación que lo tienen", afirma el presidente del Versalles. Lo cierto es que otros usuarios de este recinto deportivo, en el que juega un gran número de equipos, desconocen que existe un desfibrilador.

Por suerte, esto cada vez ocurre menos. De hecho, en el campo en el que falleció Hugo Suárez, el de Miranda, el club propietario del aparato, el Bosco, lo ha colocado en un lugar accesible, pactado con el resto de clubes que utilizan la instalación, que a su vez firmaron un documento responsabilizándose del buen uso de la maquina.

El segundo punto en el que aún queda camino por andar es en el de conocer cómo usar el desfibrilador. En Luanco, por ejemplo, se organizó el pasado lunes un curso para entrenadores, jugadores y todo aquel que quisiera aprender el uso, según explicó el presidente del Marino, Luis Gallego. Lolo Solís, gerente de la Fundación Deportiva Municipal de Avilés, reseña que no basta con dar formación: "Nosotros hemos formado a nuestro personal para que sepa usar el desfibrilador y está colocado en un lugar de fácil acceso, pero los entrenadores, los directivos de los clubes van y vienen... La formación requiere una inversión alta y, en muchos casos, no es útil porque cuando pasa un tiempo quien sabía usarlo ya no está". Por eso, la Fundación trabaja en fórmulas para optimizar esa formación antes de dotar de desfibriladores a las instalaciones que aún no lo tienen.

En Avilés el complejo deportivo del Quirinal y el polideportivo de La Magdalena, las dos instalaciones polideportivas con más usuarios del concejo, ya disponen del aparato, colocado junto a las conserjerías; los trabajadores saben usarlo. No es así en los polideportivos de Los Canapés y Jardín de Cantos, que gestionan o bien una empresa externa o bien los propios clubes; es ahí donde la Fundación de Deportes de Avilés trabaja en busca de una solución eficaz.

En cuanto a los campos de fútbol, el de Santo Domingo lo tiene, después del acuerdo entre los clubes usuarios, y también posee desfibrilador el Real Avilés, único usuario del estadio Suárez Puerta, al igual que ocurre con el Navarro y su campo, Tabiella. Al margen de La Toba, no disponen de la máquina de asistencia cardiaca los equipos que utilizan los campos de La Luz, el de fútbol 7 del Quirinal y el Muro de Zaro, precisamente donde juega el Llaranes, equipo al que pertenecía Hugo Suárez.

En Castrillón, Corvera y Gozón, la dotación de desfibriladores está más avanzada, porque son muchas menos las instalaciones que hay que gestionar. En Castrillón hace poco más de un mes que las piscinas municipales y el polideportivo de Piedras Blancas tienen la máquina, que cedió Asturiana de Zinc. En los campos de fútbol, solo queda sin la ayuda del desfibrilador semiautomático el del Pillarno, en el que solo juega ese equipo, ya que en el de Raíces lo tiene el club del mismo nombre en un anexo a la cafetería; y en Ferrota, el club Hispano.

Compartir el artículo

stats