La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CARLOS GALÁN | EXDIRECTOR DEL CONSERVATORIO DE AVILÉS, REGRESA A MADRID EL DÍA 1 DE SEPTIEMBRE

"Lo que más pena me da es no haber podido completar mi proyecto educativo"

"Una parte de los grupos de la oposición ha mostrado, a veces, un marcado grado de desconocimiento de lo que es el sistema educativo"

Carlos Galán, esta semana, en Bances Candamo. R. SOLÍS

Carlos Galán (Avilés, 1982) es profesor de Piano en el Conservatorio Adolfo Salazar de Madrid, puesto al que se incorpora este próximo septiembre después de haber dirigido durante cuatro años el Conservatorio de Avilés. Su marcha es consecuencia de la destitución ordenada por la presidenta de la Fundación de Cultura de Avilés, la concejala Yolanda Alonso, y ésta, a su vez, es fruto de una sarta de pleitos promovidos y ganados por la Unión de Sindicatos Independientes del Principado de Asturias (Usipa). Galán conversa con LA NUEVA ESPAÑA en una terraza de un bar de Sabugo.

- ¿Qué tal estos cuatro años en el Conservatorio de Avilés?

-Bien por momentos. Y mal por otros.

- ¿Se va a gusto, a disgusto, liberado, cabreado?

-Creo que siento liberación. Ha habido momentos buenos, pero en general siempre hubo zancadillas. Cada pocos meses. Cuando parecía que las cosas iban un poco mejor, surgía otro problema, otra piedra en el camino.

- Y esas zancadillas, ¿las esperó en algún momento?

-Al principio por supuesto que no. Una vez que empezaron ya entendí de dónde venían, así que dejaron de sorprenderme.

- Vamos al principio de todo. ¿Qué pasó para que fuera usted director del Conservatorio?

-La concejala de Cultura, Yolanda Alonso, me llamó en el verano de 2016. Antes habían tenido una sentencia desfavorable para la anterior directora, Raquel García. No era funcionaria y, por tanto, no podía continuar en el puesto de dirección. Así que tenían que buscar un funcionario de carrera que pudiera venir a Avilés en comisión de servicios. Y yo cumplía esos requisitos.

- ¿Le dijeron que dirigiría el centro de manera temporal?

-Sí. Desde el principio.

- ¿Por qué?

-Porque la anterior directora había puesto un recurso y podía salir favorable hacia ella. Pero, mientras tanto, el centro debía tener un director. No sabía si unos meses o más tiempo. Entonces, yo vine con la intención de estar un curso.

- ¿Por qué aceptó?

-Tuve muy pocos días para responder. Había tenido una reunión con la concejala y con el anterior jefe del servicio de Cultura en la que me explicaron la necesidad y la urgencia... Como era "mi Conservatorio" y sabía los problemas que había porque yo también tenía contacto con antiguos profesores míos... acepté.

- ¿Qué le habían comentado esos antiguos profesores suyos?

-Que era muy difícil trabajar en el centro porque había un clima...

- ¿Enrarecido?

-Eso es. Bueno, así que tuve muy pocos días para pensarlo: lo consulté con mucha gente... Me dije: "Si es algo temporal..." Porque yo estaba muy a gusto en Madrid: llevaba allí ocho años trabajando. Vine aquí con esa urgencia. Una vez que estuve aquí y salió el concurso de director, decidí presentarme porque pensaba que las cosas estaban funcionando y que necesitaba tiempo para desarrollar el proyecto educativo.

- ¿Y la primera zancadilla fue que la anterior directora no le dejó entrar al despacho que le habían asignado?

-Fue el primer día: el 1 de septiembre de 2016.

- ¿Qué sintió ante semejante recepción?

-Me di cuenta de que este trabajo que iniciaba no iba a ser fácil. Fue una sorpresa máxima. Dices: "¿Pero esto qué es?" No había ninguna causa para esa bienvenida. Me habían nombrado a fecha de día 1 de septiembre, yo era el director ese día, yo tenía que empezar a trabajar y lo que me encuentro es que otra persona, cesada, me impedía cumplir con mis obligaciones. Fue una situación difícil. Nos reunimos con el equipo directivo anterior, con la concejala, les ofrecimos ser parte del nuevo equipo directivo y dijeron que no, que no aceptaban. Ahí es donde te das cuenta de hasta qué punto estaba enrarecido el clima laboral.

- ¿Y todo esto, ¿qué ha sido? ¿Una venganza o una pelea sindical?

-Después de analizarlo desde dentro esto creo que fue "un no me quiero ir" por parte de Raquel García y, para ello, ha emprendido una lucha para que caiga la concejala de Cultura y yo también. Todo así durante cuatro años. Con apoyo de un sindicato y también de varios "opinadores", algunos de los cuales están muy lejos y conocen poco la realidad de lo que opinan. Y, también, parte de la oposición.

- ¿Sintió alguna vez que era un irregular?

-Yo tenía cada año una autorización del director general de Recursos Humanos de la Comunidad de Madrid que me permitía estar en comisión de servicios. Es decir, sí tenía permiso de mis jefes, no tenía que pedir permiso a nadie más.

- Usted ha sido argumento para el "pim pam pum" en muchos plenos.

-Que un centro educativo como el nuestro haya sido objeto de los políticos de la manera en que lo ha sido me parece insólito. Parte de la oposición ha mostrado, a veces, un grado de desconocimiento de lo que es el sistema educativo bastante marcado. Imagino que lo hayan hecho cada uno de los grupos creyendo en lo que hacían e intentando hacer lo mejor para Avilés, porque lo contrario sería muy grave. En todo caso, he notado un cambio de esta nueva corporación respecto a la anterior: algún grupo que antes apoyaba el Conservatorio ahora está más en contra de lo que hace. Me ha sorprendido mucho que hablasen tanto de mí durante tanto tiempo y nunca hablasen conmigo. Hay portavoces con quienes nunca he cruzado una palabra. A los que me han llamado y me han preguntado, les doy las gracias.

- ¿Ha podido realizar su proyecto educativo?

-Se valora cada año y a finales de este curso pasado estábamos al 80 por ciento de conseguir lo que habíamos planteado. Este proyecto lo presenté cuando gané el concurso de dirección y era para cuatro años. Así que me quedaría uno para completarlo. Lo más importante que falta es la implantación de la asignatura de Canto. Tenemos la autorización de la Consejería de Educación y habíamos iniciado las pruebas para seleccionar al profesor. Este era uno de los puntos fuertes del proyecto. Esto imagino que se reanudará cuando sea posible. La idea era empezar el próximo curso, pero no va a poder ser: se paralizó todo en marzo y también el proceso selectivo.

- ¿Y esto cómo lo digiere?

-Esto es lo que más pena me da: estábamos a punto de completar el proyecto, pero no va a poder ser. Pensé que iba a estar otro año más: el concurso que gané y que fue validado por dos sentencias era de cuatro años. Y me falta uno todavía.

- Empezó con un claustro dividido. ¿Lo sigue estando?

-No. Ahora el ambiente es muy bueno, de verdad. Cuando me destituyeron como director recibí mensajes de todos los profesores. Bueno, de casi todos. Con muy buenas palabras y dándome las gracias por haber conseguido mejorar el clima interna, una de las tareas que me había encomendado la concejala de Cultura cuando llegué. El gran problema era el claustro dividido y había que cohesionarlo y pacificarlo. Otro empeño de Yolanda Alonso era sacar el Conservatorio a la calle y lo hemos hecho entre los dos. Ella siempre ha estado apoyando y velando por el interés de los alumnos, básicamente.

- Aparte de los ataques sindicales en el frente judicial, una profesora le acusó - sin fundamento como quedó probado - de haber practicado acoso laboral.

-Una profesora de Piano [Itziar Aguirre]. Fue una gran sorpresa porque ella había pedido una serie de cuestiones: estar en un aula en planta baja... Se le concedió a principio de curso todo lo que quiso y, después, me encuentro con que me demanda. Y esa demanda, al final, quedó sin fundamento en los tribunales y no prosperó.

- Coincidió que la denuncia venía de una integrante del equipo directivo de la anterior directora.

-Sí. Y parece ser que también pertenece al mismo sindicato, porque en alguna ocasión dijo que era la delegada.

- ¿Y cómo se pasa lo de estar en el punto de mira de un sindicato?

-El problema es que no pertenezco a ese sindicato. Durante años dijeron que no era nada relacionado con Raquel García.

- Ya no es director y, sin embargo, es jefe de servicio.

-Podría continuar, pero me marcho la semana que viene. Retomo el puesto que tenía antes. Me recibieron muy bien allí: ya hablé con el centro, con la dirección y, bueno, están contentos y yo tengo ganas de volver a la tranquilidad que tenía anteriormente y a hacer proyectos que tenía en mente como pianista, que es algo que estos años tuve apartado porque la gestión te come todo el tiempo. He tocado, pero poco y ahora quiero grabar y hacer conciertos.

- ¿La jefatura de servicio fue un montaje para mantenerle en el puesto?

-Creo que fue una solución: a eso se ha dedicado el Ayuntamiento, a encontrar una solución al problema según iban saliendo las sentencias. Hay un problema con la normativa porque no hay una específica para conservatorios y nos organizamos con una de institutos y, ciertamente, no es lo mismo.

Compartir el artículo

stats