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Director teatral de “La senda que deja el aire”, que se estrena mañana en el Palacio Valdés

Jorge Moreno: “Estrenar es casi como volver a caminar después de un accidente grave”

“La función servirá para demostrarnos que todavía tenemos el veneno del teatro dentro y que no estamos oxidados”

Jorge Moreno posa ante el teatro Palacio Valdés, en una imagen de archivo.

Jorge Moreno es el director del próximo estreno absoluto del Palacio Valdés, “La senda que deja el aire” con la compañía “El Desván de los deseos”. Será mañana, miércoles, a partir de las 19.15 horas. La representación teatral forma parte del ciclo “Hecho en Asturias”. La conversación es telefónica.

–¿Cómo lleva la pandemia un hombre del teatro?

–Es un argumento tremendo, cualquier cosa que hagamos con argumentos apocalípticos a partir de ahora resultará inverosímil. Tendremos que apostar por lo contrario, por obras apegadas a la realidad.

–Estrena el miércoles, me imagino que tendrá más ganas que otras veces teniendo en cuenta la crisis sanitaria...

–Es casi como volver a caminar después de un accidente grave. Teníamos la sensación de no volver a pisar los escenarios; aunque sea estrenar con restricciones, estrenamos. La última función antes del virus fue en marzo, hace un año, y en octubre, hubo alguna más.

–¿Es como estrenar dos veces?

–Es demostrarte que todavía tenemos el veneno del teatro dentro y que no estamos oxidados. Es como si fueron exiliados de nuestra propia profesión, como también le ocurrió a otros sectores. Los actores somos seres inseguros y teníamos la sensación de haber perdido facultades.

–¿Cómo han sido los ensayos?

–Aplicando las medidas sanitarias. De hecho hay dos actrices ensayando sin quitarse la mascarilla, estoy esperando para poder ver la obra sin mascarillas, pero es que no podíamos hacerlo de otra manera, no podíamos abortar el estreno bajo ningún concepto. Y lo más terrible es que nos acostumbramos a esta situación y yo no quiero acostumbrarme.

–“La senda que deja el aire”, habla del igualitarismo... –

Habla de una época, es una reflexión literaria apegada al día a día, es una visión del mundo del siglo XIX, del romanticismo y no habla de la situación de la mujer sino de cómo veían las mujeres el entorno, qué palpaban en el ambiente de aquella época.

–Plantea, entonces, un viaje en el tiempo.

–Sí es un viaje en el tiempo, un viaje literario. La persona que conozca a Jane Eyre va a disfrutar y la persona que no tenga ni idea puede seguir la parte más del romanticismo y va a disfrutar. Es una obra exigente con el espectador y también generosa. Es incluso hasta fantasmal, fue lo primero que me sugirió cuando leí el texto por primera vez, lo que decía a las actrices era: “Vamos a transformarnos en el polvo que cubre los muebles de una casa abandonada”.

–Hábleme de los personajes de la obra.

–Hay dos, una crecida en una familia aristocrática y Jean Eyre, en el lado opuesto: tiene que bregar con ser una criada y maestra de niños que asciende de clase social con el matrimonio. Es un reflejo absoluto del romanticismo. La primera, la aristocrática, es un personaje que está en un mundo que cambia y no es capaz de comprender.

–¿El argumento de “La senda que deja el aire” es aplicable a la actualidad?

–Valdría para hace 500 años, para hace 200 y para ser interpretada por dos hombres de esas capas sociales y también para dos soldados del frente ruso; eso sí, sin tener en cuenta el poso literario que tiene. La obra tiene una duración de una hora y veinte minutos y tiene un fin, que el público se olvide de todo lo que hay fuera, que se sumerja en el drama.

–Pero un drama diferente a la pandemia, que ayudará a despejar la mente.

–Eso es.

–Vuelve otra vez al teatro Palacio Valdés, ¿qué le sugiere este odeón?

–Lo tiene todo, más que un teatro yo diría que es un punto de encuentro. Estrené varias veces, vine como espectador, tiene el Lord Byron al lado, es como volver a reencontrarnos con el teatro, es mi casa. Ver a los técnicos otra vez es como reencontrarte con familiares que hace tiempo que no ves.

–La pandemia y sus restricciones impidieron la celebración del centenario del teatro como estaba previsto.

–Es una pena, la pandemia también afectó al centenario de Beethoven (el 250º aniversario de su nacimiento). El Palacio Valdés debería tener un día al año para celebrar.

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