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Cuando Galo Ramos regresó a Mauthausen

El fotógrafo y editor Nardo Villaboy reivindica al avilesino que sobrevivió a las torturas de los nazis en el campo de los españoles

Galo Ramos, sentado en la "Escalera de la Muerte". NARDO VILLABOY

"Muchas veces quisiera tener tanta memoria". Estas palabras resuenan todavía en el cerebro del editor y fotógrafo avilesino Nardo Villaboy, que en 2002 publicó "Sobrevivir al infierno", las memorias de Galo Ramos Barril, avilesino preso y torturado en el campo de Mauthausen, en Austria, durante la II Guerra Mundial, bajo el imperio de los nazis.

El pasado 27 de enero se conmemoró el septuagésimo quinto aniversario de la liberación por las tropas del Ejército Rojo del complejo de campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Por eso, la ONU elevó esa jornada a Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto. "Estuvo el rey en Auschwitz, pero los españoles estuvieron presos en Mauthausen. Galo siempre recordaba la cifra: 7.000 españoles. Él entre ellos", cuenta Villaboy. Los americanos entraron en la fábrica de muerte austríaca el 5 de mayo de 1945.

Ramos estuvo encerrado en Mauthausen cinco terribles años. Había logrado escapar de la represión franquista saliendo, siendo un guaje, a Francia. Hubo paz, pero duró poco. Los nazis apresaron a los españoles y preguntaron por ellos a las autoridades nacionales. No hay españoles fuera de España. Y Galo Ramos y otros siete mil y pico cruzaron las verjas del campo de tortura con el triángulo de los apátridas cosido en el pecho. "En este país tienen que saber que murieron más de siete mil republicanos españoles en Mauthausen", transcribió el propio Villaboy en el epílogo de las memorias de Ramos, el libro que dio forma a esos recuerdos clavados en la memoria de un avilesino amarrado a los peores años del siglo XX.

Villaboy y Galo Ramos viajaron juntos a Mauthausen en junio de 2001. Hicieron el viaje en coche: cruzaron Francia y Alemania para llegar a Austria. "Allí estuvimos sólo un par de días", cuenta Villaboy, que fue el inductor de un viaje de regreso a la muerte. "Todo había empezado en Oviedo. Luis del Olmo quiso entrevistarlo. A mí me tocó hacer el reportaje del programa en directo. Ramos iba a regresar a Avilés en un taxi que le ponían los de Onda Cero. Dijo que no, que volvía conmigo en coche", apunta el fotógrafo. Ramos y Villaboy se conocían de muy atrás: los vínculos republicanos de sus correspondientes familias les había unido.

En el viaje de vuelta a Avilés, en la "Y", Galo Ramos le contó al fotógrafo que había escrito sus memorias, que las tenía terminadas, que quería publicarlas, que quería contar qué pasó en aquellos años de su juventud para que un médico sanguinario le extrajera las tiroides en vivo con el fin de saber qué pasaba. Villaboy tomó nota de la propuesta de Galo. "Pero me parecía que necesitaba completarla con una vuelta al campo en el que había sufrido cincuenta y tantos años atrás".

Después de dos días por carretera, después de dos días de historias sin cuento (cómo levantaron la escalera de la muerte) "llegamos a la puerta. El portero nos ofreció un folleto para que conociéramos qué había sucedido allí. Le dije que no lo necesitábamos, que mi amigo se había hospedado en ese 'hotel' durante cinco años. El portero se quedó frío, nos pidió que esperáramos. Llamó al director. Nos acompañó un rato en la visita, pero le pedimos que dejara a Galo con su memoria". Que fue una pesadilla.

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