Los vecinos de Solís y Cancienes siguen preocupados por las grietas que aparecen desde hace años en varias casas de la zona. Son varias las viviendas afectadas, en diferentes zonas de ambas parroquias, y los vecinos sospechan que el problema está en las voladuras de la mina de Solís, un hecho que descartan desde el Ayuntamiento y desde el Principado. "Hay días en que estás comiendo y tiemblan hasta los platos", sostiene Celestino Fernández, que vive en la zona de El Llano.

Afirma que, en su vivienda, aparecen cada poco grietas y que ha tenido que retejar toda la casa con unas tejas especiales para evitar que se movieran: "Lo estoy haciendo de mi bolsillo porque nadie pone solución, pero lo cierto es que llevo años aquí y antes no había este problema en la estructura, hasta que las voladuras se hicieron más fuertes".

Lo mismo le ocurre a la familia de Miguel Ángel Rey, en Cancienes, que indica que los "petardazos" hacen moverse hasta el agua de la piscina. "No nos ponen solución. Lo único que nos dicen es que si queremos vayamos por vía judicial, lo que implica unos gastos cuando el problema es ajeno a nosotros", sostiene el vecino. También hay miedo a que se deba a movimientos de tierra por las galerías que pasan por la zona, algo que desde el Principado descartaron debido a la profundidad a la que pasan los tuneles, más de 100 metros.

Esta explicación llegó con la aparición de un socavón de doce metros de profundidad en un prado de Solís. El técnico del Principado explicó que el agujero se generó por erosión de los acuíferos de la zona, que se encuentra en una falla y que las galerías estaban en buenas condiciones. Además, afirmó que se tiene conocimiento de todas las voladuras que realiza la mina.

Ambos vecinos señalan que se ha realizado una medición de las explosiones en sus respectivas viviendas, pero no están satisfechos con las formas. "Ese día la voladura fue mucho menos fuerte", coinciden ambos pese a que se realizó en diferentes fechas. Por eso, esperan que se realice un estudio "de verdad", midiendo en los días que la fuerza de las explosiones "sacude las casas". "Si la mina no es el problema, es fácil demostrarlo. Esas mediciones saldrán en los límites, pero no tenemos conocimiento de que se hayan realizado alguna vez en los momentos que nos preocupan", sostiene Celestino Fernández, que se sorprendió al ver que la mina arreglaba el socavón de Solís sin ser su responsabilidad, según el técnico: "Llevo años pidiendo una solución para mí".