El director de la Autoridad Portuaria durante los últimos seis años, el vigués Rubén Marín Gallego, apeló al buen humor para expresar su percepción de la institución en el momento de despedirse de la misma con motivo de su incorporación al Puerto de Valencia como jefe de Explotación: "Al puerto de Avilés le pasa como al amigo feo que siempre hay en toda pandilla: parece condenado a no comerse un rosco pero luego, por su simpatía u otras cualidades ajenas a la belleza, acaba siendo el que más liga". Una comparación que, ya en serio, encierra alguna que otra clave de la buena marcha del puerto local: "Tiene muy cerca a un gran competidor como es el puerto de Gijón, carece de espacio físico para crecer, sufre limitaciones de calado y acceso en condiciones meteorológicas adversas... y, sin embargo, los clientes lo eligen gustosos. Pienso que lo que hay detrás de esto es trabajo bien hecho y la disposición a dar un buen servicio y soluciones a los usuarios de los muelles".

Rubén Marín, al que ayer la comunidad portuaria agasajó en una comida montada a modo de despedida, aseguró estar "abrumado" por las muestras de cariño recibidas en las últimas horas y las elogiosas palabras que le dedicaron con motivo de su traslado laboral a la ciudad del Turia. Entre otras, las del presidente de la Autoridad Portuaria, Santiago Rodríguez Vega: "Rubén Marín comprendió pronto las peculiaridades industriales del puerto de Avilés y se convirtió en cómplice de las mismas, involucrándose con sinceridad y entusiasmo". Rodríguez Vega también destacó la "flexibilidad" de Rubén Marín para proporcionar soluciones y destacó tanto su "capacidad de empatía con compañeros y clientes" como su "solvencia técnica" y "nobleza personal".

El presidente portuario repasó los logros del director, no sin destacar que hubieran sido imposible sin "trabajo en equipo". Ahí salieron a relucir el plan de mejora ambiental de los muelles, el proceso en marcha para aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías digitales o el remate de la segunda fase de la ampliación de los muelles de Valliniello.

El aludido expresó su agradecimiento al consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Avilés "por la confianza y el respaldo" y personificó esa gratitud en Santiago Rodríguez Vega, de quien dijo que le ha devuelto "la fe en la clase política". Los parabienes se extendieron a los organismos avilesinos con los que entabló contactos profesionales, como la Cámara de Comercio, entre otros, y al conjunto de la ciudad, con la que dijo que tendrá una "deuda eterna". Para quienes han sido sus compañeros de trabajo en el puerto dejó una mensaje: "Recordad que no somos un fin en nosotros mismos, sino un medio para facilitar las cosas a otros". Incluso de los momentos agridulces, Marín hizo borrón y cuenta nueva: los pleitos con el comité de empresa al poco de llegar a Avilés, el litigio ganado a la constructora de los muelles de Valliniello con una demanda de 11 millones de euros por medio, las denuncias de las organizaciones ecologistas por episodios contaminantes...

A la despedida, ayer, de Rubén Marín acudió una amplia representación de la plantilla portuaria, la alcaldesa Mariví Monteserín y su antecesora, Pilar Varela; el presidente de la Cámara, Luis Noguera, y el representante de este organismo en el Puerto, Francisco Menéndez; el gerente de la rula, Ramón Álvarez; el presidente y el director de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido y José Luis Barettino, respectivamente; y varios representantes del tejido industrial de la comarca.

Marín se lleva de recuerdo para Valencia una metopa conmemorativa de su paso por el puerto avilesino, un pin de la Cámara, un cuadro de la ría obra de Itziar Sánchez, una memoria USB cargada con fotos de la ciudad, una lámina del Niemeyer