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Música para silenciar el virus

El Conservatorio Julián Orbón inicia el curso con 217 alumnos, nuevo equipo directivo y un protocolo anticovid que ha obligado a trasladar clases fuera de las sedes habituales

Wolfgang Baranda, profesor de Alemán, ayer, con dos alumnas. D. ALONSO

El curso más exigente ha pillado al conservatorio "Julián Orbón" de Avilés con el pie cambiado en materia directiva, con un director destituido por imperativo judicial -Carlos Galán- apurando su despedida del centro y otro recién nombrado con carácter interino -Jorge Díaz Seijo- haciendo un aterrizaje forzoso en un entorno educativo que ha tenido que adaptarse en tiempo récord a las exigencias sanitarias derivadas de la epidemia de covid-19.

El mes de septiembre fue de actividad frenética en el palacio de Balsera, sede del Conservatorio: se hicieron las pruebas de acceso de nuevo alumnos, se tramitaron las matriculaciones -un total de 217, en línea con el curso pasado-, se definieron las funciones del plantel de profesores y se planificó la programación de clases del nuevo curso. Hasta aquí, nada diferente a otros años. La gran novedad vino dada por la necesidad de adaptar la docencia a la seguridad sanitaria que aconseja el estado de epidemia.

"La Consejería de Educación nos mandó un documento con las directrices básicas y a partir de ahí tuvimos que ir desgranando cada apartado adaptándolo a nuestras peculiaridades como centro musical. Nos fue de mucha ayuda el asesoramiento que recibimos del servicio de prevención de riesgos laborales del Ayuntamiento de Avilés, al que estamos muy agradecidos", comenta la nueva secretaria de la institución musical, Alma González Monzón, quien tampoco se olvida de la ayuda altruista y extraoficial que prestaron al centro algunos sanitarios. Y es que la lucha contra el covid hace extraños compañeros de viaje.

La pianista Alma González Monzón es una de las caras nuevas en el equipo directivo del "Julián Orbón", una condición que comparte con Jorge Díaz Seijo, el director interino. Como adelantó este periódico, la batuta de la jefatura de estudios la llevará Marcos Malnero Varela y completan el grupo los siguientes jefes de departamento: Nancy Quintans de la Prida (cuerda), Javier Rubio Pérez (viento y percusión), Ana María Fernández Pico (tecla), Judit Busquets Díez (asignaturas teóricas), Sara Chordá Sanz (actividades y promoción) e Iván Cuervo (agrupaciones corales e instrumentales).

Los resultados del protocolo anticovid del "Julián Orbón" son perceptibles nada más cruzar el umbral de la puerta que da acceso al centro: un felpudo recibe al visitante con una generosa dosis de líquido desinfectante para limpiar las suelas de los zapatos. "En virtud del itinerario seguro trazado, la entrada se hará exclusivamente por la puerta principal (la de la calle Julia de la Riva) y la salida, por la puerta que da al patio lateral", explica la secretaria del conservatorio.

El suelo del palacio de Balsera está plagado de flechas que indican las rutas a seguir para llegar a la aulas y que garantizan, salvo en las estrechas escaleras del segundo piso, que dos personas no se crucen de frente. "En ese cuello de botella donde no se pudieron definir dos itinerarios hemos puesto una señal dando la preferencia a quienes suben; es decir, los que bajan deben ceder el paso", apunta Alma González.

Todas las clases tienen dispensadores de gel hidroalcohólico, los pupitres han sido separados a metro y medio y se han vaciado las aulas de todo el mobiliario que no sean imprescindible. Los alumnos serán instruidos para desinfectar el pupitre que hayan ocupado al término de la clase, se realizarán ciclos de ventilación de diez minutos cada hora de docencia, las mascarillas serán obligatorias durante las clases y todos los instrumentos deben estar personalizados y periódicamente desinfectados. También los pianos del conservatorio serán limpiados con virucidas entre cada sesión de uso.

La peculiaridad de las enseñanzas de instrumentos de viento ha obligado a hacer excepciones, pero no por ello a bajar la guardia con respecto al covid-19. "Para tocar, los alumnos, lógicamente, podrán quitarse las mascarillas; en previsión de ello, las distancias físicas se han ampliado a dos metros y los profesores llevarán, además de mascarilla, pantalla de protección facial", remarca la secretaria.

Otra novedad afecta a los ensayos de coro, banda y orquesta. Al no disponer el conservatorio de locales lo bastante grandes como para garantizar las distancias entre músicos, la banda y la orquesta ensayarán en el auditorio de la Casa de Cultura y el coro, en la Factoría Cultural.

Con semejante batería de medidas, la dirección del "Julián Orbón" confía en que el curso se desarrolle con seguridad y que tras los lógicos días de aclimatación a tantas novedades lo importante no sea el ruido de fondo sino cómo suena la música.

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