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Antonio Punzón, investigador del IEO: “El calentamiento del agua ha ocasionado que la migración de la xarda se adelante casi un mes”

“Uno de los riesgos de que cambie la composición de especies es que caigamos en la sobrepesca de las nuevas que llegan”

Antonio Punzón Ángel González

Antonio Punzón Merino (Madrid, 1966) es doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid e investigador titular del Instituto Oceanográfico (IEO) desde el año 2009 y tiene su sede en Santander, Cantabria. Punzón ha participado ya en más de 25 campañas oceanográficas de investigación, en nueve de las cuales ha sido el responsable científico. Es además uno de los mejores conocedores del sistema de cañones de Avilés y autor de infinidad de trabajos, entre ellos uno de reciente firma publicado en la revista “Ecological Indicators” que relaciona los cambios en la distribución de las comunidades de peces de fondo con la temperatura del agua.

–Los peces de aguas cálidas ganan terreno en el Cantábrico. ¿Qué especies, en concreto, están desplazando a las de aguas frías?

–No hablamos de especies que vengan de fuera, de hecho nuestro estudio no se centra en ese tipo de especies más tropicales, aunque las hay. Hacemos alusión a que especies como el salmonete, el san pedro o el san martín, por citar algunas y todas ellas de aguas templadas, antes estaban más pegadas a la costa o la zona de plataforma y, cada vez más, van ocupando espacio en zonas de aguas más frías y profundas donde estaba la barbada o alocha que llamamos aquí en el Cantábrico.

–¿Qué repercusiones puede tener para la pesca este cambio de distribución de las especies asociado al calentamiento del agua?

–De entrada, puede pasar que se incorporen especies nuevas que vengan de otras zonas. Uno de los riesgos que hay, en este caso, es que una de esas nuevas especies tenga algo interés económico y se comience a explotar la actividad pesquera: si no hay una regulación, y normalmente no la hay porque los sistemas no están preparados para estas especies, se puede caer en una sobrepesca. Puede ocurrir también que cambie la composición de las especies; es decir, que especies que antes no eran muy abundantes ahora aumenten y, como consecuencia, caiga los precios. De ser así, las pesquerías destinadas a estas especies puede ser que no sean tan rentables. De nuevo es importante una regulación. Se puede dar también el caso, como hemos detectado con la xarda (caballa), de que la migración se adelante cada vez más en el tiempo, en el caso de esta especie casi un mes. Esto puede alterar cambios en el comportamiento de la flota, que ahora sale de marzo a mayor aproximadamente a la xarda, y que la regulación actual no sea efectiva y se tenga que adaptar a cuando está la caballa aquí.

–¿Puede el calentamiento global dejarnos sin peces?

–Es una muy buena pregunta, y no tiene respuesta. Probablemente nos deje otros recursos con una estructura y unas características distintas. Sí es verdad que puede cambiar sustancialmente la estructura de nuestra pesquería. A día de hoy esto no es previsible aquí, pero puedo poner un ejemplo de Irlanda o países más fríos que el nuestro: allí tenían una estructura más sencilla, no había tanta diversidad de especies, y sus pesquerías se concentraba en tres o cuatro especies objetivo. Como se están calentando las aguas, especies de aguas más templadas están colonizando esas aguas y sus pesquerías cada vez son más variadas, cada vez más parecidas a las nuestras. Entonces la pregunta es hacia qué tipo de ecosistema vamos y qué tipo de pesquería podemos desarrollar en ese ecosistema, es la parte de adaptación y mitigación. En resumen, no tenemos muy claras las consecuencias del calentamiento. Una de las cosas que puede pasar es que la temperatura del agua suba tanto que haya pocas especies capaces de sobrevivir en ese ambiente o igual tendemos a una pesquería más parecida al Trópico, con muchas especies pero poca abundancia. Hay que estar atentos.

–¿Este es el comienzo de lo que está por venir si no ponemos freno al cambio climático?

–Claro. Lo estamos viendo a diario. Los eventos atmosféricos son cada vez más extremos, eso es una evidencia científica. Y después entramos en escenarios de alta incertidumbre como lo que estoy contando, de que no sabemos hacia donde vamos, y la incertidumbre solo lleva a inseguridad económica, de suministro de alimentos… Vamos a escenarios que no son previsibles, nada más trabajamos con modelos y estos modelos se cambian a escenarios cada vez peores. Los modelos que antes eran deseables ahora los tenemos descartados porque la previsión es que aumente más la temperatura. Y las soluciones cada vez serán más radicales, como con una infección: al principio son suficientes los antibióticos pero después, para que no se infecte el resto del cuerpo, hay que cortar el brazo.

–¿Cuánto ha aumentado la temperatura del agua desde que constan registros?

–Es difícil decirlo, pero nuestra zona, de acuerdo a los trabajos publicados por nuestros compañeros oceanógrafos, ha aumentado entre 0,8 y 1 grado en el Golfo de Vizcaya. El ejemplo que yo pongo para que se entienda pasa porque el lector, en este caso, se imagine cuánto le costaría calentar un vaso de agua en el microondas y cuánto le costaría calentar en ese fuego una bañera de agua: imaginemos lo que cuesta subir un grado de temperatura el agua del mar, es brutal. De todas formas el calentamiento no siempre conlleva el calentamiento de agua: en algunos sitios lleva bajadas de temperatura. En el Báltico si se deshacen los glaciares esa agua fría y dulce va a parar al agua del mar y se produce una bajada de temperatura y de la salinidad. Entonces no hay que pensar en el calentamiento global como una cosa que eleva la temperatura, hay que entenderlo más como efectos muy violentos y escenarios poco predecibles. Ahora mismo una consecuencia del cambio climático está relacionada con la bolsa de aire frío en Texas. Tenemos que ver el efecto del calentamiento global con una visión más amplia.

–De vuelta a “casa”, al sistema de cañones de Avilés, ¿continúan adelante los planes de gestión y protección?

–El cañón de Avilés es una zona muy interesante, como todo el Cantábrico. En concreto el cañón conecta desde zonas muy litorales a grandes profundidades, tradicionalmente es una zona muy relacionada con la sociedad por el sector pesquero…Dicho esto, este sistema de cañones es, para mí, un centro experimental de cómo se puede explotar de forma sostenible unos recursos con un respeto ambiental. Creo que por la proximidad a la costa y porque ha sido una zona explotada tradicionalmente y por el valor ambiental es una zona esencial de investigación y creo que vamos a aprender todos mucho y todos vamos a salir ganando. Es una zona de aprendizaje.

–¿En qué fase está la investigación?

–Ahora mismo estamos terminando los estudios, evaluando las actividades pesqueras que hay en la zona y los posibles impactos. También estamos mirando qué tipo de hábitats son susceptibles de ser protegidos para después pasar al Plan de gestión que haremos con la participación del sector pesquero. Quiero destacar que las áreas marinas protegidas no son áreas de exclusión: en Asturias hasta cierto punto es comprensible que se crea así por el Cachucho, pero nada más alejado de la realidad. Aquí continuará la actividad pesquera, se tendrá en cuenta cómo trabajan… Hemos gastado cantidades ingentes de dinero para ver qué impacto hay, cómo lo habrá… Entonces lo que se haga se hará evaluando también la actividad pesquera.

–¿Compensa proteger un área como el cañón?

–Precisamente estamos haciendo un estudio que esperamos terminar en 2022 para saber qué beneficios tienen realmente estas áreas marinas protegidas en la actividad pesquera; es decir, queremos analizar si hay una mejora económica en el sector pesquero cuando estas áreas marinas protegidas se llevan a cabo. A veces es difícil que ellos y nosotros tengamos la percepción de este cambio, y por eso nos hacemos estas preguntas a nivel internacional y en el caso concreto del Cachucho y del Cañón de Avilés. Entonces queremos hacer estas preguntas para explicarle a los pescadores, a la comunidad autónoma y a la ciencia qué beneficios, qué perdidas o si hay que gestionarlo de otra forma. La idea es hacer este tipo de aproximaciones.

–¿Qué relación tienen los investigadores del Oceanográfico con el sector pesquero asturiano?

–Normalmente caemos en la tentación de que no colaboran y no es cierto: sin ellos esto no sale adelante. Ahora daremos los resultados a lo largo de 2021 y sin ellos no se podría hacer, de ahí mi agradecimiento.

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